Según un estudio publicado en Nature, sin una acción directa sobre las emisiones de carbono del 1% más rico, no hay posibilidad de salvar el planeta. A la inversa, erradicar la extrema pobreza implicaría un minúsculo aumento de las emisiones.
A través de un estudio que combina bases de datos sobre ingresos, sobre consumo y sobre emisiones de carbono (CO2), un grupo de especialistas de las universidades de Groningen (Países Bajos), Shandong (China) y Maryland (Estados Unidos) determinaron que no habrá forma de frenar el calentamiento global si no se reducen sustancialmente las emisiones de los más ricos. "La desigualdad es demencial", dijo Benedikt Bruckner, uno de los autores, al medio especializado Carbon Brief. "Si queremos reducir nuestras emisiones de carbono, realmente tenemos que hacer algo con los patrones de consumo de los super ricos", completó.
El artículo publicado en Nature indica que el 1% más rico del planeta emite varios cientos de toneladas de CO2 al año por persona, mientras que los más pobres no lleva a tener una huella de una tonelada al año de CO2. Así, alcanzar las metas de la ONU de erradicar la extrema pobreza a mil millones de personas representaría apenas un incremento del 1,6% al 2,1% de las emisiones globales de carbono.
En cifras: el 1% más rico emite el 15% de las toneladas de carbono, mientras que el 50% más pobre emite 10%. El 10% más rico representa el 37% de las emisiones. Quienes están entre el 50% más pobre emiten, en promedio, 0,6 toneladas de CO2 por año. Quienes están en el 1% más rico llevan esa cifra a 48 toneladas de CO2 por año.
Paren de comerse el planeta
"Para garantizar el progreso global en aliviar la pobreza sin sobrepasar las metas climáticas, los países con altas emisiones tienen que reducirlas drásticamente", dice el estudio.
La combinación de bases datos provee una precisión inusitada al estudio. Klaus Hubacek, otro de los autores, explicó que analizaron no sólo las emisiones en bruto, sino aquellas que están implicadas en los productos que las personas consumen: "Tomamos en cuenta la cadena de suministros global y por completo para calcular las emisiones de carbono".
Tener en cuenta cómo funciona la cadena global de producción de mercancías les permite llegar a una conclusión en base a los datos: "Los países pobres emiten grandes cantidades CO2 como resultado del comportamiento social en los países desarrollados", dice Hubacek. Más rápido: los pobres se contaminan para fabricar las mercancías que consumen los ricos.
Un cohete al espacio sólo por diversión
Según el reporte, la variabilidad en la huella de carbono va desde la emisión de 0,01 toneladas de carbono para más de un millón de personas de los países sub-saharianos , como Madagascar o Burundi, hasta la emisión de cientos de toneladas por parte de los 500 mil tipos que están en el tope de la riqueza global.
Para que el calentamiento global no supere los 2°C, la huella de carbono per capita no debe superar una emisión anual que vaya de 1,6 a 2,8 toneladas de carbono. Para el 2014, el promedio global emitido era de 3,2 toneladas per cápita anuales de CO2. Sin embargo, más de la mitad de la población mundial generaba una huella de carbono inferior a la estipulada en la meta ambiental.
Por países, el que mayor huella genera es Luxemburgo, con una emisión de 76,9 toneladas de CO2 per cápita anuales. Lo sigue Estados Unidos, con 54,9 tCO2. En contraste, en países como Afganistán, Etiopía o Uganda, el 10% más rico ni siquiera llega a una huella de una tonelada de carbono anual. La huella de carbono del 10% más rico de Estados Unidos es 40 veces superior a la del 10% más rico de Nigeria, el país más poblado de África, y unas 500 veces superior a la del 10% más pobre de los nigerianos.