El mayor panel de expertos de la ONU determinó que es inevitable que la Tierra se caliente 1,5ºC más en los próximos 20 años, en el mejor escenario posible. Las consecuencias para la humanidad son lapidarias.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, en inglés) determinó que la catastrófica suba de 1,5ºC en los próximos 20 años es irreversible, que es nuestra responsabilidad y que sólo medidas extremas evitarán que sea peor. Así se explica en el sexto reporte científico del IPCC, dedicado a las bases científicas de análisis del cambio climático.
Entre otras novedades, este reporte incluye información paleoclimática que permite observar la magnitud del daño que la humanidad perpetró en su casa estelar durante los últimos siglos de sus breves 300 mil años de vida como subespecie animal. Durante los años de la civilización industrial hemos transformado el clima en una dimensión equivalente al de un cambio de órbita planetaria que demora milenios en ocurrir. No es metáfora: el informe literalmente dice que períodos de aumento de la temperatura semejantes fueron causados previamente por “slow (multi-millennial) orbital variations”.
Aún en un escenario fácticamente imposible de reducción abrupta, masiva y a cero de todos los gases de efecto invernadero, la temperatura global promedio, en comparación con el período 1850-1900, sí o sí subirá al menos 1,5ºC para 2040 (o sea, ya) y los daños efectuados tendrán repercusión en una escala que alcanza siglos y milenios. Y es también es literal, no cine catástrofe sino informe científico de un panel compuesto 234 autores de 66 países y revisado por 78.007 expertos.
“Hace décadas que está claro que el clima de la Tierra está cambiando, el rol de la influencia humana en el sistema climático es indiscutible”, dijo una de las jefas del grupo que realizó el reporte, Valérie Masson-Delmotte. El IPCC es un cuerpo de la ONU para el análisis científico del cambio climático. Se formó en 1988 para proveer a los líderes políticos con información periódica sobre el tema.
Según el último reporte, muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años y muchos de los cambios en curso –como el continuo incremento del nivel del mar– son irreversibles en cientos o miles de años. El reporte provee nuevas estimaciones sobre qué sucederá cuando se cruce un nivel de calentamiento de 1,5ºC en las próximas décadas y señala que si no se toman medidas para reducir los gases de efecto invernadero de forma inmediata, rápida y de escala masiva, limitar el calentamiento 1,5ºC o a 2ºC será imposible. Apenas podemos evitar que la cosa no sea una catástrofe global.
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La inmediatez en la reducción a cero de las emisiones de gases de efecto invernadero es la clave. No sólo se trata del dióxido de carbono que emiten los combustibles fósiles, el IPCC incluyó también al metano –un resultante de la ganadería industrial– y al óxido nitroso –un resultante de los fertilizantes. En suma: evitar la catástrofe ambiental requiere una transformación urgente de las bases del sistema económico. El dilema es real y todas sus salidas son complejas. Sobre todo, porque el calentamiento global incide negativamente en la capacidad que tiene la propia naturaleza de captar y reducir los gases de efecto invernadero y acelera la liberación de esos mismos gases que están retenidos, por ejemplo, bajo las capas de hielo del permafrost ruso. La crisis climática se acelera por sí misma.
Con 1,5ºC más de calentamiento global, van a haber cada vez mayores olas de calor, temporadas de calor más largas y de frío más cortas. Con 2ºC, el calor extremo va a alcanzar más seguido un umbral de tolerancia crítico para la agricultura y la salud humana. Esos son dos de los mejores escenarios de los cinco que el IPCC trazó como posibles para 2040. En el peor, la temperatura sube 5,7ºC para 2100. Entre otras consecuencias, el Amazonas se volvería un desierto y toda la franja entre los trópicos se tornaría inhabitable.
El rango total de incremento de la temperatura causado por los humanos y su emisión de gases de efecto invernadero entre 1850-1900 a 2010-2019 va de los 0,8ºC a los 1,3ºC, con un estimado promedio de 1,07ºC. La influencia humana es la mayor causa del achicamiento de los glaciares y del área de mar congelado Ártico, tanto como del derretimiento de la capa de hielos de Groenlandia. Es una certeza que el calentamiento del océano hasta los 700 metros de profundidad es a causa humana, como la acidificación de la superficie y la caída de sus niveles de oxígeno. El ritmo promedio de incremento del nivel del mar fue de 1,3 milímetros por año entre 1901 y 1971, subió a 1,9 entre 1971 y 206 y saltó a 3,7 milímetros entre 2006 y 2018. La influencia humana determinó esas subas. Al planeta lo reventamos nosotros.
