Foto: Verónica Villanueva.

El economista, integrante del directorio del Banco Nación, evalúa cómo fue la recuperación de la entidad, qué pasó y pasa hoy con el vaciamiento de Vicentín, cuáles son las contradicciones que convulsionan al Frente de Todos y cómo avanza la negociación con el FMI.

 –A pocos meses de asumido el Frente de Todos y sobre la expropiación de Vicentín, vos sostenías que el estrés financiero y anuncio de quiebra inminente era una simulación para una venta fraudulenta. ¿Hipótesis confirmada?

–Mi evaluación de la gestión del Directorio que integro al frente del Banco en estos dos años es muy positiva, nosotros encontramos un banco destruido, con problemas serios de oferta de créditos, absolutamente concentrada en algunos actores, con muchos problemas como en el caso de Vicentín. Encontramos un Banco totalmente descapitalizado, le habían sacado unos U$S 35.000 millones en la gestión de Javier González Fraga, con un descalabro importante también en lo que hace a su estructura de personal y de jerarquías porque habían pasado a degüello 550 directivos de los primeros tres niveles, con lo cual armaron una línea de ascensos con gente sin demasiada experiencia…

–Más el enorme monto de indemnizaciones para los directivos removidos…

–Absolutamente, fueron unos 7000 millones. Y un atraso tecnológico monumental respecto del sistema financiero en general y los principales bancos de plaza. Para que tengas una idea, el patrimonio del Banco que recibimos era la mitad del que recibió Melconián; en 4 años se redujo a la mitad y el último año la situación era de iliquidez con un nivel de pérdida importante, 20.000 millones negativos en 2019. La idea nuestra fue recuperarlo patrimonialmente, revertir esa rentabilidad negativa, capitalizarlo, sanearlo y con mucha rapidez lo pudimos dar vuelta. El Banco recuperó su solvencia patrimonial, iniciamos un proceso de investigación sobre los hechos más complicados, el más notorio de todos fue Vicentín, pero también sobre el descalabro de la estructura administrativa, hubo sumarios internos y establecimos un principio de justicia al interior de la entidad. Finalmente lo transformamos en un agente financiero potente, hemos colocado unos$650.000 millones en créditos, un 80% concentrado en pymes y monotributistas, dimos vuelta la oferta de crédito, la desconcentramos. Identificamos a nuestros sujetos esenciales, armamos un Consejo Consultivo de las pymes del Banco Nación, con 44 centros de atención pymes en todo el país, de los cuales ya funcionan 23. Allí están representadas todas las instituciones pyme de la zona en un esfuerzo de federalización sin precedentes. Y tenemos también un Consejo Consultivo de la Economía Popular para integrar actores que normalmente acá no llegaban ni en broma.

En el marco de la pandemia nosotros prestamos cuando no prestaba nadie, abrimos líneas para cooperativas, para agricultura familiar, siempre por debajo de la necesidad real pero marcando un cambio de actitud. Hemos dado créditos a tasa cero para todos los sectores que fueron muy golpeados por la pandemia, hotelería, gastronomía, turismo, comercio. Y cuando hay tasa, es la más baja del mercado sin lugar a dudas. Todo ese proceso ha sido muy fuerte.

Claudio Lozano: «Lo de Vicentín es una simulación para una venta fraudulenta»

–Alguna vez, charlando con Mercedes Marcó del Pont, me decía que lo más complejo a la hora de introducir cambios de rumbo de cierta profundidad en la gestión (y hablando de su gestión en el Nación y el Central) es traccionar las burocracias aluvionales del Estado, esos que siguen mientras los mandos políticos pasan. ¿Les pasó esto en el Nación?

–El Nación cuenta con 18.000 empleados en 720 sucursales a lo largo y ancho del país, es un monstruo y no es tan fácil. Pero lo pudimos dar vuelta gracias a un caso ejemplar para sancionar y ordenar el rumbo internamente, que fue Vicentín. Eso nos permitió reestructurarlo en tres grandes áreas troncales, negocios, sistemas y administración, y así nos ordenamos de una manera diferente. Y tenemos, producto de la introducción de perspectivas de género en la selección de personal, la primer gerenta mujer en la historia del banco, María Barros. Esta institución tiene ribetes patriarcales muy fuertes.

