Una campaña de concientización en el Club El Quillá generó debate sobre los mandatos ligados a las masculinidades. Las opiniones de Rubén Rézola, Nicolás Fernández y Facundo Imhoff.
El 25 de octubre reflejábamos en Pausa una noticia que atravesaba los cimientos culturales más rancios de una sociedad. El Club El Quillá hace punta con una campaña para repensar las masculinidades, era el título de la nota, y en ella se reflejaba una propuesta que había sido impulsada por la Municipalidad de Santa Fe en conjunto con jóvenes deportistas de la entidad. La campaña trataba de una gráfica para repensar los vínculos y los estereotipos de género.
A partir de la decisión que tomó el club del barrio Sur de Santa Fe algunos padres mostraron su descontento en redes sociales, se vieron “ofendidos” y “atacados en la moral”, la de ellos y la de sus hijos. Ante esta situación el presidente de la institución, Enrique Serrao, habló con diferentes medios santafesinos para explicar y defender la acción. “Es para tratar de alguna manera de luchar contra la discriminación, contra el machismo absoluto, contra una serie de cosas que ustedes habrán visto en los carteles. Están todas orientadas a defender a la mujer, a que el hombre pueda expresarse, que no tenga miedo, que comunique. Una serie de cosas que me parece que son elementales en una sociedad como la que estamos desarrollando”, sostuvo el dirigente deportivo.
En los vestuarios se podían leer carteles que decían: “Soy varón y sé que el machismo no va más”, “soy varón y me gusta otro varón”, “soy varón y sé que No es No”. Con ese pequeño acto gráfico se invita a los deportistas a reflexionar sobre la sexualidad y sobre modos de vincularse libres de coerción.
La respuesta deportiva más potente llegó a partir del equipo de fútbol femenino de Primera División. Antes de comenzar el encuentro entre El Quillá y Pucará, la foto del plantel y cuerpo técnico tenían tres carteles que decían: “Apoyamos la campaña #soyvarón”, “El machismo no va más” y “Masculinidades libres”.
El fútbol femenino quizás sea el deporte que más lucha en la visibilización del tema y que más se compromete en la acción para seguir rompiendo las viejas y desiguales estructuras sociales.
Una semana después de instalar la gráfica todos los carteles continúan en su lugar, excepto el que decía “Soy varón y me gusta otro varón”. La explicación desde el Club indica que “momentáneamente se retiró un cartel del vestuario de varones, hasta que la comisión directiva tome una resolución definitiva al respecto”. Tras la polémica, hubo solo una desafiliación y un importante apoyo del resto de la masa societaria.
La propuesta municipal
Desde el gobierno local, el subdirector de Masculinidades, Luciano Villaverde, definió que con la propuesta se busca cuestionar la masculinidad hegemónica en el deporte: “Es una masculinidad que exige todo el tiempo ser un gran goleador. Ser un crack limita la posibilidad del disfrute, la posibilidad de sentir. Los varones tenemos que aguantar y soportar, sin poder expresar emociones ni sentir dolor. También limita la posibilidad de relacionarnos con las mujeres”.
La intervención fue realizada en vestuarios por ser “espacios de intimidad entre varones y donde se refuerzan ciertas prácticas que están atravesadas por el machismo, esta propuesta no quiere dar una lección moral de lo que está bien y lo que está mal, sino cuestionar el modelo de masculinidad hegemónica que afecta a mujeres, disidencias y a los propios varones”.
Desde el vestuario
Rubén Rézola es uno de los atletas más destacados que ha dado la historia del deporte olímpico santafesino. El reconocido palista se formó en su especialidad, y también como persona, desde los diez años en El Quillá. Es más: le aclaró a Pausa que es “socio vitalicio sin carnet”.
Consultado sobre la campaña de masculinidades que lanzó la entidad del barrio Sur, destacó: “Estoy de acuerdo con el Club en poner estos carteles, hay que tener empatía para con los demás para que nadie quede excluido. Creo que es una apuesta a la educación, a la contención y al cariño para con sus socios. Sobre todo, para los más jóvenes, que son las generaciones que en algún momento van a representar al club a nivel provincial, nacional e internacional”.
Más adelante también manifestó que “demuestra el compromiso de la institución sobre las problemáticas que existen en nuestra sociedad, sobre estos temas a los que muchas veces no se les da importancia y se olvidan que hay una persona detrás, esa persona que recibe todas esas pesadas cargas emocionales”.
—¿Va a costar salir de los estereotipos con los que hemos crecido?
—Será muy difícil, pero no va a quedar otra, es algo que va a pasar. Los que están haciendo lo posible, cada uno desde su lugar, tienen un buen desafío para que todos y todas seamos mejores personas y ciudadanos.
—¿La homosexualidad sigue siendo tema tabú en el deporte?
—Creo que ha mejorado mucho con los años, somos personas que gracias a los viajes vemos otras culturas. Así aprendemos y visualizamos mucho a otras delegaciones que tienen bien cuidadas todas estas cuestiones. Imaginate tener al mejor atleta del mundo y que su condición sexual lo limite a poder seguir haciéndolo. No sería justo, sería un disparate.
—¿El machismo también es un tema presente en el deporte olímpico?
—Sí, claro que existe, en todos lados, y hasta yo creo que a veces caigo en cuestiones machistas sin darme cuenta. Hay que mejorar en muchos aspectos y luchar por tener esos valores que resaltan los carteles del Club, sobre todo tener empatía con el de al lado. Después cada uno podrá tener su punto de vista, como en todas las situaciones de la vida, pero creo que esto se debe entender para poder seguir mejorando como sociedad.
