La periodista y escritora feminista Luciana Peker brindará en Rosario la charla "Deconstruir el amor: ¿es posible el encuentro amoroso?", junto al filósofo Darío Sztajnszrajber. Será este martes 23 en el teatro El Círculo. En la previa, charló con Pausa sobre el amor, los vínculos, las redes sociales en un contexto de revolución feminista y de avance de la ultraderecha.
Las múltiples y masivas movilizaciones por Ni Una Menos y por el aborto legal que se sucedieron en los últimos años construyeron el escenario político en el que nuevos vínculos, entre compañeras y compañeres, surgieron al calor de las calles. La construcción política feminista, múltiple y diversa, permitió esos encuentros. Las rondas de los talleres de los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries permitieron una escucha, un intercambio que cimentó durante años el proceso cultural que devino en la marea verde que inundó el Congreso de la Nación reclamando por sus derechos.
¿Qué pasa con las relaciones sexoafectivas más allá de la arena de la discusión pública? ¿Qué ocurre con los vínculos amorosos en tiempos de Tinder? ¿Cómo se cuela aquello que convertimos, como feministas, en parte de la discusión pública a la hora del match? En fin: ¿cómo leer la politicidad de lo privado mientras los feminismos abren caminos y la derecha embiste con un neoliberalismo recrudecido?
El martes 23 de noviembre, a las 20.30 horas, en el Teatro El Círculo, de Rosario, la periodista feminista Luciana Peker y el filósofo Darío Sztajnszrajber presentarán un diálogo encarado desde una mirada filosófica con perspectiva de género, que intenta desanudar los dictámenes sociales que nos enredan en un formato del amor que cada vez nos hace más ruido. La actividad se llama Deconstruir el amor: ¿es posible el encuentro amoroso?.
En la previa a la charla, Peker conversó con Pausa sobre qué implica hoy el encuentro, el desencuentro y el reencuentro en los vínculos sexoafectivos.
El amor en los tiempos de la precarización
"Un encuentro amoroso va más allá de una pareja, por eso hablamos de encuentro y no necesariamente de pareja, que es un término tradicional que todavía sigue funcionando", explica Luciana Peker en diálogo con este medio. Al mismo tiempo, describe que en muchos casos el encuentro amoroso es "híper furtivo, fugaz, descartable, precarizado". Para la periodista, hoy sigue funcionando -en algunos casos- un modelo de pareja tradicional donde más que encuentro, hay sociedad. Para ella, el presente es un tiempo de desencuentros.
"Esta es una época signada por el desencuentro amoroso", define Peker. "Hay muchísimas mujeres que sufren por la falta de pareja, por la falta de encuentro, por ser maltratadas o tratadas de manera descartable", explicita. También recuerda el auge de visibilización de otras identidades de género implican una fuga a la heterosexualidad, "porque la heterosexualidad no es solo una forma de ser, sino una forma de convertir a las relaciones de pareja en una situación de opresión".
Para la entrevistada, la revolución feminista de los últimos años, el tsunami de avance de los derechos de mujeres, lesbianas, travestis y trans no puede leerse sin percibir la huella que ese proceso político dejó en términos de una crisis sexual y amorosa. "Asumir la crisis es también la posibilidad de entender cómo nos reencontramos", sostiene.
Dice Peker que "el varón que sentía que cambiando un par de pañales más que su padre hacía la diferencia, hoy siente un tsunami". En este sentido, apunta cómo las distintas subjetividades en juego en las tensiones políticas actuales asisten al encuentro afectivo.
"Las mujeres pueden sentir que hay una injusticia que no soportarían en lo público o en lo laboral y que tienen que soportar en sus relaciones familiares o sexuales. Que pueden ser muy fuertes en las calles, en las marchas, en lo que escriben en las redes y que sin embargo se encuentran con un varón con el que tienen sexo y no le dicen nada o si le dicen algo saben que eso significa perderlo", postula la autora de La revolución de las hijas. "Hay mujeres exigidas o deseantes de un lugar público potente, poderoso, con mucho protagonismo y una demanda de sumisión en relación a su deseo que es muy difícil de maniobrar", agrega.
Para Peker, esta situación implica "pensar maneras de interpelación hacia los varones" pero también escuchar qué les pasa. "Porque también son varones jaqueados por el capitalismo, por la desocupación, por la crisis, por la uberización del amor en el sentido de la precarización, con muy pocas esperanzas en modelos de cambio y por eso hoy renace la idea conservadora de que el único cambio es la tradición, lo antiguo, lo liberal del sálvese quien pueda", indica.
A las conquistas feministas y también al avance de la ultraderecha, se suma la proliferación de apps para generar vinculaciones sexuales. Para Peker, las redes "han generado un deterioro de los vínculos sexuales porque la idea de la oferta permanente es una idea donde siempre hay un reemplazo". Allí, señala, "lo que importa no es el otro o la otra sino el amor o el sexo o la sensación de ser deseables". En el mundo de las pantallas y los matchs, "nunca hay sensación de vacío, nunca hay duelo y por lo tanto nunca hay vida. Nunca hay juego porque siempre se está jugando", afirma la escritora.
Sin embargo, Peker va más allá de una mirada apocalíptica de las redes sociales. "No creo que hoy sea posible eliminar las redes como forma de contacto amoroso, salirse de esos lugares o decir que hay que volver a ser analógicos. Lo que sí creo es que hay que interpelar esos valores para utilizar las redes como medio y no como código de descarte del encuentro del otro, del otre o de la otra", propone.