–¿Qué pasó con los directores y mandos medios que especularon evitando estampar su firma en los préstamos abultados y sin garantía de recobro?

–En realidad las estamparon a posteriori, cuando el Poder Ejecutivo ya había ordenado esos préstamos. Ellos terminan avalando y no se expiden sobre las irregularidades, por lo que estaban involucrados también y esto crece cuando uno mira los sumarios que hicimos.

De lleno en Vicentín

–Hacia adentro del Banco tomaron sus decisiones y ajustaron cuentas con esta estafa probada, pero sobre el destino del proceso en líneas generales, como integrante del espacio político que anunció su expropiación y luego retrocedió, ¿cuál es tu balance?

–Falta un involucramiento de los distintos organismos del Estado que deberían compartir información y estrategias para avanzar con más fortaleza. Esto es particularmente claro en el caso Vicentín, que no creo que sea algo que se debata desde hace ya tiempo, porque hay cosas que aún no se han hecho y urge tomar medidas. Primero se creyó que estábamos ante un mero problema financiero por los préstamos otorgados por el Banco y que el problema de la reestructuración empresarial lo iba a resolver el mercado. Había una confianza en eso del gobierno nacional y también de otros actores.

–El gobierno de Omar Perotti se quejó abiertamente de no haber sido notificado de los anuncios de aquella famosa conferencia de prensa y siempre postuló una salida mixta…

–Lo cierto es que la primera denuncia contra el estrés con olor a quiebra autoinducida fue en febrero 2020, desde ese momento nunca hubo una definición real del gobierno de intervenir la empresa, siempre la expectativa era que el mercado iba a resolver finalmente el problema hasta el anuncio de la declaración de utilidad pública sujeta a expropiación de la empresa. Esa definición no fue trabajada de manera prolija ni conjunta entre los actores interesados de parte del gobierno.

–¿Crees que el efecto sorpresa, que fue utilizado por única vez, descuidó un estudio más profundo y concurrido de qué es lo que realmente se estaba expropiando, de las 32 empresas ocultas bajo la cáscara Vicentín SAIC y la estructura offshore?

–A nosotros nos asombró el anuncio y la modalidad, nunca se involucró al Banco (el principal acreedor de Vicentín) en esa discusión, yo era el director que había tenido más participación en el debate y el análisis económico de los movimientos de la empresa y me llamaban los medios horas antes de la conferencia para saber qué es lo que se iba a anunciar y no tenía idea sino que me enteraba por ellos. Yo sabía que era un fraude espectacular que había que evitar y transformarlo en una oportunidad para que el Estado pusiera un pie en el comercio de granos, dando nueva vida a una empresa testigo. Teníamos una fortuna en la quiebra de Vicentín, todos los bancos estatales y la AFIP, como para conformar una estrategia que nos tuviese como protagonistas. Pero había que hacer algunas cosas previas, como articular con los 1700 productores esquilmados, las 93 cooperativas defraudadas, con los 20.000 trabajadores involucrados en el grupo y sus sindicatos representativos, es decir un trabajo político que debió haberse hecho antes del anuncio. Sin estrategia común nos tiramos a la pileta sin saber ni la profundidad ni cuánta agua había. Y había que ir contra todo el grupo, completo, para liberarse de las deudas y quedarse con los activos, una operación de ingeniería fina clave para poder demostrar el delito e instalarlo mediáticamente. Los poderes que se enfrentaban ameritaban hacer las cosas bien y con precisión, eso es lo que no pasó.

–Este no es un gobierno de gente con poca experiencia profesional y de gestión de la cosa pública. Mucho menos en el Ministerio que llevó la voz cantante en el intento, lo que a ésta altura genera curiosidad es saber quién o quiénes recomendaron ese modus operandi. Por qué se hizo como se hizo.