Escala planetaria
La temperatura se ha incrementado desde 1970 con una velocidad que no se ha visto en ningún período de 50 años durante los últimos dos mil años. Hace 6500 años hubo otro momento similar, también hace 125 mil años. Esos períodos de calentamiento fueron provocados por variaciones de la órbita terrestre que toman varios milenios en producirse.
En 2019, las concentraciones de dióxido de carbono eran mayores que en cualquier momento de los últimos dos millones de años. Las concentraciones de metano y óxido nitroso fueron las mayores en los últimos 800 mil años. Desde 1750, los incrementos en esos tres gases son similares a los cambios naturales que se producen entre períodos glaciales, que toman miles de años.
Entre 2011 y 2022, el hielo del mar Ártico alcanzó su menor área en los últimos mil años. Todos los grandes glaciares del mundo se están achicando desde 1950, a un ritmo sin precedentes en los últimos dos mil años. El nivel del mar sube desde 1900 a un ritmo nunca visto en los últimos tres mil años.
Eventos extremos
Se incrementaron las posibilidades de eventos complejos extremos en el clima. Se incrementó la frecuencia de olas de calor y sequías concurrentes en escala global, clima incendiario –calor, sequedad y viento– en todos los continentes e inundaciones con lluvias extremas. Lo que estamos viendo ahora en California, Alemania y Grecia.
Por cada 0,5ºC grados adicionales de calentamiento global se producen incrementos visibles en la intensidad y frecuencia de calores extremos: olas de calor, lluvias extremas y sequías. También se incrementa la ocurrencia de eventos extremos sin precedentes científicamente observados, ya con 1,5ºC de calentamiento.
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La zona lluviosa del centro de Sudamérica tendrá el mayor incremento de temperatura en sus días calurosos, hasta dos veces más que el promedio general. Se quema la selva brasileña. Y el Ártico tendrá el mayor incremento de temperatura para los días fríos, el triple del promedio general. No habrá hielo en el norte. El permafrost –capa de hielo continental– se seguirá reduciendo, como la cobertura de nieve y hielo del Ártico. El Ártico será sólo agua, sin nada de hielo, antes del 2050, en todos los escenarios posibles. Ocurrirá antes, y más veces, en los peores escenarios.
A escala global, las lluvias extremas se intensificarán un 7% por cada grado más de calentamiento. Los huracanes tropicales de categoría 4 o 5 se incrementarán también. Es muy probable que las lluvias relacionadas con la corriente El Niño se intensifiquen en la segunda mitad del siglo. Esas lluvias produjeron la creciente del Salado en 2003.
La peor herencia
Muchos de los cambios resultantes de las emisiones de gases con efecto invernadero en el pasado –y las futuras– son irreversibles en los próximos siglos y milenios, especialmente en los océanos, los hielos y el nivel del mar. La estratificación del océano por su salinidad, su acidificación y su pérdida de oxígeno continuarán durante todo el siglo XXI. La suba de la temperatura oceánica es irreversible en una escala que va de los cientos a los miles de años.
Los glaciares de montaña y de los polos se seguirán derritiendo por décadas o siglos. La pérdida de carbono por el derretimiento del permafrost es irreversible en una escala de siglos. La pérdida de hielos será continua en el siglo XXI en Groenlandia y la Antártida.
Haga lo que se haga, el nivel del mar va a subir todo el siglo XXI. En comparación con 1995-2014, para 2100 subirá de 0,28 a 0,55 metros en el mejor escenario. En el peor escenario de emisión futura de gases invernadero, la suba irá de 0,63 a 1,01 metros. En el más largo plazo, el nivel del mar seguirá subiendo por siglos, hasta milenios, por el calentamiento de las profundidades oceánicas y el derretimiento de los hielos.