Una propuesta para que el municipio y los vecinos se involucren en las decisiones sobre seguridad pública.
Por Guillermo Jerez (*)
La seguridad es un derecho, el problema es la inseguridad: uno de los desafíos más importantes en los días que corren, sobre todo en las grandes ciudades, en sociedades desiguales. Su complejidad hace que los abordajes rápidos, espasmódicos, parciales, nunca terminen por aportar soluciones al problema. Lo cierto es que en momentos en donde la “calle se calienta”, la ciudad se vuelve un campo de batalla antes que un espacio de convivencia. Eso es lo que sucede hoy en la mayoría de los barrios de la ciudad de Santa Fe.
El “problema de la inseguridad” –como sostiene el criminólogo Esteban Rodríguez Alzueta– obedece al desdoblamiento que se dio en las últimas décadas en nuestro país entre el delito y el miedo al delito. Esa distinción es clave si queremos encontrar soluciones de fondo. Esa es la raíz de las respuestas extraviadas e impotentes que generalmente da la política.
Puesto que, desde la emergencia de la inseguridad como uno de los problemas públicos más acuciantes, se duplican los planos de intervención, la política tiene que brindar respuestas sobre el delito y también sobre el miedo al delito, no solo tiene que enfrentar las transgresiones complejas, sino por la angustia y la ansiedad que estas generan.
Porque la sensación no es una ficción, sino que produce efectos de realidad, que lleva a que los vecinos/as modifiquen la manera de estar en el barrio, de circular por la ciudad. Entonces, se trata de problemas separados, aunque articulables. Los cuales requieren respuestas distintas.
Cuando “los políticos” no pueden, no quieren, o no saben cómo abordar el problema del delito, se presentarán como campeones en la gestión del miedo al delito. Esas son las respuestas que hoy se pueden observar en parte de la dirigencia local. Las recientes palabras del intendente (Jatón) y algunos funcionarios dan cuenta de esto: “nos vamos a ocupar del tema”, “la problemática de la seguridad no es un tema municipal, pero el intendente decidió tomarlo”. Así como la convocatoria al Consejo de Seguridad Urbana, hablan de una respuesta al miedo al delito antes que de una gestión de prevención del delito.
Los municipios han tomado, en los hechos, un rol protagónico en la gestión de seguridad; esto tiene que ver también con otra arista del problema: por cercanía y proximidad, son el blanco permanente de las demandas y los reclamos de los vecinos/as. A pesar de lo que prescribe la Constitución provincial, los municipios han desarrollado “facultades” sobre este asunto –asumieron responsabilidades de hecho–, como sucedió en la ciudad de Santa Fe.
En ese sentido, nuestra ciudad cuenta –desde el año 1998– con una ordenanza señera que creó el “Programa de Seguridad Urbana Municipal”. Desde entonces, los sucesivos gobiernos locales han desarrollado además otras capacidades para involucrarse en la problemática. Más allá del enfoque y la orientación que cada gestión le imprimió.
Desde Barrio 88 hemos presentado una propuesta –que ha sido mejorada por el aporte de otros concejales y está actualmente en la Comisión de Gobierno– tendiente a actualizar la norma referida, que crea un dispositivo potente bajo la conducción política del intendente, alentando la participación y control ciudadano, vecinal, barrial, comunitario, junto a la Policía.
La propuesta de aggiornamento consiste en que el Consejo Ejecutivo (actual “Consejo de Seguridad”, que desvirtuó su sentido original hasta convertirse en los hechos en un “órgano consultivo”) vuelva a ser un órgano que ejecute. Las Juntas Zonales (que actualmente no funcionan) se conviertan en Mesas Barriales con representantes de la comunidad, los concejales de los distintos bloques y el comisario de la respectiva Seccional, que puedan brindar con periodicidad información y colaborar en el “mapeo del delito”; el equipo interdisciplinario, convertirlo en un Observatorio Municipal de Seguridad sobre delito y violencias (que articule con el observatorio seguridad provincial y brinde la metodología a las mesas barriales); y el Consejo Consultivo, cuyo funcionamiento se asemeja al que hoy tiene el desarticulado “Consejo de Seguridad”, todos los actores provinciales y federales, más las vecinales, el mismo debería reunirse a evaluar el desarrollo del programa.
Este programa debería convertirse en una política de Estado cuyo funcionamiento sostenido en el tiempo desarrollaría las capacidades institucionales para empezar a dar algunas de las respuestas que la ciudadanía espera de la dirigencia política: que vivir con tranquilidad en nuestra ciudad, no sea una utopía.
De aquí surgirían también los diagnósticos para que el gobierno municipal pueda desplegar otras políticas sociales focalizadas sobre distintas poblaciones que aborden consumos problemáticos, oficios para lxs pibxs –sobre todo aquellos que están en situación de calle–, acompañamiento en la reinserción social de las personas liberadas, etc.
En lo inmediato, el municipio debería contribuir al control del delito predatorio sobre la propiedad, el delito al boleo, los arrebatos que se multiplican y no cesan en los barrios de nuestra ciudad. Mayor control sobre las motos sin patentes que circulan por la ciudad. Lo mismo se debería hacer en el control de locales en donde se comercializan los objetos robados, como chacaritas, locales de venta de celulares, etc.
Por otra parte, esperamos que la dirigencia política provincial supere el insoportable nivel de narcisismo, que abjure de tener como rehén a la sociedad santafesina. Que el gobierno provincial, quien detenta las competencias sobre seguridad, asuma su responsabilidad; de igual manera la oposición que gobernó durante 12 años. Para ello es fundamental que emerjan liderazgos que tengan la autoridad moral y la responsabilidad histórica de generar consensos amplios y sólidos entre las fuerzas democráticas y progresistas, para enfrentar el narcotráfico y el crimen organizado. Terminar de una buena vez con el “doble pacto” en la provincia de Santa Fe.
(*) Concejal de la ciudad de Santa Fe por Barrio 88