–Sigue siendo un interrogante al menos para mí, porqué se hizo de éste modo pudiendo hacerse de otro.

–Pero además no forma parte del estilo del gobierno, Alberto recibió no pocas críticas por anticipar demasiado medidas que afectaban intereses concentrados, dando muchísimo margen para el juego de lobbies. El Aporte Solidario es el mejor ejemplo pero hubo muchos.

–Incluso cuando el gobierno retrocede, el Banco Nación quedó involucrado en el concurso y seguimos con el objetivo de cobrar la deuda, que es nuestra estrategia. La estrategia general es la que el gobierno defina y nosotros podemos o no ser un instrumento de ella. Dentro de un concurso amañado, en donde el juez le da todas las ventajas a la empresa, empujamos todo lo que hemos podido. El juez Lorenzini inició un concurso sin balance y admitió ofertas absurdas, con quitas de capital y condiciones ridículas, incluso darles un nuevo plazo para extender el período de exclusividad, con la posibilidad de abrirle otro período adicional. Da la sensación de que ya tienen decidido irse hasta la próxima gestión para terminar con esta historia.

Hoy, en el marco de un concurso con el Banco Nación, el Banco Provincia, el Banco Ciudad y el BICE, sin contar la AFIP, no hay una decisión conjunta de todos los actores estatales de qué hacer con Vicentín. Estamos dejando correr un proceso conducido por un juez parcial y con una auditoría forense que demuestra con claridad lo que pasó, con una causa penal en Rosario que ya ha identificado el delito de estafa. Hay muchos elementos que no estaban presentes cuando se planteó la posibilidad de expropiar y urge una estrategia general para tomar otras decisiones, nuestro Banco está dispuesto a hacer cosas pero sin un rumbo validado por todos lo que va a terminar pasando es que la Asociación de Cooperativas Argentinas, Glencore y Molinos Río de La Plata van a quedarse con todo y encima con Vicentín adentro. No tener una definición gubernamental sobre esto…

–Es también tenerla, en todo caso…

–En los hechos, sí. Podríamos juntar nuestros derechos con los de otros actores damnificados en el concurso. Hoy hay sectores que defendieron a Vicentín en el momento de la expropiación y hoy lo cuestionan, la correlación de fuerzas no es las misma y hay condiciones para hacer otra cosa. La empresa es viable con buenos precios internacionales, hay bancos dispuestos a financiar a los productores que aportan los granos, lo que hace falta es decisión política.

Al gobierno le cuesta volver sobre el fracaso y no debería ser así, se puede decir “a esto lo hicimos mal y podemos corregirlo y mejorarlo”, se puede evitar que se consume el fraude y la concentración del negocio que tanto daño le hace al país y a los argentinos. Hemos tenido algunas conversaciones interesantes con el ministro Julián Domínguez respecto de poder pensar una intervención conjunta y dejando claro al único actor distinto del consorcio y que quiere ejecutar el plan que avala Lorenzini, que es Asociación de Cooperativas Argentinas, que el Estado argentino no va a ser el que pague la fiesta. Hay que dejarles en claro que no vamos a sacrificar a nuestros bancos para que ellos hagan sus negocios, el Estado no va a avalar eso. Y que quede claro, el Nación es un acreedor privilegiado así que –más allá de los que resuelva el resto de los acreedores- si dice que no, es no, y se cae todo, se avanza hacia el cramdown y la quiebra, que son oportunidades también para tomar otras decisiones por parte del Estado y poner en discusión al conjunto del grupo empresario.

–Conclusión, para ustedes no es un tema terminado Vicentín.

–Para nada y yo aspiro a que, del mismo modo que lo hablamos con Julián Domínguez, tenga cada vez más lugar en la agenda del gobierno. ¿La empresa es viable? Sí. ¿Tiene que ser desguazada? No. ¿Tiene que seguir operando? Sí. Y si el Estado, después de todo lo que ha puesto, puede poner un pie dentro de la empresa, es lo mejor que nos podría ocurrir. No al Banco o al Estado sino a todos los argentinos.

