El guitarrista del Indio Solari palpita el esperado reencuentro con el público tras el parate por la pandemia, habla de Bizarrap y de la próxima fecha de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
El noticiero de la música es cada vez menos parecido a la recopilación de anécdotas de las bandas, al lanzamiento de sus discos nuevos, a la difusión del próximo estadio que piensan llenar. En cambio, son cada vez más comunes las novedades en torno a los artistas en solitario, a sus colaboraciones, si dijeron algo de Cristina o de Macri, si son negacionistas o libertarios. En los medios hablamos cada vez menos de música que de esas otras cosas.
En la previa a tocar por segunda vez con La Mono Trío en la ciudad -el viernes 24 en Tribus- Gaspar Benegas charla por teléfono con Pausa y lejos de hacer un berrinche de viejo desplazado demuestra ser una persona cuerda cuando sintetiza: “Estamos todos a los pies del Biza, si hasta se codea con Messi, hace todo bien”, reconoce el guitarrista sureño (nació en El Bolsón) que además se muestra contento con que artistas como Bizarrap dominen el mainstream. “Soy muy fanático del rap, así que si esa es la música que está de moda, estoy”, asegura y cuenta que hasta iban a actuar juntos en un Lollapalooza, pero quedó trunco por la pandemia.
Retomando de a poco la vida pre-covid, el trío que forma junto con dos amigos de la infancia vuelve a la ciudad con su propuesta industrial postapocalíptica: el bajista Lucas Argomedo (además chelista de la banda de Lisandro Aristimuño) y el baterista Ramiro Naguil, que además de tocar con el Bahiano es compañero de Gaspar en Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. Después del encierro obligado y algunas aventuras por streaming, finalmente les llegó la hora de volver a girar: “Teníamos la necesidad de tocar para el público porque ese es el fin de hacer música, es un espejo de energía en el que vos te das cuenta de si las canciones gustan o no y aunque ahora sepamos que se pueden hacer cosas interesantes de manera virtual, no es lo mismo”. En el pasado casi inmediato todavía laten las emociones del show en Epecuén junto con Los Fundamentalistas: “En la primera experiencia nos dimos cuenta de que a la gente le gustaba también estar enfrente del tele pogueando en el living así que para esta segunda le metimos mucha más onda y creo que logramos transmitir bastante bien las emociones”.
—Y actualmente, ¿qué tan activo está el grupo de WhatsApp de Los Fundamentalistas?
—Todo el tiempo. El otro día fue el cumpleaños de (Miguel) Tallarita, que tuvo covid y casi no la pasa así que hubo muchos saludos. Después vamos rosqueando sobre ideas y lo que podríamos llegar a hacer, pero la verdad que todo es un gran misterio, más se complica todavía con la incertidumbre por la pandemia. Pero tenemos un show en Rosario que no llegamos a hacer, había entradas vendidas y todo. Quisimos devolver la plata y la gente no quiere devolver las entradas, así que, si todo sigue bien, es probable que antes de fin de año toquemos allá.
Para quien lo sigue en redes, no es sorpresa que Gaspar es muy cercano a causas sociales y que siempre está dispuesto a dar una mano. En ese sentido es que se sumó al staff “El Rookie” (el novato), un admirador de la banda que forma parte de una asociación llamada Merendeando que sostiene, justamente, merenderos en localidades del norte de Buenos Aires: “A veces juntamos alimentos y cosas para ayudar durante los recitales, sumado a que ahora El Rookie nos facilitó un motorhome para que podamos volver a la ruta, así que estamos muy entusiasmados por volver a girar a la vieja escuela”.
Gaspar pasó prácticamente sus 43 años vivo rodeado de músicos y de instrumentos, con la vocación propia de quien nace en una familia musical como los Cantilo. Cuando era chico, “por ejemplo, si quería aprender Seminare, me la enseñaba David Lebón directamente. O si quería tocar una de los Abuelos de la nada, ellos me mandaban las notas y listo”. Los escenarios y el roce con artistas icónicos se le presentaron desde siempre como su ámbito natural, desde aquellos primeros pasos iniciales hasta ser convocado para tocar en Las Manos de Filippi y ni que hablar de su ingreso a Los Fundamentalistas: entre los músicos de su generación, cuesta encontrar alguien como él, nacido y criado en el seno del rock argentino para convertirse en una de sus piezas centrales, encargado de mantener y llevar algunos de sus himnos por todo el país y hacia nuevos corazones.
Amén de la presentación de Anomalía, el segundo disco del trío que quedó un poco en el freezer por la pandemia, la noche va a contar también con un número de Dylan Villanueva, el violinista adorable de barrio Nuevo Horizonte, que fue invitado por el propio Gaspar. Como cierre, se programó la presentación del tributo ricotero Cultura Frita. Es así: cuando hay alguna figura cercana al espíritu de Patricio Rey, la invocación es inevitable.