La reacción al avance feminista
Los avances políticos que implicaron el reconocimiento de derechos para las identidades feminizadas no fueron magia. Estuvieron sostenidos por la organización, por el cuerpo a cuerpo en las calles, por la movilización constante. "No son esfuerzos livianos sino que tienen un enorme valor y que además en un momento de avance de la derecha hay que valorar, cuidar y custodiar", advierte Luciana Peker. Al mismo tiempo, añade que "en 2021, en relación a los derechos de una mujer, de una trava, de una lesbiana en comparación con los que había hace 25 o 30 años atrás, hay mucha diferencia".
"Son muchas las leyes conseguidas y creo que están por delante de la sociedad, pero además juntas somos más fuertes, la movilización política nos hizo más poderosas, logramos métodos de organización político y social muy eficientes", valora Peker.
¿Cuáles son las expresiones de la reacción machista, además del avance de la ultraderecha en el escenario político? "La reacción y la venganza machista es mucho más fuerte cuerpo a cuerpo, porque cuando estamos solas somos más débiles", analiza la autora de Putita golosa. "Creo que hay una venganza machista en los vínculos cuerpo a cuerpo, en la intimidad", argumenta.
"En muchos casos eso se dio y se sigue dando a través de la violencia. Hoy no solo se da a través de la violencia sino del desaire amoroso, del ghosteo, de la clava de visto, de la sensación de humillación y el desprecio", afirma.
Para Peker, "esa situación deja mucha indefensión: no hay otras, no queda claro, la sensación es que es tu culpa, que te pasa a vos sola, que no sos lo suficientemente linda, que te manejaste torpemente, que no sos atractiva". La entrevistada agrega que, en estos casos, "es mucho más complejo generar una interpelación con el otro cuerpo a cuerpo, porque además son otros que se esquivan". Grafica con una comparación que las feministas conocemos por la práctica de cabildear nuestros derechos: "Es como si vas a la Cámara de Diputados y no hay quórum. No es que te van a votar en contra de la ley, no hay quórum, se van. Eso genera una sensación de angustia, de no poder defenderse, de no poder dar pelea, de que no hay palabra y eso es muy angustiante".
Luciana Peker: «Lo que no se bancan muchos varones es el concepto de las mujeres deseantes»
Una idea de amor por deconstruir
Peker es contundente cuando se le pregunta de qué hablamos cuando hablamos de amor a deconstruir: "El amor como sinónimo de opresión". La apuesta discursiva se da en sociedades de desigualdad. Dice Peker: "De mujeres sin palabras, sin deseos, sin orgasmos, sin goce, sin dinero, sin tiempo. Con carga mental, con recarga de tareas de cuidado, con frustración, con frigidez o con presiones estéticas excesivas".
Para ella, la salida "no es poner una norma general, sino entender el tsunami". En ese marco, "cada cual entenderá lo que quiere y lo que deja de querer y eso es nómade en el tiempo y es cambiante según las personas y las circunstancias".
"No hay un código que establecer pero sí creo que se puede establecer la necesidad de generar encuentros y sobre todo de escucharnos para generar acuerdos, que además no son inamovibles sino nómades", subraya.
"Gran parte de la contribución cultural que hemos hecho como feministas no tiene que quedarse en una biblioteca que lee otra mujer sino que tiene que empezar a circular entre varones, mujeres y disidencias para que esa conversación pública pueda llegar a la intervención íntima", señala.
El objetivo es resistir aquellos discursos reaccionarios que postulan que todo tiempo pasado fue mejor. "Porque si lo mejor estuvo en un pasado más tradicional, hay grandes problemas", cuestiona Peker. "Entonces las mujeres éramos mucho más infelices y teníamos muchos menos derechos, otras identidades sexuales no tenían ningún derecho: no tenían derecho a desear", recuerda. Por lo tanto, "el encuentro amoroso implica una apuesta al futuro y una apuesta a la felicidad íntima".
¿Cómo nos reencontramos política y sexualmente?
Para la entrevistada, los encuentros y reencuentros vinculares se sostienen sobre el diálogo y la escucha. Esto implica una interpelación a los varones, fundamentalmente heterocis. "No creo necesariamente que las masculinidades tengan que ser frágiles, débiles o estereotipadamente deconstruidas, que es lo que hace la derecha: ridiculizar todos los conceptos que usamos para volver a valores arcaicos", matiza Peker.
"No esperamos varones ridículos o como dice la autora bell hooks en su libro Todo sobre el amor, no es que necesariamente tienen que ser varones infantiles, inmaduros, que no puedan afrontar compromisos y responsabilidades, que eso no les gusta ni a ellos ni a las mujeres", explicita la entrevistada. "No buscamos varones que digan a todo que sí, que no tengan sus deseos propios, sino varones con los que se pueda interactuar. Que tengan las agallas, no solo sexuales y amorosas, sino las agallas que se necesitan hoy políticamente para aceptar la interpelación que significa el avance de las mujeres", prosigue.
Finalmente, la autora propone: "Los vínculos que pueden ser construidos son aquellos sobre los que se pone algún nivel de esfuerzo, de trabajo y de construcción y eso implica que la masculinidad tiene que poder ser interpelada e incomodada y escuchada para llegar a acuerdos".
"Es imposible pensar que el acuerdo amoroso no cambie en sociedades que han cambiado tanto respecto al lugar de las mujeres, de los varones, de la diversidad sexual, de las normas y los códigos que nos rigen. Sin embargo, la pareja sigue apelando a tener el mismo status o a que no haya ningún acuerdo. Si tuvimos que pelear en el Congreso para que haya algunas leyes, cómo nos pondríamos de acuerdo sin conversación", reflexiona.