Ese es el propósito del escritor santafesino Miguel Ángel Gavilán, quien se dedica a difundir la vasta obra de escritores y escritoras locales y regionales en el ciclo televisivo “Dos Lectores” del Canal Veo.
Nacido y criado en la ciudad de Santa Fe, Miguel Ángel Gavilán no duda al responder que escribe desde que tiene uso de razón y lo dice animado e impetuoso, un estado que no decae en ningún momento. Si bien en su infancia se pueden encontrar algunas redacciones iniciales, el camino de la escritura lo encontró con mayor afición cerca a los 15 años. “Por lo general, uno empieza escribiendo poesía. Tiene que ver con lo pulsional de la adolescencia y de la inmediatez de los sentimientos desaforados y extremos que uno tiene cuando es chico. Después me dediqué a hacer narrativa y ensayo”, evocó el profesor en Letras, egresado de la vieja Facultad de Formación Docente de la Universidad Nacional del Litoral y autor de “Testigos de la Ira” (1993), “Propiedad Privada” (2001) y “Los párpados y el asombro (una lectura de ‘Poeta en Nueva York’)” (2001), entre otras publicaciones.
A poco de cumplir sus 50 años, la literatura no solo hermana a Miguel Ángel con el papel, sino también con la pantalla chica en procura de dar a conocer la producción local y regional. Es así que desde 2020 se emite “Dos Lectores” (los martes a las 23 por Canal Veo).
—¿Por qué decidió emprender un ciclo televisivo?
—Todo comenzó en 2017, cuando empecé a formar parte de la Comisión Directiva de ASDE (Asociación Santafesina de Escritores) por segunda vez. En ese momento tenía ganas de que la ASDE tuviera un programa de radio y así salió “Los fantasmas de la colmena” entre 2017 y 2019. En 2020 pensé en hacer un micro por televisión donde pudiera entrevistar a escritores zonales, queridos amigos, gente que conozco desde hace muchos años, gente que escribe bien y necesita difundir su obra. El gancho que habilitaba el diálogo era que esos escritores santafesinos hablaran de otros escritores. Me gusta mucho la literatura de nuestro país y de nuestra provincia. Me parece que la literatura de nuestra provincia está mal estudiada. Con Genkidama Productora Audiovisual, grabamos varios programas en la casa El Carmen, en Sauce Viejo. Después vino la pandemia. Pasamos un mes sin grabar. Luego empezamos a grabar desde mi casa por zoom. Cuando se pudo, decidimos ir a las librerías. Nos prestaron un lugarcito en Del Otro Lado Libros y en Santo Tomé Libros. Así terminamos 2020.
—¿Cómo se ideó el formato para hablar de literatura en televisión? ¿Cuál es el criterio de selección para las entrevistas?
—La idea es buscar voces representativas que tengan cierto valor literario. La selección también se hace teniendo en cuenta la capacidad de los entrevistados y el conocimiento que tienen de esos autores de los que se habla. Este año empezamos a hacer las entrevistas en Santa Fe: Adriana Crolla, René Lenarduzzi, María Luisa Miretti y María Luisa Ferraris. Empezamos a pensar cómo podemos democratizar esta difusión cultural. A veces hablamos mucho de pluralismo, pero uno siempre se mueve en el mismo lugar y no salimos a ver qué pasa en ciudades tan cercanas como Santo Tomé, Coronda o Esperanza. Así, en junio terminó el mes de Rafaela. En julio empieza el mes de los escritores esperancinos. Nuestra idea es llegar a Reconquista y Rosario. Una suerte de hermanamiento y descubrimiento sobre lo que pasa en la literatura de los bordes, la de los límites. La que no llega a ser reconocida por los gobiernos, ni por las instituciones, ni por el público masivo, pero es gente que está produciendo literatura. Queremos resaltar las movidas literarias tradicionales como el Movimiento Esperancino por las Letras y Escritores Rafaelinos Agrupados.
—¿Qué análisis pude realizar sobre la producción literaria local y regional? ¿Cuáles son las virtudes y los obstáculos?
—El planteo literario que tenemos en Santa Fe es bueno. En estos últimos años se está dando a conocer a una literatura muy interesante, con mucho valor. Lamentablemente, no tiene la resonancia que debería tener. Quizás por ser del interior, quizás porque cuesta mucho más llegar a los lugares académicos. Hay investigaciones y trabajos que forman una suerte de mojón en la ruta del descubrimiento de la literatura zonal, pero hay nombres que han opacado a otros. Hay gente que cree que la literatura santafesina empieza y termina en (Juan José) Saer, por ejemplo. Hay otra literatura. No están registrados los esfuerzos de los escritores que han ganado afuera o a nivel nacional y no se los lee más. El problema es que la historia de la literatura santafesina siempre fue subsidiaria de la historia de la provincia. No existe un estudioso de la literatura santafesina que se haya dedicado a estudiar autor por autor. Los intentos de hacer una historia de la literatura han sido muy parciales. El de Eugenio Castelli es un catálogo de nombres. Pero no hay un estudio sobre la obra. El otro es Eduardo D’Anna, que trabaja las replicancias de los movimientos nacionales en la provincia. Ahí hay un error porque los movimientos no se dan igual en el interior que en capital. Hace falta una historia de la literatura, hace falta gente que se dedique a sus autores. Incluso los autores notables no están suficientemente trabajados. Por otro lado, falta repercusión en las escuelas.
