ANUARIO 2021 | El sistema sanitario explotó en mayo con un promedio diario de 1900 casos de Covid en la provincia. En el pico de la pandemia, se registraron 50 muertes por día.
Dramática y dolorosa era la situación sanitaria hacia mediados de mayo de 2021 debido a la denominada segunda ola de la Covid 19 que se presentó de un modo más agresivo que la primera, tanto en el país como en la provincia de Santa Fe. Muestra de ello fueron no solo la alta tasa de casos, sino la consecuente saturación de las camas de Unidad de Terapia Intensiva (UTI).
En términos generales, lo que ocurría por entonces respondía a que el grueso de la población menor a 60 años aún no había recibido la primera dosis de la vacuna, con lo cual su sistema inmunitario podía ofrecer alguna resistencia al coronavirus, pero no la suficiente como para evitar la internación que podía derivarse a UTI. Allí, la permanencia también se prolongaba más que la que podía sostener la franja de adultos mayores. En esas condiciones, la saturación fue indefectible. En efecto, al 16 de mayo eran 338 las camas de terapia intensiva ocupadas y 428 las camas generales en la provincia. Asimismo, el colapso se confirmó al día siguiente cuando el promedio de contagios diarios en la bota santafesina (entre el 10 de mayo y el 17 de mayo inclusive) era de 1954 y el de la ciudad capital, de 223. En tanto, el promedio diario de decesos (en el mismo lapso) era de 24 y llegó al pico máximo de 52 a inicios de junio.
En torno al plan de inoculación, hasta el 16 de mayo se habían recibido 639.100 primeras dosis y se habían aplicado 629.194 en todo el territorio provincial. También habían llegado 217.950 segundas dosis y se habían colocado 163.033.
Por el coronavirus, colapsó el sistema de salud en Santa Fe y ya no hay camas críticas
En ese contexto, las autoridades sanitarias clamaban ante la ciudadanía para que se intensificaran los recaudos. Una de las voces que se expresaba en relación con el crítico panorama era la del director provincial del Tercer Nivel de Salud, Rodrigo Mediavilla, quien enunciaba aquel 17 de mayo: “El colapso sanitario es total, abarca a toda la provincia. Dependemos de los fallecimientos. Se liberan (las camas) cuando muere o se da de alta (al paciente). El giro de cama es muy poquito. Al ser pacientes muy jóvenes, están 20 días más o menos”. Esos dichos eran ratificados por el secretario de Salud provincial, Jorge Prieto, quien alertaba sobre “un nivel de ocupación de camas del 98%”. Eran tan solo dos camas las disponibles.
En el plano local, el director del hospital José María Cullen, Juan Pablo Poletti, había hecho que el propio efector se abocara casi en su totalidad a la atención de pacientes Covid, mientras ya se emplazaba la carpa militar (en el Liceo Militar, sobre avenida Freyre, frente al Cullen) que vino a ampliar la capacidad de atención. Solo restaban horas para que se anunciaran nuevas restricciones con el fin de cortar la cadena de contagios. “Ya el sistema sanitario se estiró hasta más no poder en cantidad de camas, respiradores y personal”, definía Poletti por aquellos días de mayo.