Rodrigo Rojas Vade, activista independiente electo convencional constituyente por La Lista del Pueblo dialogó con Pausa acerca de la Reforma Constitucional chilena, en un clima álgido y de protesta por la liberación de los presos políticos y el respeto a los derechos humanos.
El pasado 15 y 16 de mayo, Chile eligió las 155 personas que conformarán la Convención Constituyente que reformará su Carta Magna. Se trata de un momento bisagra en la historia chilena: la necesidad de una nueva Constitución nació en el marco de las protestas de octubre de 2019. De esta manera, el país camina hacia un cambio estructural que busca sepultar el legado neoliberal que dejó la dictadura de Augusto Pinochet.
El gran perdedor de los comicios fue Sebastián Piñera: su lista de coalición, Vamos Chile, solo obtuvo 37 bancas, lejos del tercio que necesitaba para tener poder de veto. Quienes sí salieron favorecidos fueron los grupos independientes: obtuvieron 48 escaños. De ese total, 26 corresponden a la Lista del Pueblo, una organización de activistas no partidarios, gestada al calor de la revuelta popular de 2019.
Pausa entrevistó a Rodrigo Rojas Vade, integrante del espacio y convencional electo por el Distrito 13. El entrevistado tiene 37 años: el promedio de edad de la Convención es 45. Vive en El Tránsito, sector rural de la comunidad de Melipilla, a unos 40 minutos de Santiago. "Hay muchas realidades de Chile que hoy no están representadas, como el mundo rural. La diversidad de la Lista es nuestro rasgo diferenciador: levantar todas las voces que nunca han sido escuchadas", enfatiza. "Nacemos como una oportunidad de democratizar la política y generar esta participación que fue la que todos los partidos políticos no estuvieron a la altura de realizar y mantener", afirma.
Rojas Vade se sumó a la Lista del Pueblo desde sus orígenes. Al igual que sus compañeros y compañeras, decidió involucrarse en la reforma estructural que requería su país los gases lacrimógenos y las balas policiales. "La estrategia que pensamos fue convocar a todos los actores independientes e intentar organizarlos en una sola lista a nivel nacional", explicó el entrevistado.
La postulación de grupos independientes fue regulada a través de la Ley 21.216, que estableció la posibilidad y las condiciones para que grupos no partidarios participen del proceso. Esa ley, sancionada tras el Plebiscito 2020 que votó a favor de la Reforma Constitucional y de que sus convencionales sean electos por el voto popular, estableció además la conformación paritaria de la Convención en términos de género y que 17 escaños del total sean ocupados por pueblos originarios.
Preso por protestar
El pasado viernes, mientras participaba de una protesta en reclamo de la liberación de los presos políticos, Rojas Vade fue detenido en Santiago. "Fui detenido de forma arbitraria y selectiva, sin provocación alguna. Carabineros dio aviso de que había alteraciones del orden público y es mentira. Yo llegué al lugar de los hechos después de que ellos habían dispersado la manifestación. Quedábamos alrededor de unas 20 personas. Estábamos al inicio del parque de Bustamante, sobre la vereda, sin interrumpir el tránsito. Yo extendí una bandera que decía 'libertad a los presos políticos'. En ese momento se abalanzaron sobre mí Carabineros de Chile", relata.
"Yo creo que vivo en un país en democracia y no corro frente a la represión porque no estábamos cometiendo ningún delito. Cuando los carabineros se abalanzaron de forma selectiva sobre mi y me detuvieron sin que haya habido ninguna provocación. Me arrastraron y me subieron al carro. Mientras iba hacia la constatación de lesiones me di cuenta de que estaba frente a un proceso completamente ilegal e irregular. Ellos mismos en sus radios no tenían idea de por qué me habían detenido y qué tenían que poner en el acta de detención", prosigue.
Según la Coordinadora de Presos Políticos de Chile, hay 284 personas que permanecen detenidas tras las protestas de 2019. El Mapa de Violaciones de Derechos Humanos de Chile rastreó 2520 denuncias a las fuerzas policiales y militares entre octubre de 2019 y marzo de 2020. Se registraron 1730 querellas por apremios ilegítimos, 460 por tortura, 101 por violencia innecesaria y 81 por abusos contra particulares.
Luego de constatar lesiones, Rojas Vade fue ingresado a la comisaría donde no permitieron la entrada de su abogado ni de organismos de derechos humanos. Además, se le negó información a su familia durante casi tres horas. "Finalmente dejaron pasar a mi abogado y a asociaciones de los derechos humanos, quedando en libertad casi cuatro horas después de la detención", dice el convencional. Para él, "esto viene a acrecentar la sensación de falsa democracia en que vivimos en Chile, una democracia selectiva y racista que solo protege los derechos económicos de los grupos poderosos, que no representa el 5% de este país".
"El resto, que somos la clase obrera, que obligó a este gobierno a hablar de una nueva Constitución no tenemos derechos. No se respeta nuestro derecho a la libre protesta", afirma Rojas Vade. "Pero no tengo miedo, vamos a seguir movilizados en el movimiento callejero pidiendo la libertad de los presos políticos", apunta.
Independientes a la Constituyente
La Lista del Pueblo integra actualmente a más de 160 personas. De cara al proceso de Reforma, planean "trabajar en mantener la comunicación bidireccional con los territorios, que son los verdaderos protagonistas de esta Convención Constitucional". "La forma de hacerlo está en estudio, pero a título personal creo que tenemos que ocupar todas las herramientas, tanto tecnológicas como los Cabildos Ciudadanos, que son elementos enriquecedores para tener esta conexión directa tan importante que es lo que necesita la política en Chile", dice Rojas Vade.
