Una nueva generación de jugadores protagonizó la página más gloriosa de Colón.
Cuando en el fútbol se habla de los campeones suelen aparecer en los primeros planos las dos o tres figuras destacadas del equipo, y casi siempre son jugadores con experiencia o de mediana edad. Pero esa concepción de valoración es muy injusta con los futbolistas más jóvenes, que también son piezas destacadas para poder llegar a los grandes logros.
En este Colón campeón aparecen varios juveniles que Eduardo Domínguez tuvo en cuenta. A veces los pibes surgen porque la situación es crítica, otras porque están en el punto justo para el debut y otras porque hay un DT que sabe cuándo apuntalarlos con otros jugadores de experiencia y darles la confianza suficiente para que esos primeros encuentros sean disfrutables y no traumáticos. Esa tercera vía fue la que ocupó Domínguez para consolidar como jugadores profesionales a Eric Meza, Facundo Garcés, Facundo Farías, Santiago Pierotti, Tomás Moschión y Tomás Sandoval. A esa lista se le podrían agregar otros seis o siete nombres que también fueron parte del plantel, pero no les tocó jugar.
La aparición de Meza tiene que ver con la venta de Alex Vigo a River Plate. Más allá de la llegada de Mura -a préstamo- en esa posición, la titularidad hasta el partido de cuartos de final (Talleres) fue de Eric Meza. El pibe de Santa Fe se afianzó por el lateral derecho y rápidamente hizo olvidar a Vigo. De los 16 partidos que jugó Colón, 14 fue titular, en la semifinal cumplió con la sanción por expulsión y en la final fue suplente. Meza le brindó marca, pero sobre todo una gran salida y excelente alternativa de ataque durante la primera etapa del torneo. Fue una pieza fundamental para la dinámica de un equipo que siempre supo sorprender.
Facundo Garcés es la aparición del defensor que juega con el amor del hincha. El Flaco es pura voluntad, sacrificio, es el viejo y querido zaguero central que se hace respetar ante el delantero que sea. Garcés fue la primera rueda de auxilio que tuvo que utilizar el DT cuando Bianchi se lesionó minutos antes del debut, en Santiago del Estero. Desde la primera fecha hasta la final en San Juan el ex defensor de El Quillá jugó 15 de los 16 partidos del Sabalero.
El Flaco ya es parte de la histórica defensa rojinegra que jugó con línea de tres, a veces de cinco, y de cuatro en la semifinal y final. Domínguez no lo dejó solo, le puso a Paolo Goltz a su lado y el ex Gimnasia encontró la manera de llevarlo. Sin dudas se convirtió en el otro gran Flaco de Colón, a la altura de Germán Conti.
Santiago Pierotti es otro de los estimados por el Barba. El pibe que nació en Pilar (Santa Fe) se consolidó en este campeonato sin ser titular, apenas un partido desde el arranque. Entró desde el banco y demostró categoría en su juego, le aportó goles importantes y siempre fue una de las primeras alternativas para darle aire al mediocampo.
Entre los más chicos se destaca la figura de Facundo Farías. Con apenas 18 años Domínguez le dio titularidad y lecciones de profesionalismo en ciertos momentos del campeonato. El pibe de barrio Los Hornos fue una “bomba” en la delantera sabalera: a puro potrero, técnica, guapeza y mucha velocidad fue el socio del Pulga en gran parte del torneo (jugó ocho encuentros de titular). Tal como se lo denomina en la prensa, es la joya que Colón tiene que seguir puliendo. Por ahora la supieron pulir Eduardo Domínguez y Luis Miguel Rodríguez, adentro y afuera de la cancha.
Tomás Sandoval sigue siendo una gran alternativa que espera en el banco de suplentes. Domínguez no lo utilizó tanto, pero también aportó con un par de goles y tiene condiciones para pelear por un lugar entre los titulares.
Y otro caso a destacar es el de Tomás Moschión. El corondino, que estaba en Reserva, fue solicitado para un partido muy importante, contra River en el Monumental. El pibe jugó de titular en reemplazo del gran Lértora y no desentonó. A partir de ahí siempre estuvo entre los profesionales.
Por último, a esta lista hay que hacer un agregado especial: Nicolás Leguizamón. Ya no es un pibe, tiene 26 años, pero surgió de Colón. Domínguez le brindó un espacio en la primera etapa (2017-2018) y antes de empezar el campeonato pidió por su regreso. Estaba en Defensa y Justicia, era parte del plantel campeón de la Sudamericana 2020, pero el Barba le dijo “vení que vas a jugar”, y jugó hasta que se lesionó. En la final entró en el segundo tiempo y metió un pase extraordinario para el golazo de Bernardi.
Una vez más la receta de experiencia y juventud no falló. Burián, Goltz, Lértora, Aliendro, Rodríguez y la guía permanente de Eduardo Domínguez le dieron las herramientas necesarias para que los pibes jueguen con confianza en un equipo equilibrado, puntero y campeón de punta a punta.