El expresidente de Estados Unidos Donald Trump se convirtió ahora en un inesperado y fervoroso defensor de las inyecciones al sostener que salvaron millones de vidas. Sin embargo, criticó los decretos de Biden que obligan a los trabajadores públicos a inocularse.
No hace mucho "campeón mundial antivacuna" contra el coronavirus, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump se convirtió ahora en un inesperado y fervoroso defensor de la inyección al sostener que salvó millones de vidas, y embistió contra los políticos republicanos que "no tienen agallas" para admitir que se aplicaron la tercera dosis de refuerzo.
"No quieren decirlo porque no tienen agallas. Tienes que decirlo, si sí o si no, dilo, pero el hecho es que creo que las vacunas salvaron a decenas de millones de personas en todo el mundo. No he tenido ningún efecto secundario", expresó el magnate durante una entrevista para el canal de extremaderecha One America News.
Trump volvió a defender que el medicamento ayuda a prevenir casos más graves de coronavirus. "Si enfermas, en la mayoría de los casos no irás al hospital y no morirás. Antes era un horror y ahora no", subrayó.
Al igual que hiciera en entrevistas anteriores, destacó la respuesta de su gestión a la crisis sanitaria al considerar que se actuó "muy bien, con las terapias, las vacunas y todo lo demás y en tiempo récord".
Sin embargo, al ser preguntado sobre qué consejos daría a los estadounidenses que se resisten a ser inoculados, el mandatario ultraderechista defendió la libertad individual y aprovechó para objetar los decretos del actual gobernante Joe Biden que obligan a los trabajadores públicos a inmunizarse.
"Están perjudicando al país. Si algunas personas no quieren, no deberían tener que ser obligadas. No puede ser obligatorio y creo que eso es muy importante", criticó, en otra entrevista concedida el miércoles a la emisora de radio NPR, también reproducida por la agencia de noticias Europa Press.
"Personalmente, me siento muy cómodo después de vacunarme. No he tenido ningún efecto secundario", abundó. La nueva versión provacuna de Trump sorprendió a todos, después de su férrea opinión en contrario expresada cuando era presidente, al grado de haber recomendado remedios disparatados, como inyectarse lejía (lavandina), entre otros productos totalmente contraproducentes y peligrosos para la salud.
Conocedor de la impopularidad de la vacunación entre amplias capas de su electorado, Trump se inmunizó sin hacerlo público y ya en septiembre aseguró que no buscaría la tercera dosis al sentirse "en plena forma".
Sin embargo, a finales del año pasado confirmó ante sus seguidores que sí se aplicó la tercera dosis de refuerzo, lo que le granjeó no pocos repudios.