Entre tanto paper científico por el Covid 19, nos olvidamos de las cosas que valen la pena. Por eso Adrián Brecha exhuma esta bella historia sobre la gastronomía de Leipzig y la aversión de su gente a pagar más impuestos.
Digresión I
Toy Story I es una adaptación libre de “El Quijote”. Podríamos decir que Woody es el fiel compañerx realista que acompaña las falsas aventuras espaciales de Buzz Quijote y que ambos ven en el gigantesco mundo cotidiano un territorio de monstruos. Nada, dato para sobremesa.
Digresión II
Leipzig es una ciudad alemana en el noreste del Estado de Sajonia. Tienen un zoológico, museos, etc. Fue uno de los centros de las manifestaciones de los lunes de 1989, las cuales dieron el impulso a la reunificación alemana. En su gastronomía se destaca el Leipiziger Allerlei, una receta elaborada con arvejas, zanahorias, hongos y espárragos que se preparan al vapor o salteados. Se sirve con albóndigas de pan y cangrejo de río. Aparentemente el plato tuvo su origen en dicha ciudad durante el siglo XIX, como una forma de engañar a los soldados invasores y a los recaudadores de impuestos, debido a sus humildes ingredientes. En la actualidad, solo unos pocos restaurantes preparan este plato regional usando métodos tradicionales. Uno de ellos es Auerbachs Keller, que lleva abierto desde 1525 y donde también se pueden comer y beber todo tipo de platos y cervezas genuinamente sajones. En la parte inferior hay varias bodegas que vieron pasar a celebridades como Johann Wolfgang von Goethe, Martín Lutero y la reina Isabel II. Es posible que Friedrich Nietzsche haya comido alguna vez ese plato porque trabajó un tiempo en esa ciudad. Al menos eso dicen en la internet porque jamás estuve en Leipzig. Lo que está claro es que a nadie le gusta pagar impuestos y como decía el suegro de un amigo “pobres ya había en la biblia”.
En 1813 esta ciudad fue testigo de la primera derrota de Napoleón I en la llamada “Batalla de las Naciones”. Quizás todos estos datos irrelevantes y una política vinculada a priorizar la ciencia como una herramienta valiosa hayan dado vida al Instituto Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig. Lxs científicxs de este instituto arribaron a un dato revelador, descubrieron que los gorilas se golpean el pecho para presumir lo grande y temibles que son. Estudiaron grabaciones de video y audio de 25 simios machos. También determinaron que los ejemplares más grandes hacen un sonido más profundo que puede ser escuchado por las hembras a más de 1.6 kilómetros. Entre tantas indagaciones y paper científicos por Covid 19 nos olvidamos de las cosas que valen la pena. Yo no sé cómo se le escapó la tortuga al Conicet.
Digresión III
¿Por qué es más contagioso quitarse el barbijo?