Ni siquiera las últimas restricciones aliviaron la situación sanitaria. Una charla a fondo con el subdirector Hernán Malatini: “Nos estamos aproximando al pico de esta pandemia y todo el sistema sanitario tiene una ocupación altísima”.
El Hospital Cullen tiene una plantilla de aproximadamente 1300 trabajadores: médicos, enfermeros, psicólogos, personal de limpieza, carpinteros y administrativos componen la amplia gama de profesiones y oficios que le dan vida al nosocomio. Todos, desde los que intentan recomponer la salud de los pacientes, hasta los que garantizan la estructura física del lugar, están cansados. Las horas extras, de día y de noche, dibujan ojeras en sus caras escondidas detrás de barbijos y antiparras. “No damos más, pero vamos a seguir luchando”, dice una enfermera que ingresó a trabajar este año.
El Cullen está ocupado en un 99% de su capacidad de camas críticas. El hospital, casi en su totalidad, fue reconfigurado. Las distintas salas, con sus respectivas especialidades, hoy sólo llevan el nombre que anteriormente usaron para ser ubicadas dentro del viejo edificio. Así, por ejemplo, lo que antes era la Sala de Urología hoy es una sala de atención para Covid. Sólo dos salas conservan la función que su denominación le asigna: Neurotoxicología y Obstetricia.
En el Cullen hay aproximadamente 300 camas. El número de camas varía en un 10%, dependiendo la demanda y las patologías. Del total de camas, 55 son críticas para internación, de las cuales el 99% están ocupadas. Actualmente, cuando se desocupa una cama, en el mismo día se vuelve a ocupar, debido al elevado número de contagios de coronavirus. A medida que la curva de casos positivos va en ascenso, se agregan nuevas camas. Pero en la Dirección del Cullen temen lo peor: no poder garantizar atención para todos los pacientes que la requieran.
Coronavirus: instalan un hospital de campaña del Ejército frente al Cullen
El subdirector del Cullen, Hernán Malatini, lleva 30 años trabajando en el hospital. Durante un alto en las tareas diarias, habló con Pausa sobre la situación del hospital y las tareas que demanda el día a día de la pandemia.
—¿Cómo está el personal de salud del Cullen?
—En primer lugar, quiero expresar mi admiración para todos ellos. Todos los trabajadores realmente demostraron la capacidad de poder extenderse en sus funciones y trabajar prácticamente al 100%. Desde el médico que atiende a un paciente en la guardia con el enfermero, hasta la persona que hace el mantenimiento. Hay un montón de cosas que a veces la gente ni se las imagina. Debido a la magnitud de esta pandemia y la extensión de este hospital, hasta la persona que va a repartir la comida tiene que vestirse con ropa para Covid. Entonces, cuando a uno le hablan del sistema de salud, piensa solo en el enfermero o en el médico. Por darte sólo un ejemplo, están también los psicólogos, que han actuado mucho en este momento, cuando un paciente se queda diez días sin contención familiar, sin poderle transmitir sus angustias a un ser querido. También hay otras personas, como los electricistas o los carpinteros del hospital o la gente de servicios generales, que se tiene que vestir exclusivamente para laburar acá. Seguro hay un montón de áreas que se me están escapando, pero que es muy importante que estén funcionado.
—¿Qué pasa si un paciente tiene que esperar atención por Covid, en el caso que no haya camas disponibles?
—Actualmente tenemos, en el sector de guardia del hospital, lo que es una sala de atención de shock room. Hemos adaptado la sala de observaciones, que se ha transformado en una especie de terapia. En este momento hay personas internadas en la sala de recuperación. Y no están en forma transitoria, sino que tenemos algunos que llevan un buen tiempo de internación ahí, porque la sala se ha adaptado para ese fin debido a la situación actual. Esto ha conformado una nueva terapia que utilizamos de back up, para la asistencia y el tratamiento del paciente.
—¿Qué diagnóstico puede hacer sobre el sistema sanitario en la ciudad? ¿En qué situación estamos?
—Si bien yo no soy parte del Ministerio de Salud, y no tengo una visión global, te puedo contar que el sistema sanitario se encuentra realmente exigido. Nos estamos aproximando al pico de esta pandemia y todo el sistema sanitario de la provincia tiene una ocupación altísima, sobre todo en la parte pública. En estos momentos, prácticamente todas las camas críticas están ocupadas, incluso un elevado número de camas de piso. En nuestro caso, el Cullen se ha ido transformando paulatinamente de un hospital de internación de patologías polivalentes a un hospital que prácticamente, en su totalidad, está siendo ocupado por la patología Covid.
Dos medidas
Debido al colapso que está sufriendo el Cullen, hay dos medidas que han tomado las autoridades del hospital. Una es la implementación del hospital militar de campaña, que actualmente funciona solo con personal del Cullen. Ese centro de emergencia que se armó debido a la saturación del sistema de salud está ubicado en Avenida Freyre, entre las calles Salta y Lisandro de la Torre, en el predio del Liceo Militar General Belgrano. Al recinto se ingresa desde el ala que da a la Avenida, mediante un túnel que cruza ambas manos. La estructura del hospital militar está compuesta de telas plásticas y un sistema de refrigeración/calefacción que permite mantener temperaturas óptimas para la estadía de los pacientes ingresados. A ese sitio son derivados pacientes no Covid, lo que permite un mayor ingreso para personas que dieron positivo del virus a las salas que fueron pensadas para atender esa patología.
Los profesionales del Cullen aseguran que la disposición del hospital de campaña, similar a los que se utilizan en los conflictos bélicos, es de vital importancia. Las nuevas camas que se habilitaron sobre Avenida Freyre en el Liceo Militar permiten disminuir el número de pacientes no Covid en el edificio principal del Cullen, que ocupan camas que podrían estar siendo destinadas para las personas que sufren el virus. En total se habilitaron 40 camas nuevas en las carpas, de las cuales, al cierre de esta edición, 25 ya estaban ocupadas.
Previo al colpaso de la morgue, instalaron una cámara frigorífica en el hospital Cullen
En este sentido, Pausa le consultó a Malatini si eran positivas las restricciones que aplicó el gobierno de Santa Fe y el gobierno nacional. “Yo creo que en la observación inmediata son altamente positivas, en lo que hace a los accidentes y a la internación por otras patologías, como las que podemos llegar a derivar al hospital de campaña”, contestó el médico.
“Nosotros tenemos desde 12 a 15 accidentados que llegan al hospital con lesiones relativamente importantes, cada día. Y en el primer fin de semana de restricciones, hubo solo cuatro personas accidentadas. Aunque en el último fin de semana, luego del partido de Colón y los festejos posteriores, hubo 40 accidentados, tres heridos de arma de fuego y cuatro de arma blanca. Entonces, son realmente efectivas las restricciones”, agregó Malatini.
“En cuanto a lo que es Covid, todavía no vemos reducción de números de internaciones, porque cuando vos disminuís los números de contactos, recién a eso lo vas a ver reflejado en una disminución de los contagiados a los 10 o 15 días. Pero sí es extremadamente positiva la reducción del número de accidentados”, continuó el profesional.
La otra medida que tomó la directiva del hospital Cullen fue la instalación de una cámara frigorífica en uno de los pasillos internos del edificio principal, previendo un posible colapso de la morgue de este centro de salud. Si bien en un momento circuló la información de que el colapso ya había ocurrido, desde el Ministerio de Salud de la provincia lo desmintieron. El objetivo de esta última medida es que, si fallecen más pacientes de los que podría albergar la morgue del hospital, haya un lugar adecuado donde poder alojar los cuerpos.