Qué Frente de Todos

–Dicho en on y off por propios integrantes del gobierno, parece que hay al menos dos proyectos políticos y productivos, realmente diferentes. ¿No es lo que pasó con el tema comercio granario y Vicentín? ¿No provoca contramarchas la falta de una línea de gestión común?

–Coincido en líneas generales, pero lo más claro es que la derrota electoral que lamentamos recientemente es porque el Frente de Todos no ha existido. Fuimos un inmejorable acuerdo electoral, una coalición que le abrió al pueblo argentino la posibilidad de canalizar sus cuestionamientos al macrismo, pero a partir de allí nunca nos constituimos como coalición de gobierno ni como fuerza política. No hay ningún ámbito ni lugar del país donde se haya conformado, nos volvimos a juntar para ir a elecciones y luego lo mismo de siempre. La primera reunión del conjunto de los partidos del FDT convocada formalmente se hizo después de la derrota del 12 de septiembre. En ese escenario, hay una cantidad importante de matices que no se sienten sintetizados y te digo más, adentro el FDT hay un protobloque social alternativo a lo que sería el bloque de poder dominante y que reúne a movimientos sindicales, territoriales, de empresarios pymes, de organizaciones de consumidores y de Derechos Humanos que están todos referenciados en el FDT y que nunca han sido convocados para ser parte de la discusión real de la gestión.

–Más focal todavía, uno imagina que no debería ser un ideal de difícil realización una reunión entre los directores del Central, del Nación y de la AFIP para identificar (cosa que ya ha hecho Horacio Verbitsky) y reclamar devoluciones a los 50 o 100 nombres que se beneficiaron con los dólares de deuda del macrismo y luego los fugaron. Telefónica y Pampa Energía compraron por encima de sus ganancias declaradas, ¿por qué no se los molesta ley en mano?

–Totalmente de acuerdo, pero el punto es que más allá de éstas acciones conjuntas que no terminan de ser, hay una estrategia general para conformar una fuerza cohesionada detrás de un proyecto político que nunca fue. Y después de la derrota electoral el gobierno sintió que estaba afectado en su gobernabilidad y comenzó un proceso para establecer vínculos más firmes con la estructura de poder y en ese sentido hay que ubicar los cambios de gabinete. Juan Manzur al frente de la Jefatura no significa lo mismo que Santiago Cafiero, él tiene un nivel de acuerdos y relaciones con el poder real muy fuerte. Julián Domínguez tiene una relación de años y consistente con el sector agrario dominante y Aníbal Fernández lo mismo con las fuerzas de seguridad. El proyecto llave en mano del Consejo Argentino Agroindustrial y el del oligopolio petrolero de la Ley de Hidrocarburos, sin contar el presupuesto que estaba articulado con las negociaciones con el FMI, son todas demostraciones de esto que te digo, del rumbo poselectoral. Se trata de restituir gobernabilidad con guiños a los poderes concentrados y allí es donde el secretario de Comercio Roberto Feletti es completamente disonante y la manifestación de que hay dos proyectos difícilmente articulables. Les concedemos todo esto y a cambio les pedimos que paren la mano con los precios, con un congelamiento por decreto ante la insubordinación de los actores que habían sido beneficiados por el proyecto del Consejo Agroidustrial, como por ejemplo Molinos. Feletti quiere poner cupos a las exportaciones cárnicas y ese mismo proyecto se lo impide y la dolarización del precio de la energía implícita en la Ley de Hidrocarburos también le va a complicar contener tarifas que le pegan a la inflación. Claramente acá hay un problema que si no empezamos a solucionar sólo va a agravarse.

