¿Por qué en los barrios del norte de la ciudad hace más calor que en el centro?

Un estudio del Observatorio Integrar de la ciudad capital compara los índices de temperatura de la superficie terrestre y su distribución en el casco urbano entre 1988 y 2019. El informe explica que los barrios del norte de Santa Fe son los más perjudicados por el calor.

En 1988 el promedio de temperatura de superficie para la ciudad de Santa Fe fue de 32ºC. Para 2019, este promedio ascendió a 33.5ºC. El dato se desprende de una investigación realizada por el Observatorio Integrar, que utilizó imágenes satelitales de la Nasa para establecer no sólo cómo se modificó la temperatura de los suelos de la ciudad en un período de 31 años, sino también cómo se distribuyó esa temperatura en los diferentes barrios. La conclusión es que, mientras en 1988 el centro era la zona más caliente de la ciudad, actualmente lo son los barrios del noroeste, norte y noreste de Santa Fe. El cambio se atribuye a la falta de forestación y al crecimiento sin planificación de construcciones urbanas en esos sectores.

El Observatorio Integrar de la ciudad de Santa Fe publicó recientemente un informe titulado Árboles, plazas y calor urbano: la desigualdad verde en la ciudad de Santa Fe, firmado por Mauricio Savarino. Tal como su nombre lo indica, el relevamiento establece comparativas entre la temperatura de la superficie de la capital provincial entre 1988 y 2019. El cambio de temperaturas se correlaciona con los niveles de construcción de casas y edificios: en 1988 el 45% del territorio estaba construido, mientras que en 2019 este valor aumentó al 54%. Asimismo, siempre según datos del mencionado informe, las coberturas de vegetación disminuyeron. En 1988 el 42% del territorio dentro de los distritos de la ciudad estaba cubierto por vegetación. En 2019, ese porcentaje se redujo al 38%. "A mayor superficie construida, mayor temperatura de la superficie terrestre", advierte el estudio.

Los distritos que más variaciones sufrieron en términos de cobertura y de temperatura de la superficie terrestre son los del Noroeste, Norte y Noreste. "Se trata de los distritos que más han crecido en superficie construida", explica Integrar. Los barrios más calientes se encuentran hoy al norte de Boulevard, en la franja que se extiende hacia el norte entre Aristóbulo del Valle y Blas Parera.

Para noviembre de 1988, las temperaturas de la superficie terrestre iban desde 21.9º a 38.8ºC, con un promedio de 32ºC. Entonces, los puntos más calientes en el casco urbano se encontraban en el distrito Centro, donde las temperaturas alcanzaban más de 37ºC, mientras que los más fríos se localizaban en La Costa, rondando los 23ºC.

Más casas, menos espacios verdes

En 1988, el 45% de la ciudad estaba urbanizado, mientras que el 42% se componía de coberturas vegetales; sólo el 4.6% no tenía cobertura y el restante era agua. En ese año la ciudad tenía una composición donde el centro era el área de mayor calor de superficie, seguido por los distritos del “corazón” de la ciudad, mientras los distritos del norte, menos urbanizados y con mayor presencia de coberturas vegetales, se comportan mucho más frescos. "Estos datos sugieren que en el Centro predominaban estructuras bajas en general, donde la radiación del sol podía incidir directamente calentando uniformemente la superficie, y a medida que la superficie construida se hacía más dispersa las coberturas vegetales bajaban la temperatura de la superficie terrestre", concluye el estudio.

Ya en 2019, la temperatura superior terrestre promedio se ubica en 33.5ºC, 1.4º más que 1988. A la par de esta variación, la cobertura vegetal de la ciudad continúa descendiendo, cubriendo solo el 38% del territorio, mientras asciende la superficie construida al 54%.

En las plazas y parques, donde la cobertura es vegetal, la temperatura de la superficie terrestre promedio ronda los 29ºC. Mientras que en el norte se expande la construcción de viviendas, los espacios verdes diseñados como plazas, parques y ciclovías, están mayormente ubicados en los distritos Este y Centro.

