El seleccionado albiceleste venció a Brasil en el Maracaná y se trajo la Copa América a casa. ¿Con qué fotos recordaremos este momento que pasará a la historia?
Todo está en la foto. ¿Con qué imagen se puede ilustrar la noche del 10 de julio de 2021 del Maracaná? Desde lo estrictamente periodístico se lleva todos los votos la foto de Messi levantando la Copa con todos sus compañeros celebrando.
Esa foto es la síntesis, es la celebración tan esperada, es la palabra campeón teñida de celeste y blanco; es un equipo realizado por ver a su compañero y líder Lionel en estado pleno de felicidad; es ganarle a Brasil una final; es el Maracanazo argentino; es el corte de una racha maléfica que llevaba 28 años; es Messi, al fin, saliendo campeón con la Selección.
En una noche que ya es mítica, las fotos cobran la relevancia de testimonios documentales con un alto voltaje sentimental y un poder de síntesis como solo el arte de la fotografía lo puede lograr. La foto de Neymar y Messi juntos, entre risas y abrazos, sentados en un escalón interno del Maracaná a pocos minutos de verlos jugar y llorar adentro de la cancha, debería ser la obra de arte que sintetiza nuestras infancias futboleras.
No le pongan tantas palabras a esa foto, guárdenla.
Cuando se enojen mucho con el fútbol, cuando una derrota dolorosa los tumbe de tristeza, cuando sientan asco (nivel Bolsonaro) por los millones de negociados que ata el fútbol, búsquenla y déjenla de fondo de pantalla. Alcanza con la profundidad de la mirada, con observar las gestualidades y los cuerpos. Alcanza con detenerse en la magnitud de los personajes para que te atrapen los recuerdos más hermosos de la infancia, que solo el fútbol los puede prolongar hasta la adultez.
Más fotos
La noche del Maracaná tuvo esa magia del fútbol que hace de este deporte una expresión única e irrepetible, como una foto.
Una foto de Lionel Scaloni. El tipo es el artífice de una renovación grupal equilibrada, de un líder joven que supo qué veteranos dejar y cómo rodear al mejor jugador del mundo. El DT santafesino (nació en Pujato) va puliendo una idea de juego que no se ata a viejos esquemas, en “La Scaloneta” encontramos el juego asociado que pregona el menotismo, la mística bilardista y la intensidad bielsista. El entrenador, al que acusaban de no tener experiencia, es la inteligencia de buscar en el juego cada pieza que encaje en el gran rompecabezas del fútbol argentino. Scaloni es la cara de un gran grupo con enorme pertenencia a la selección, Scaloni es Walter Samuel, Roberto Ayala y Pablo Aimar decidiendo cada detalle.
Una foto del equipo. Argentina fue equipo, porque no necesitó de la dependencia absoluta de Messi para dar la esperada vuelta olímpica. Y otra vez aparece el cuerpo técnico para convencer al plantel de una idea superadora, que no se ajustó a una vieja frase del fútbol: "el DT siempre tiene un once ideal". El once ideal acá siempre fue el equipo, no fueron once apellidos inamovibles, fue un equipo que se amoldaba a las circunstancias, y el ejemplo más concreto son los cinco cambios que presentó entre la semifinal y la final. Scaloni es la ola de la nueva generación que se lleva puesta una frase que no conduce a nada: "morir con las botas puestas". La idea en el fútbol profesional es vivir para ganar, y para vivir y ganar hay que cambiar, cuantas veces sea necesario.
Una foto de Di María. Los insultos al popular “Fideo” es la representación de la gente que no sabe nada, pero nada de fútbol. El rosarino no juega en el PSG porque tiene un buen representante, Angelito juega porque sigue siendo el mejor volante ofensivo, capaz de destrozar cualquier defensa por derecha o izquierda. Con gambeta, inteligencia, velocidad y gol representa con sus 33 años el triunfo de jamás claudicar.
Una foto de "La vieja guardia". Otamendi, Messi, Agüero y Di María. La renovación fue clave, pero no sería exitosa de no contar con esos cuatro apellidos históricos, de no contar con ese equilibrio que aporta la madurez y la experiencia en los nuevos grupos.
Una foto de Messi. Sí, una, la más obvia. Tipo estampita.