Estas elecciones no fueron un plebiscito

–Vos afirmás que se salió de la debilidad que supuso la derrota electoral con un exceso de diálogo y concesiones con los factores de poder…

–Así es y más, de tanto mirar para abajo no tomamos el dato de la enorme transferencia de recursos que se ha operado hacia ésos factores durante los últimos dos años. Acá hay una recuperación importante de la actividad económica que se dio en el marco de una ampliación de la desigualdad. Se han transferido desde los trabajadores hacia el capital concentrado U$S 53.000 millones, o lo que es lo mismo decir el 11,3% del PBI. Tenemos así una actividad económica por encima del 2019, con la pobreza de la cuarentena del 2020. La política económica del FDT fue desarmada por los factores de poder a través de la manipulación en alza constante de los precios, no fue que el ministro de Economía Martín Guzmán no quería aumentos del salario real, el sistema de precios le dijo “no queremos ampliación del poder adquisitivo de la población, redistribución y más mercado interno”. Siempre llegamos mal y tarde a éstas pujas y sin coordinar ni ir a fondo con los instrumentos de regulación. No podemos seguir sosteniendo esto y es lo que está por detrás de los cinco millones de votos perdidos por el FDT en dos años. El debate de fondo es éste.

–Da la sensación de que hay un proyecto que se impone claramente, mientras el otro apunta los yerros, sugiere correcciones, incluso presenta propuestas concretas, pero claramente acompaña con una incidencia marginal. Es una encerrona compleja que no pone en valor la diversidad del FDT. Alberto Fernández siempre estuvo en contra de un Frente en donde el peronismo planche las diferencias y obligue a todes a cantar la marchita, por decir algo. Y eso es precisamente lo que está pasando.

–Yo también se lo escuché decir a Alberto y creo que él cree honesta y profundamente en esto, creo además que hubo un intento de institucionalizar el FDT con Coqui Capitanich al frente de ese objetivo, se iba a establecer un sistema de delegados en base a los afiliados de cada partido, para armar un Congreso del Frente. Todo estaba previsto y se discutía además si Alberto tenía que presidir el Frente o el PJ, que es lo que terminó siendo cuando en realidad muchos creíamos otra cosa. Y es como vos decís y Alberto marcaba en campaña como erróneo: el PJ se devoró al Frente de Todos, lo que limitó mucho el accionar del gobierno finalmente y desluce el pacto original de 2019.

–Ahora la institucionalización se centra en internas para 2023, que supondrán alguna instancia deliberativa hacia adentro de cada partido.

–Bueno, es una enseñanza recogida de las PASO, esto de impedir que hubiese competencia en el Frente con la idea de que la lista única expresaba unidad y la unidad garantizaba la victoria. Gran error por cierto, la confusión fue tal que hasta se dijo “sólo puede haber PASO donde gobiernan ellos”. ¿Y la CABA entonces? ¿Por qué no nos dejaron hacerla allí?

Pero digamos algo importante, el gobierno no se propuso que hubiese esa brutal transferencia de ingresos desde los sectores más bajos a los más altos de la sociedad, fue el modo en que los formadores de precios le desarmaron su propia política lo que determinó esto y luego Guzmán lo agrava con el ajuste del primer semestre de este año que termina. Yo creo que si el gobierno hubiese ido a las PASO en octubre de 2020 hubiese ganado porque la gente recontra bancó lo de la pandemia, pero el problema es que cuando parecía que la pandemia se iba y se daba la recuperación, economía siguió ajustando sin compensaciones y los precios nunca te dieron tregua.

El FMI

–¿Será que uno de los proyectos convivientes en el FDT piensa que el shock distributivo debería provenir de lo que nos ahorremos en los cuatro años de gracia de no pagar deuda, tras el acuerdo con el FMI?

–Guzmán ha construido un nivel de endeudamiento en pesos muy grande. Si vos tomás la participación del endeudamiento en el gasto del presupuesto 2022, representa el 13% a pesar de que ahí no están los vencimientos con el FMI y los acreedores privados. Eso es todo deuda en pesos y es un motonazo. Es una de las debilidades del proyecto de Guzmán porque ahora tiene que convivir con haber transformado al FMI en una suerte de socio para su negociación, depende de él absolutamente y el FMI no le dio nada.

