The Lancet publicó un artículo de un prominente grupo de epidemiólogos ingleses, estadounidenses y australianos con advertencias sobre lo que produce la apertura de las escuelas en la escalada de casos de coronavirus. Cuáles son las recomendaciones que aquí no hay cómo cumplir.
Preocupados por la reapertura de las escuelas en el Reino Unido, que cerró todos los establecimientos entre enero y marzo para enfrentar su segunda ola, un grupo de epidemiólogos, matemáticos y estadistas publicó en The Lancet una carta titulada "La reapertura de escuelas sin una mitigación robusta del Covid 19 es un riesgo para la aceleración de la pandemia". ¿Qué dice la nota publicada en la revista médica internacional que tanto valoramos les argentines? "Sin medidas de mitigación adicionales, los incrementos en las transmisión son probables, esta vez con variantes más infecciosas y posiblemente más virulentas".
Les autores señalan que tienen "serias limitaciones" los artículos que hablan de que no hay riesgos de transmisión comunitaria en las escuelas y que les chiques no padecen tanto la enfermedad. A partir de datos de la Office for National Statistics (el Indec inglés), observan que la evolución de casos en la franja que va de los 2 a los 16 años, con y sin escuelas abiertas, indica que "reabrir las escuelas sin robustas medidas de mitigación problamente lleve a un aumento del número R sobre 1 en casi todos los escenarios". Luego señalan que de acuerdo a modelos de la Universidad de Warwick y el Imperial College de Lonres, al menos 30 mil muertes más por Covid 19 se estiman en esos escenarios de reapetura (recuérdese que el Reino Unido lleva más de 127 mil muertos desde que empezó la pandemia). En Argentina, la Sociedad Argentina de Pedriatría señaló que por encima de 200 casos diarios por millón de personas había un riesgo alto, rojo, en la reapertura de escuelas. En los últimos días, en la Ciudad de Buenos Aires esa cifra está por encima mil casos cada millón de habitantes. Rojo oscuro, como el luto.
"Sin bien el Covid 19 raramente produce una enfermedad severa en les niñes", reconocen les autores. Sin embargo, entre quienes sí se enferman "13% de les niñes entre 2 y 10 años y 15% de los que tienen entre 12 y 16 tienen al menos un síntoma persistente cinco semanas después de haber dado positivo". Señalan los especialistas que dejar circular el virus entre les niñes es un riesgo para las familias, que puede derivar en nuevos encierros que priven a les niñes de la educación y la interacción social, y que se vuelve un terreno fértil para la aparición de nuevas variantes, cosa que ya sucedió en el Reino Unido, agregamos.
Luego enlistan una serie larga de recomendaciones, la mayoría también prescriptas en Argentina, con excepciones muy importantes que aquí enumeramos por la dificultad decisiva que implica para nosotros su aplicación:
• Mantener las burbujas de transporte constantes
Sólo posible abriendo un sistema de transporte paralelo para escolares y personal
• Evitar el apretujamiento (por ejemplo, en las puertas de las escuelas)
Para eso hay que atar a los padres
• Reducir la movilidad entre las burbujas
• Disponer de mayor personal para recudir las burbujas
Van las dos juntas porque, para empezar, cada burbuja debería tener un docente único o al menos docentes que no alternen entre seis, siete u ocho burbujas para hacerse un puchero.
• Usar monitores de dióxido de carbono
• Instalar filtros de aires de alta eficiencia
Dos medidas que sólo se aplicaron en algunas escuelas de la provincia de Buenos Aires