—¿Qué características tiene la literatura santafesina? ¿Qué marca su identidad?
—Tiene características propias, notables. Si leés a Mateo Booz leés una radiografía del santafesino promedio. Durante mucho tiempo se consideró que Santa Fe era el pescador, el espinel, la gente del río. Sin embargo, en Santa Fe hay una literatura urbana enormemente rica e interesante. La radiografía de Mateo Booz es de una Santa Fe que es hasta hipócrita, mentirosa. “Los regalos de Fred Devores” es el primer cuento gay de la literatura santafesina. La enunciación está tan trabajada para que no parezca, que pasa a un segundo plano, pero está allí. Además, si se estudian las literaturas urbanas de Rosario, por ejemplo, vemos mujeres que hablaban de un feminismo muy interesante. No tienen que venir los porteños a escribir sobre nosotros, si nosotros también escribimos. “La polaca”, de Myrtha Schalom, es una novela fantástica. No conocemos la investigación que hizo Rafael Ielpi sobre la prostitución en Rosario. Hay que empezar a ver los canales de información. Tenemos la literatura de la Cuenca Lechera, de los gringos, que tomó un idioma y lo incorporó y lo reformuló. Más al norte, toda la literatura del desastre que fue La Forestal, que tampoco está explotada. Conocemos Gastón Gori, pero hay mucha otra literatura. Y en el sur está la literatura urbana de Rosario, que tiene que ver con la pujanza y el crecimiento económico.
—En sus programas hay un cruce entre lo clásico y lo moderno o lo actual. ¿Por qué?
—Me interesa la vuelta a lo clásico, que los escritores gringos clásicos sean vistos desde la óptica de un lector moderno. Hace falta que alguien los relea y los vuelva a disfrutar. Esa es la intención de “Dos Lectores”, que la gente se reencuentre con nuestros escritores. Y que además se difunda la literatura santafesina. Al carecer de tantos medios de difusión, tenemos que armarnos y salir con lo que tenemos. Una vez fuimos con Gastón Gori a la presentación de un libro y me dijo “hiciste bien en venir, porque esta es la gente que te va a leer, es la gente que te va a conocer”. “Tenés que ir a donde esté tu público”. Y es cierto, hay que ir a los lugares donde está la gente que nos va a leer. Y que nos va a recordar.
—¿Qué significa para usted una biblioteca o una librería?
—Es el lugar donde uno vive, donde respira, donde encuentra que el tiempo es valioso, que la velocidad se detiene. Para mí, una librería es esencial. No concibo la vida sin libros.
Distinciones y obras
Gavilán obtuvo el primer premio nacional “Cantares Mediterráneos 1990” (Género narrativa), primer premio provincial “Hugo Mandón 1991” (Género poesía), segundo premio provincial “Gastón Gori 1991” (Género narrativa), primer premio Argentino-Chileno “Pablo Neruda 1991” (Género poesía), segundo premio “Espacio Joven ‘92”, 18º Exposición Feria Internacional de Buenos Aires El libro-del Autor al Lector (Género poesía), primer premio nacional “Quijote de Plata 1994” Santiago del Estero (Género narrativa), primer nacional del Ateneo Riocuartense de Poesía 1994 (Género poesía), tercer premio regional “Casa de la Cultura de Alvear 1995” (Género poesía), primer Certamen Anual “Leoncio Gianello” 1995 por su libro “Testigos de la Ira” (Género poesía), primer premio VII Certamen Nacional de SADE Sur Bonaerense 1995 (Género narrativa), segundo premio Provincial Mutual de Integrantes del Poder Judicial 2000 (Género narrativa), primer premio Nacional Municipalidad de Gral. Cabrera 2000 (Género narrativa), segundo premio Nacional “Cosme Sebastián Reinero”- Municipalidad de Avellaneda 2001 (Género Poesía), primero Premio Municipalidad de la ciudad de Santa Fe 2001 (Género Ensayo), primer premio del II Certamen de Micro ficción organizado en Lyon por la Maison d’Amerique Latine en Rhône-Alpes (2011), Selección de cuentos en el X Concurso de Cuentos Infantiles sin fronteras de Otxarkoaga, Bilbao (2012). Su novela “Escorzo” resultó finalista del Premio EMECÉ 2011 y obtuvo el primer premio edición Concurso Municipal de Literatura- Novela. Ciudad de Santa Fe (2017).
Ha publicado “Testigos de la Ira” (1993-Poemas-Premio “Leoncio Gianello 1995), “Propiedad Privada” (2001-poemas), “Los párpados y el asombro (una lectura de ‘Poeta en Nueva York’)” (2001-Ensayo Premio edición Municipalidad de Santa Fe), “Llueve en Arizona” (2010-cuentos-Mención única en el concurso Provincial “Alcides Greca”) y “Es-corzo” (2017-Novela. Premio Edición ciudad de Santa Fe).