En los barrios del centro o del este de Santa Fe una vecina o vecino tiene más de un 80% de probabilidades de vivir a menos de 400 metros de una plaza o parque. A diferencia de una vecina o vecino del oeste, sudoeste o norte, que tiene menos de 50% de probabilidades de vivir a 400 metros de un espacio verde diseñado. En el caso de los barrios del noreste, noroeste y La Costa, esa posibilidad se reduce al 20%.

En los distritos Noroeste, Norte, Noreste y La Costa, la cobertura vegetal desciende, aumenta la superficie construida, mientras la temperatura de la superficie terrestre se encuentra en los 34, 34, 32 y 29ºC, respectivamente. En los distritos del “corazón” de la ciudad, los cuales no pueden continuar expandiéndose, las superficies construidas descienden mínimamente y aumentan, también mínimamente, las coberturas vegetales.
En 2019 se observa que en el Centro, donde hay mayor cantidad de edificios que proyectan su sombra, las temperaturas de superficie son menores.

A diferencia de las coberturas naturales, las superficies construidas retienen el calor del sol y lo irradian en la cercanía calentando el aire circundante, mientras los gases de efecto invernadero en la atmósfera, como el dióxido de carbono, retienen la radiación (de onda larga, infrarroja) reflejada por las coberturas de la superficie devolviendo el calor hacia la misma. Las temperaturas mostradas por los espacios verdes oscilan entre 26 y 38ºC, con picos en 31 y 35ºC.

Sin embargo, del sondeo de las áreas verdes diseñadas (plazas, parques y reserva ecológica), en la ciudad de Santa Fe Integrar relevó que, teniendo en cuenta la población censada en 2010, el área es de 4.86 metros cuadrados por habitante. Para tener una comparativa, la Ciudad de Buenos Aires, a 2018, reportó 6 metros cuadrados por habitantes. Por otro lado, algunas recomendaciones internacionales sugieren al menos 10 metros cuadrados por habitante. "Y si consideramos que la población ha crecido en estos diez años en Santa Fe, es posible que la relación de metro cuadrado por habitante sea menor", afirman desde el centro de estudios.

Por otra parte, en los espacios verdes diseñados de Santa Fe, el 4% es vegetación densa, mientras que el 57% es rala. A su vez, el 30% es superficie construida, y el restante corresponde a otro tipo de coberturas (agua, suelo descubierto).

Se necesitan políticas para mitigar el calor

El estudio de Integrar explica que, según la clasificación climática de Köppen, "nuestra ciudad se ubica en una región donde el clima es subtropical húmedo sin estación seca, por lo que el calor y la humedad son la regla de nuestros veranos". Por esto, el Observatorio considera que "esto debe prevenirnos para cualquier política pública ambiental, como por ejemplo la forestación de la ciudad, la planificación de espacios verdes y el mantenimiento de los existentes, o cómo llegar a una eficiencia energética más allá de nuestros veranos calurosos, considerando además el efecto del cambio climático y el aumento de las temperaturas".

Además, resalta que "hay algo más que no debe soslayarse": el efecto que puede producir lo urbano, la superficie construida y su composición, en las temperaturas que se perciben en la ciudad.

El relevamiento muestra cómo en norte de la ciudad se extienden "islas de calor" que no cuentan con coberturas vegetales con temperaturas más bajas. Estas zonas "han crecido solo en superficie construidas ¿sin planificación de por medio y por ende sin espacios verdes?", se preguntan desde el Observatorio.

"En los barrios del oeste hacia el norte encontramos mayores temperaturas promedio, posiblemente debido a que son barrios que han crecido no solo hacia las zonas de sus fronteras naturales sino también hacia adentro, ocupando antiguos espacios verdes naturales", dicen desde Integrar. "Detectar las islas de calor, es particularmente importante para diseñar políticas públicas ambientales de reforestación", afirman.