Un total de 136 países llegaron a un acuerdo para cambiar la forma de gravar a las grandes compañías multinacionales en el mundo. El acuerdo histórico busca que estas paguen impuestos por los beneficios que generan en cada Estado o territorio donde tienen sede, así como una fiscalidad mínima para los impuestos de sociedades.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anunció este 8 de octubre que logró llegar a un acuerdo para imponer una reforma tributaria internacional que establece una tasa impositiva corporativa mínima del 15% a grandes empresas multinacionales. Esto supone una recaudación de unos 130.000 millones de euros anuales procedentes de los beneficios de un centenar de empresas, que hasta entonces escapaban al impuesto.
Además, el acuerdo también permite a cada país gravar los beneficios obtenidos en su territorio por empresas con más de 20.000 millones de euros (unos 23.158 millones de dólares) de facturación anual y cuya rentabilidad sea superior al 10%.
De esta manera, se pretende acabar con lo que empezaron varios países hace unos 40 años, cuando decidieron gravar levemente a las multinacionales con el fin de atraer inversiones y puestos de trabajo.
La necesidad de cambiar esto surgió hace cuatro años, cuando iniciaron las negociaciones entre las naciones que hoy han dado su visto bueno al acuerdo. Esto incluye a 136 países y jurisdicciones que abarcan más del 90% del PIB mundial.
El nuevo impulso, que contó con el apoyo del presidente estadounidense Joe Biden, nació, entre otras razones, por los costos generados por la crisis sanitaria de Covid-19, lo que aumentó el déficit público y obligó a los Gobiernos a buscar nuevas fuentes de ingresos.
Reglas más claras para la economía mundial
El anuncio de la OCDE llegó con un mensaje de su secretario general, Mathias Cormann. "El acuerdo de hoy hará que las disposiciones fiscales internacionales sean más justas y funcionen mejor. Esta es una gran victoria para un multilateralismo eficaz y equilibrado".
Los 136 países que participan (Estados miembros de la OCDE, del G20 y de la Unión Europea) se pusieron de acuerdo y ratificaron sus parámetros técnicos. A este pacto se sumaron Irlanda, Hungría y Estonia, naciones que tienen una tasa baja de fiscalidad para las empresas, mientras que Pakistán decidió retirarse y otros como Kenia, Nigeria y Sri Lanka no se unieron.
Se espera que lo pactado este 8 de octubre ayude a evitar que las grandes multinacionales reporten millonarias ganancias en países con una fiscalidad baja, independientemente de dónde se encuentren sus clientes. Empresas tecnológicas como Google o Facebook son un ejemplo de esto, cuyas actividades traspasan las fronteras.
Un logro "histórico" para la "diplomacia económica"
Las reacciones posteriores al anuncio de la OCDE fueron inmediatas por parte de muchos líderes mundiales. Uno de los primeros en hablar públicamente fue el ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, quien describió los cambios como una "revolución fiscal". "Este acuerdo abre el camino a una verdadera revolución tributaria para el siglo XXI (…) y que genera más justicia en materia fiscal. Finalmente, los gigantes digitales pagarán y compartirán los impuestos en los países, incluida Francia, donde obtienen ganancias", expresó Le Maire.
El presidente estadounidense Joe Biden, gran impulsor de las negociaciones también celebró la noticia. "Durante décadas, los trabajadores y contribuyentes estadounidenses han pagado el precio de un sistema fiscal que ha recompensado a las corporaciones multinacionales por enviar empleos y ganancias al extranjero. Esta carrera hacia abajo no solo ha perjudicado a los trabajadores estadounidenses, ha puesto a muchos de nuestros aliados en desventaja competitiva también".
La secretaria del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, se unió al mensaje de Biden. "Hemos convertido incansables negociaciones en décadas de mayor prosperidad, tanto para Estados Unidos como para el mundo. El acuerdo de hoy representa un logro único en una generación para la diplomacia económica".
El ministro de Finanzas de Irlanda, Paschal Donohoe, también se pronunció. "Este acuerdo histórico abordará los desafíos fiscales globales de la digitalización y proporcionará la certeza y estabilidad que las grandes empresas y el Gobierno necesitan".
El siguiente paso ahora será llevar el acuerdo a la cumbre del G20 que se celebrará a finales de octubre en Roma, donde se analizará lo recién pactado. Los países esperan firmar una convención multilateral en 2022, cuya aplicación sea efectiva en 2023. La convención ya se encuentra en fase de elaboración y constituirá el vehículo para implementar los nuevos derechos de imposición pactados, así como para suspender y suprimir disposiciones relativas a todos los impuestos sobre los servicios digitales y otras medidas unilaterales existentes. "Esto aportará más seguridad jurídica y ayudará a atenuar las tensiones comerciales", señalaron dede la OCDE.