No daban las correlaciones de fuerzas…

–Conozco esa excusa, pero lo cierto es que el remedio fue peor y te hace más débil. Ahora tiene que renovar una montaña de deuda en pesos todos los meses con el establishment financiero local. Dependés de todo, del FMI y de sus socios locales. Sumale a que dilapidaste las reservas pagando U$S 17.000 millones de cancelación de deuda privada, comercial y financiera, perdiendo U$S 4000 en reservas netas. A los grupos privados que les diste dólares a cambio oficial para pagar deudas deberías haberles dicho: pagá con tus dólares, que me venís a pedir a mí los dólares por deudas que, en muchos casos, no están justificadas, porque las remisiones a casa matriz son mecanismos que utilizan para saltar el cepo.

El FMI está en la casa: nada, nada de esto, nada de esto fue un error

–Negociar con el FMI, pretendiendo ponerles límites a su voracidad, pero pagando mientras tanto, es una estrategia pocas veces vista.

–No se entiende qué cosa es eso, ningún deudor que se planta y necesita meterle presión a sus acreedores paga mientras tanto. Con el aditamento de que fue tu decisión, porque ya Macri había dejado de pagar y las consecuencias de ese default de hecho ya estaban y no podían empeorar porque ya no te prestaban ni un dólar. Es muy difícil defender esto, que demás ya fracasó. Y dejemos de conceptualizar mal el crédito del FMI, que no fue un Stand By para financiar la campaña de Macri, sino para controlar el alineamiento geopolítico de la Argentina en el marco del conflicto entre Estados Unidos y China. No es una pelotudez, suponer que esto es un problema financiero es de una estrechez grave y hay que discutirlo en serio.

–Dejame que te chicanee: estás hablando alegremente de modificar correlaciones de fuerzas a escala planetaria, no hay tiempo para eso.

–Pero, ¿por qué crees que Estados Unidos se vio obligado a forzar al FMI a violar su estatuto para sujetar a la Argentina? Porque es el país que tiene las mejores potencialidades para estrechar aún más sus vínculos con China, ahí tenés tu carta fuerte. Tu estrategia desde el minuto uno debió radicar en un mejor aprovechamiento de esa posición: la querella criminal, que hoy duerme sin mayores resultados, llevar la deuda como estrategia de política exterior a los foros internacionales, que ahora es un manotazo ante la falta de resultados del Plan A, e incluso discutir sin pruritos una salida diferente con China, era algo que podría haber dado otros resultados.

–¿Una frase o pronóstico final para llevar esperanzas de cara al cierre del año y las festividades?

–Me parece que todo se va a jugar en la capacidad de asumir una estrategia de crecimiento y redistribución positiva, sin ajustes para los dos años venideros. Si el gobierno logra eludir la “obligación” de ajustar por parte del FMI, yo creo que tenemos capacidad para poder combinar herramientas redistributivas para capitalizar en serio la recuperación de la economía argentina, que efectivamente se está produciendo. Tenemos precios internacionales razonables y si no tenemos cifras de espanto con las cepas actuales del Covid, si cuidamos los dólares que ingresan y se corrige el mal manejo de las reservas, vamos a recomponer condiciones sociales beneficiosas para la población. Tenemos que poner en caja precios y hacer un shock distributivo que implica una política de ingresos del Estado que ponga un piso en la discusión del mundo laboral en la Argentina, de imponer el ingreso universal por encima de la línea del hambre. Dejémonos de embromar. Si no hacemos esto, el escenario electoral 2023, con internas abiertas y todo, va a ser muy complicado.

