Organismos de derechos humanos, sindicales, políticos y estudiantiles se movilizaron al Campo Militar San Pedro para recordar a las y los militantes desaparecidos hallados en 2010 en ese predio de enterramientos clandestinos. También reivindicaron la necesidad de continuar con las búsquedas de fosas de inhumación utilizadas por la dictadura en ese lugar.
En el marco del Día de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Foro contra la Impunidad y por la Justicia llevó a cabo este sábado una nueva caravana al Campo Militar San Pedro. Dicho predio se ubica a 35 kilómetros de la ciudad de Santa Fe y se utilizó en la dictadura como centro de enterramientos clandestinos. Actualmente, se trabaja allí en la búsqueda de nuevas fosas.
Una fila de vehículos salió este sábado por la mañana desde el Parque Federal de nuestra ciudad hacia el predio. Participaron de la movilización el Foro contra la Impunidad y por la Justicia, la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, el Equipo Argentino de Antropología Forense y organizaciones sociales, políticas, sindicales y estudiantiles. Al acto se sumaron también los presidentes comunales de Campo Andino y de Laguna Paiva.
En 2010 se halló en ese lugar una fosa común con los restos de ocho militantes peronistas desaparecidos en 1977. Seis de ellos pudieron ser identificados: María Esther Ravelo, Gustavo Pon, María Isabel Salinas, Carlos Bosso, Oscar Winkelmann y Miguel D'Andrea.
Un predio de enterramientos clandestinos
La dictadura utilizó el Campo Militar San Pedro como centro de exterminio y de enterramientos clandestinos. Esto quedó probado en 2010, con el hallazgo de los restos de ocho militantes desaparecidos en 1977. Actualmente el predio está bajo custodia judicial por una medida cautelar del año 2007. En 2012 fue oficializado como Sitio de Memoria y este año se iniciaron nuevas campañas de búsqueda del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
A partir de 2019, el Foro, en conjunto con la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe y el EAAF propusieron que el predio militar, se transforme en un Espacio de Memoria, de Búsqueda Permanente de Desaparecidos y en una Escuela Experimental de Ciencias Forenses. Durante este año, el EAAF comenzó a trabajar en la búsqueda de nuevas fosas utilizando la tecnología LIDAR, que se utilizó también para buscar restos de personas desaparecidas en Campo de Mayo.
"En este campo se derramó sangre del pueblo, como tantas otras veces. Como la de los peones de la Patagonia o los obreros de la Semana Trágica, como la de los cabecitas negras en Plaza de Mayo en el año 55 o la de obreros y estudiantes en los años 60, como la sangre de los héroes de Trelew", expresó Hugo Kofman, integrante del Foro. "Detrás de todo siempre hubo una minoría dominante buscando ampliar o sostener sus privilegios. Por eso los mataron", agregó.
Kofman destacó que "este campo fue uno de los eslabones del terrorismo de Estado en nuestro país" y que "aún nos faltan muchas compañeras y compañeros por hallar". En ese sentido, alegó: "Este campo es sagrado y que acá nunca más deben pisar las botas militares, solo compañeras y compañeros que construyen memoria y que investigan para que en nuestra patria haya verdad y justicia". Al respecto, sostuvo la necesidad de que el campo sea cuidado entre todos, "pero sobre todo los gobiernos, más allá de lo partidario: como política de Estado".
Nuevos testimonios sobre el Campo San Pedro son considerados hoy para avanzar en la búsqueda de otras fosas comunes. "Se habla de torturas, nos han dicho que desde la ruta se oían los gritos de los torturados en el casco de la estancia. El campo San Pedro fue un verdadero campo de exterminio sin sobrevivientes", sostuvo Kofman.
Presentes, ahora y siempre
Durante el acto se recordó a los militantes desaparecidos y hallados en el Campo San Pedro; dos de ellos aún no pudieron ser identificados. "La dictadura desapareció a estos compañeros para borrar sus identidades, para que nadie sepa que eran portadores de un proyecto de soberanía y justicia social. Por eso los conmemoramos y los traemos al presente", manifestó Kofman.
Entre los cuerpos encontrados e identificados estaba el de Gustavo “Toti” Pon, oriundo de Gualeguaychú. Fue docente en la Universidad Católica de Santa Fe y solía expresar que "liberación y salvación son una misma cosa. El sistema es la antítesis de todos los valores que profesamos". Pon fue además subsecretario de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe y organizador del Partido Peronista Auténtico. Por las persecuciones sufridas se trasladó a Rosario, donde fue secuestrado.
Por su parte, Oscar “Wincho” Winkelmann era un militante oriundo de San Carlos Centro. Estudió abogacía en Santa Fe y trabajaba en el comedor universitario de la UNL. Dejó los estudios y se dedicó de lleno a la tarea militante en el barrio La Lona. Fue secuestrado en Buenos Aires.
María Ester "Pinina" Ravelo era una militante santafesina que tenía discapacidad visual. Fue secuestrada en Rosario junto a su esposo Emilio Vega, quien también tenía discapacidad visual y a su hijo Iván de casi tres años. La familia tenía una sodería que luego fue ocupada durante años por la Gendarmería. Alejandra "Negrita" Ravelo, su madre, presidió la filial local de Madres de Plaza de Mayo.
Carlos Bosso había nacido en El Trébol. Fue secuestrado en Rosario junto a su esposa María Isabel y su hija Mariana, que tenía poco más de un año. Sus compañeros lo recuerdan como un estudiante muy comprometido de la FIQ, donde también trabajó en el laboratorio tecnológico. Luego abandonó su carrera para dedicarse de lleno al trabajo social y político en el barrio San Lorenzo.
María Isabel Salinas provenía de una familia humilde del oeste de la ciudad de Santa Fe. Se sumó a la lucha política sensibilizada por la situación de los presos políticos. Comenzó la carrera de Bioquímica y también trabajó unos años en la Universidad. Militó en el barrio San Lorenzo con su esposo Carlos. La recuerdan como una compañera responsable, comprometida y solidaria que nunca abandonó a los suyos.
Miguel Ángel Andrea militaba en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Rosario, donde estudiaba y era muy apreciado. Sus compañeros aún lo recuerdan por su sencillez, su forma de ser y su dedicación a la tarea de formación política. Fue secuestrado en Rosario y estuvo desaparecido hasta que hallaron sus restos en el Campo San Pedro.
El Campo San Pedro, una prueba del genocidio
Durante el acto realizado el sábado también se expresó la secretaria de Derechos Humanos de la provincia, Lucila Puyol. "En el marco del Día de los Derechos Humanos reafirmamos como pueblo nuestro compromiso con seguir trabajando por la Memoria, la Verdad y la Justicia, sumado a los 38 años ininterrumpidos de democracia, que es algo muy importante para celebrar porque derechos humanos es democracia. Es el momento en que nosotros y nosotras ampliamos derechos", contextualizó Puyol.
La funcionaria e integrante de HIJOS Santa Fe también añadió: "No es que necesitemos justificar con el hallazgo de los cuerpos los 30 mil desaparecidos, nosotros lo sabemos. Pero finalmente en 2010 se halló esa fosa y demostramos que no nos abandonaron, que no se fueron, que no estaban en el extranjero".
Puyol resaltó que "lo importante de este campo es que fue el primer lugar donde se encontraron desaparecidas y desaparecidos en un predio militar". Luego enfatizó: "Fue una prueba irrefutable para los juicios de lesa humanidad que estaban en marcha; fue la reafirmación de lo que decían nuestras Madres y Abuelas, nuestros compañeros y compañeras sobrevivientes. Fue la prueba del genocidio".