—¿Cuáles son las características de La Lista del Pueblo?
—Lo diferenciador es la conexión con las demandas sociales. Es un proyecto que ha nacido desde el pueblo, desde la clase obrera que se organiza para levantar sus demandas. No son figuras impuestas. Creemos que debe ser vinculante la toma de decisiones en el mundo político, que es lo que no hemos venido viendo en los últimos 30 años. Nos planteamos un proyecto de país muy inicial, porque entendemos que somos menos representados y que todo lo que vayamos a defender a esta convención se ha levantado desde los territorios, desde los mismos pobladores y pobladoras. Nos reunimos bajo la necesidad de contar con un Estado plurinacional, ambiental, igualitario, participativo e inclusivo. Es un proyecto horizontal, abierto a la participación ciudadana y eso es lo que vamos a defender.
—¿Por qué independientes? ¿Qué implica esto respecto a los partidos políticos tradicionales?
—La necesidad de la independencia surge de la decepción que toda la ciudadanía tiene con respecto a los partidos políticos desde la dictadura en adelante. Todos los sectores, algunos en mayor o menor medida, han sido responsables de una mercantilización obscena de todos nuestros derechos sociales, que hace que nuestros proyectos de vida sean imposibles de realizar. Nacemos como una oportunidad de democratizar la política y generar esta participación que fue la que todos los partidos políticos no estuvieron a la altura de realizar y mantener.
—¿Cómo trabajaron durante la campaña electoral, teniendo en cuenta la pandemia?
—Apelamos a las redes sociales, a actuar como un colectivo y posicionar a la lista completa. En cabildos digitales, conversación bidireccional. Realizamos encuentros digitales con actores sociales, asambleas territoriales o grupos de vecinos que pudieran contarnos sus ideas a través de representantes, de sus juntas de vecinos, de sus organizaciones culturales. Podíamos intercambiar posiciones, conversar y dialogar acerca del sueño que tenemos para este nuevo país.
—¿Les tomó por sorpresa el resultado?
—Cuando uno inicia un proyecto siempre los objetivos son ambiciosos pero recibimos con sorpresa los resultados. Pensábamos que íbamos a tener una buena acogida porque era lo que sentíamos en las calles. Los 26 escaños que logramos son una alegría y una tremenda responsabilidad.
—¿Cómo se conecta este proceso con la Revuelta de 2019? ¿Cuál fue tu experiencia en ese marco?
—Fui una manifestante activo desde el día 1. Fue una revuelta social que marcó un hito porque sin un estallido social como el que tuvimos, y que se sostuvo durante todo un año, hoy no estaríamos hablando de una Convención Constitucional ni de cambiar la Carta Magna impuesta por la dictadura ni de este hito que significará la primera Constitución democrática de Chile. Todo esto que se dio ha sido gracias a la movilización ciudadana, a todos los compañeros y compañeras que han sido torturados o mutilados, aquellos que perdieron la vida y que muchos de ellos se encuentran privados de libertad bajo la figura de presos políticos. Es un estallido que tiene una relevancia muy importante porque fue la pieza clave para el escenario político que hoy en día tiene Chile. Viví en carne propia cómo se empezaba a recuperar el tejido social, cómo la sociedad chilena empezaba a hablarse nuevamente, empezábamos a escucharnos y a darnos cuenta de que el individualismo no es la forma. Empezamos a construir proyectos y pensamientos colectivos, que es lo que nunca debiésemos haber dejado que se rompiera. Viví la represión policial en carne propia, no solo por los gases y los químicos en la piel, sino por golpizas que recibí de la policía, en la guerra que Sebastián Piñera declaró contra su pueblo.
—¿Por qué Chile necesita una nueva Constitución?
—A título personal, creo que no podemos seguir bajo la mercantilización de los derechos. Necesitamos una conexión real del proyecto de país y de la Carta Magna con nuestros bienes naturales, dejar de mirarlos como recursos, establecer un plan de desarrollo sustentable, reparatorio y respetuoso con la tierra, con una protección social para la fuerza trabajadora que es el motor del país, dándole la importancia por sobre el desarrollo económico que hoy tiene el país, que en apariencia es exitoso pero que tiene una clase media endeudada, empobrecida y con la carencia absoluta en la que vivimos con respecto a la seguridad social. Es el momento de terminar con una Constitución que fue redactada en dictadura, en pos de empoderar a nuestros ciudadanos.
Hacia una democracia participativa
En las elecciones de convencionales constituyentes, solo el 43% de las y los chilenos asistieron a votar. En el vecino país, el sufragio no es obligatorio. Para Rojas Vade, "el aumento de la participación va a ir creciendo a medida que la gente se de cuenta de que los independientes podemos hacer política y que hay formas distintas a lo que han presentado los partidos políticos en los últimos años para la ciudadanía, que ha estado bañado de corrupción y de falta de lealtad al pueblo".
"Hemos sido olvidados, hay una falta de representación tremenda", subraya el convencional. "Los ciudadanos somos vistos como simples votantes, una vez cada cuatro años. Las decisiones se toman a puertas cerradas y no existen consultas ciudadanas. Eso es lo que queremos recuperar y el gran desafío", finaliza.