El futbolista que va al frente
Nicolás Fernández es el único futbolista argentino en actividad en salir del famoso “clóset”. Hace un par de años, a través de las redes sociales expresó: “Estoy enamorado y sí, de alguien de mí mismo sexo”, lo escribió el 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBT. Desde ese día su nombre trascendió mucho más por su declaración que por su actividad en clubes de categorías semiprofesionales. Además, en una de sus primeras notas aseguró que “los futbolistas no hablan de su homosexualidad por miedo”.
“La campaña que lanzó el Club El Quillá es muy importante, porque para terminar con la homofobia dentro del deporte es necesario hablarlo y visibilizarlo. Es muy bueno que se hayan animado a hacerlo, creo que la palabra es animarse, y todos los clubes deberían imitar esa iniciativa”, destacó Nicolás Fernández en diálogo con Pausa.
En tanto, reflexionó sobre los avances en los tratamientos de estas cuestiones: “En estos últimos años la homosexualidad está dejando de ser un tema tabú en el deporte, somos muchos los deportistas que hemos iniciado que se hable de estos temas en todos los clubes. En lo personal me tocó participar de charlas en clubes donde nunca se había tocado el tema y se pudo hablar, les dije de mis preferencias sexuales y se habló con total naturalidad, como debe ser”.
A la hora de hablar del machismo en el fútbol, el arquero que actualmente juega en Universitario de Berisso no dudó en afirmar que “el fútbol es un deporte muy machista, pero fue cambiando un poco a partir del crecimiento del fútbol femenino, pero mucho tiene que ver con las generaciones más chicas, que son las que entienden de otra manera estos temas. Yo estoy convencido que lo más importante es hablar y hablar de estas cuestiones”.
Imhoff, sin mochila
En la elite del deporte argentino hay otro deportista que desde algunos años pudo sacarse de encima una mochila muy pesada: Facundo Imhoff. El jugador de vóley de la selección nacional decidió hablar de su sexualidad luego del Panamericano de Lima 2019, “Ganamos la medalla de oro en los Panamericanos y justo di una nota. ¿Por qué no antes? Porque la sociedad cambio un montón y hace 10 años no estaba preparada para recibir esa noticia. Tener que sentarme en los programas a explicar eso era aburrido, pero empezó a ser llamativo. De hecho, otros deportistas también salieron a blanquear su sexualidad, obviamente no jugadores de futbol profesional. Eso va a ser difícil”, declaró.
Hace pocos días le preguntaron en una entrevista en Página/12 cuándo se decidió a aceptar su sexualidad y Facundo respondió: “Vivía una doble vida que no estaba buena y aparentaba ser heterosexual. En ese momento estaba con el que fue mi primer novio y lo obligaba a él a llevar esa doble vida. Era un desgaste de energía tan grande que terminaba saturado, la cabeza me explotaba, hasta con mis amigos tenía que aparentar. No me veía a largo plazo con esa vida y por mi salud mental decidí decirlo, aunque me tuviera que hacer cargo de lo que eso pudiera generar, por ejemplo, que mi carrera profesional terminara.
—¿Era tu mayor miedo? –le preguntaron desde el medio porteño.
—El miedo a quedarme sin trabajo era lo que más me bloqueaba. Ya se lo había contado a mi familia y a mis amigos más cercanos, pero si lo contaba en el equipo para mí estaba la posibilidad de que me discriminen, me echen o en el futuro se me cierren un montón de puertas. Eran miedos míos, con el tiempo no sucedió nada de eso. Al contrario, fue un desencadenante de cosas buenas haberlo blanqueado.
Jugá con orgullo
El 28 de junio del corriente año, en el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, se viralizaron imágenes de vestuarios y canchas siendo habitados por sus protagonistas: deportistas argentinxs LGBTIQ+. A las imágenes las acompañaron palabras: las experiencias de cada atleta en el deporte que tanto aman y que, en muchos casos, tantos obstáculos les ha puesto. La campaña se denominó #JugáConOrgullo, una iniciativa que motorizó la Asociación Civil 100% Diversidad y Derechos. Ofreció un mensaje potente: retratos y palabras de deportistas que desarrollan colectivamente una lucha para que “el universo donde se desenvuelven se transforme, visibilice y deje de violentar a la diversidad que lo habita”.
Una de las que participó de la campaña fue la abanderada de la delegación argentina en los Juegos Olímpicos de Tokio, Cecilia Carranza. La regatista que consiguió el oro olímpico en Río 2016 lanzó un mensaje positivo, cargado de amor y respeto: “Necesitamos visibilizar para que aquellas personas jóvenes que son parte del colectivo vean que se puede estar en el ambiente deportivo. Quizás no tengan el camino fácil, como les ha pasado a un montón de personas, pero se puede, y, poco a poco, vamos a ir abriendo ese camino. Todo va a mejorar y vamos a construir, entre todos y todas, una sociedad orgullosa de la diversidad”.
Decilo y gritalo
Mientras una parte de la sociedad santafesina hacía flamear las banderas de “Dios, Patria y Macho”, Josh Cavallo, futbolista de la selección australiana, le contaba al mundo sobre su orientación sexual: “Soy futbolista y soy gay”.
“Quiero enseñarlo para todo el mundo que está sufriendo y tiene miedo”, dijo a través de un video que todavía pica en todos los continentes.
“Tratar de rendir al máximo de tu capacidad y mantener esta doble vida es agotador, es algo que nadie quiere experimentar. Al crecer, siempre he sentido la necesidad de esconderme porque me daba vergüenza, vergüenza de no poder hacer lo que amaba y ser gay. Esconderme de quien realmente era para cumplir el que era mi sueño desde niño. Todo lo que quería era jugar al fútbol y ser tratado con igualdad”.