ANUARIO 2021 | El sistema de disposición local de basura está al borde del colapso.
En nuestra ciudad, el tratamiento de la basura se da en el Complejo Ambiental Santa Fe, conformado por el relleno sanitario (esa montaña que se ve a la vera de la Circunvalación Oeste), y por la planta de clasificación de reciclables. Los lunes y jueves, los camiones de Cliba y Urbafe depositan los residuos domiciliarios en esta última, donde 70 miembros de la asociación civil Dignidad y Vida Sana (DyVS) seleccionan el material recuperable para venderlo por kilo. Los martes, miércoles, viernes y domingos, las bolsas van directamente al relleno. Hasta el momento, este es el mejor sistema conocido para la disposición final de los residuos. Ello, claro, en condiciones buenas de operatividad. Pero cuando ambos componentes del complejo están en una situación de emergencia, aún el mejor sistema peligra.
En el caso de la planta de clasificación, su estado de deterioro y falta de mantenimiento es evidente, y es incluso admitido por las autoridades locales. La salubridad deja mucho que desear: las moscas, las heces de animales y la pestilencia son la regla. Además, por ignorancia o por desidia, son muchos los vecinos que tiran la basura toda junta. ¿Sabrán que en Santa Fe hay que separar los residuos? ¿Sabrán que el sustento de 70 familias depende de eso?
En cuanto al relleno sanitario, tras 11 años funcionando, su colapso está previsto para 2023. La solución esperada por la Municipalidad es su ampliación en un terreno contiguo, y una renovación de la planta de clasificación. Es un plan integral a siete años, de 12 millones de dólares, para el cual se está solicitando financiamiento a Nación y Provincia. O sea: una iniciativa a futuro, necesaria pero lenta. Mientras, en la coyuntura actual llegar a fin de mes es casi imposible para los clasificadores. Y al mismo tiempo, el medio ambiente pide a gritos una modificación de los hábitos de los santafesinos con respecto a su basura.
Vivir de la basura: la necesidad versus los tiempos del Estado