Pares y profanos
Cuando el 16 compró al 17, se quedó solo como Caín o como Barreda. Sin embargo, sobreviven líneas que se nombran en yunta, como el 3 y el 5 o el 8 y el 14. Cada binomio se enuncia siempre en ese orden, no sé si por simple hábito, musicalidad, serie numérica o por respetar secretas jerarquías, el 8, sin ir más lejos, es descendiente directo de la antigua D. El caso del 4 y el 10 no parece ser exactamente el mismo, quizás sean como primos segundos o amantes lejanos.
Dime cuál tomas
Nunca fue signo de estatus viajar en bondi, pero el 8 y el 14 eran, digamos, los más distinguidos y había, por ejemplo, un chiste racista y clasista sobre el 2: se lo comparaba con el presidente innombrable valiéndose del sentido figurado de El Pozo y de los prejuicios sobre sus habitantes. Encima era muy feo el 2, pobre, mitad blanco y mitad marrón clarito, espantoso.
El namber guan
Si hablamos de aristocracia, el 1 debería ser el de mejores pergaminos. Antes de ser el 1 fue la A, es decir, el primero de la primera generación de colectivos, que se denominaban con una letra y que desde la década del 20 hasta 1961 les hicieron el aguante a los tranvías eléctricos. Su recorrido es casi recto, de norte a sur, como el del primer tranvía tirado por caballos que traqueteó por los adoquines del centro, cuando San Martín se llamaba Comercio y Mariano Comas todavía no era una calle sino el intendente y seguramente saludaba orgulloso desde el primer asiento a la gente que se asomaba a mirar el futuro con propios ojos. Solía ser rojo, blanco y azul, hiperfileteado, coqueto, tenía un recorrido más entramado y frecuencia envidiable. Tuvo un colectivero famoso y querido, cada tanto repetía “pasen, pasen que el pelado está distraído”: el pelado era él. Además de pelado era bastante viejo, pero cuando subía otro viejo o vieja, les preguntaba si querían boleto escolar.
Los dinosaurios
En estos días alguien recordó que una vez, frente a las velitas de su cumpleaños, pidió en silencio que su equipo saliera campeón y que le tocara el 16 bis. También supe que hay gente que percibe el halo fantasmal que suele envolver la esporádica aparición del 9. Un amigo me dijo que el extinto 7 tenía cierta fama de asesino, yo no logro recordar sus colores y google no sabe de él. Inocente o culpable, esto último parece un castigo. Desapareció a la par que el 6, la naranja mecánica de Barrio Roma y María Selva, no sé si sucedió de manera tajante o si, conforme a la definición de Joyce, se fueron desvaneciendo hasta ser impalpables por muerte, por ausencia o cambio de costumbres.
La mar en coche
Primer domingo de agosto Día del Niño, hoy más que nunca regale juguetes, regale cariño. En los 80, el incansable y esmerado jingle estaba lejos de convencer a los padres. Pero los colectivos nos dejaban subir gratis ese feliz domingo y un aluvión de pandillas, saltamontes y mini cavernícolas se amontonaba con grito de malón en cada uno de los lastimosos coches, rebotando de asiento en asiento, colgándose de los pasamanos, escupiendo por las ventanillas, subiendo de un colectivo a otro hasta el mareo y el vómito. No sé cuánto duraron esas desquiciadas revueltas, pero quien haya estado ahí supo lo que era la felicidad.