Un solo comentario

  1. No hay Vicentin sin recuperar la soberanía de nuestro Paraná

    El gobierno de Macri dio vuelta el mapa de flujos de un espacio geopolítico que involucra también a Uruguay, Bolivia, Paraguay y el sur de Brasil.
    Argentina había cedido la llave logística de la cuenca en la década de los 90 con el tratado de Hidrovia y lo consolidó al aceptar el dragado que convertirá en canal de aguas profundas el acceso al puerto de Montevideo.
    Al capitular en la comisión administradora del Río de la Plata, la cancillería de macri dio luz verde a la pretensión de los monopolios de transporte de habilitar al puerto de Montevideo a Nueva Palmira como la puerta de entrada excluyente del Río de la Plata.
    La dinámica logística del río Paraná, el comercio exterior de la Argentina y la distribución de la renta agraria de la cuenca del Plata, cambiarán radicalmente. Y con ello, también el alcance regulatorio del Estado.
    Las determinaciones serán definidas ahora por decisiones de las multinacionales tendientes a maximizar la renta de estos poderes concentrados de la economía. Se reduce sustancialmente la capacidad soberana para poner a resguardo los intereses nacionales.
    Las vías navegables y las estructuras portuarias constituyen el fundamento de nuestro complejo marítimo y fluvial. Activos que deberían ser objeto de una visión geopolítica propia que interprete en forma sistémica las demandas de un proyecto económico y productivo al servicio del desarrollo y el empleo.
    La cuenca del Plata constituye uno de los puntos más sólidos de anclaje de cualquier programa económico que se proponga devolver al país un horizonte de crecimiento y desarrollo económico que nos permita retomar el crecimiento con equidad luego que el COVID 19 haya sido superado .
    La recuperación de soberanía y de la renta de la logística estratégica, liga de manera estructural a la cuenca del Río Paraná y del Río de la Plata con el dilema del Atlántico Sur.
    La amenaza a la soberanía argentina en este espacio marítimo, sumado al reclamo diplomático por Malvinas, llaman a integrar en una misma visión geoestratégica los sistemas del Río de la Plata y Paraná (por el que se traslada el 50 % de la proteína vegetal que se consume en el mundo) el control del transporte marítimo y la explotación pesquera y de hidrocarburos del Atlántico sur.
    Esta realidad política heredada iniciada en 2016 cuando el presidente Macri anuló la disposición 1108/13 que aseguraba la soberanía portuaria argentina y la determinación de sostener el cabotaje nacional y regional para la flota mercante de bandera obliga a la administración del presidente Fernández a dar un cambio de 180 grados a las políticas del sector marítimo y portuario
    Continuar con este marco solo logrará afianzar la red de intereses de cuatro grandes corporaciones que monopolizan la logística de las exportaciones de mineral de hierro boliviano y las agrícolas del litoral argentino, de Paraguay y del sur de Brasil.
    El recurso estratégico a proteger, materia de regulaciones jurídicas de los sistemas de Defensa y de Seguridad, es el diseño de una logística por agua determinante central del comercio exterior de esta área económica.
    Esta cesión a la presión de las corporaciones que operan en el puerto de Montevideo, favorecidas por regímenes fiscales y laborales flexibles y precarizados, ha producido un daño considerable a los intereses argentinos y debilitado sensiblemente el poder de negociación de nuestro país frente a los grupos transnacionales.

    No se debe olvidar que la aprobación del dragado que convierte en nodo regulador de flujos económicos a Montevideo está vinculada al acuerdo con el FMI y al lobby de compañías europeas vinculadas no sólo al sector cerealero, sino también a las multinacionales de transporte marítimo.
    Esta situación estructural implica desafíos a la planificación de la Defensa nacional, al diseño de capacidades de control y vigilancia estratégicos, como a la Seguridad pública y al medioambiente humano.
    La logística por aguas y el complejo marítimo y fluvial compuesto por nuestros puertos y vías navegables nuestra marina mercante y nuestra industria naval, requieren un abordaje coordinado y eficaz. Es de esperar que un programa nacional y popular de industrialización con inclusión social, ausente aún en el pensamiento del gobierno actual, se fije en este componente central de una geopolítica centrada en la recuperación de la renta de la exportación y en una visión regida central mente en los intereses nacionales
    Que la actual situación planteada por el caso Vicentin a modo de árbol no nos impida ver el bosque

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