El diputado Leandro Santoro dijo que es un falso supuesto "que la deuda externa la trajo a la Argentina el Frente de Todos y que, en particular, el Fondo Monetario Internacional fue responsabilidad del presidente Alberto Fernández". Esa expresión es verdadera.
La primera mirada, de largo plazo, se refiere al crecimiento de la deuda en situación normal. La tasa de crecimiento anual de la deuda fue de 4% entre 2001 y 2015, de 11% entre 2016 y 2019 y de 6% en 2020 y 2021. La conclusión es clara, la velocidad del endeudamiento durante el período macrista no tiene comparación con el período anterior ni con el siguiente. En todos los casos la deuda aumenta, pero a una velocidad y con una composición diferente.
El macrismo, además de hacer crecer más la deuda, incrementó la proporción en moneda extranjera. Esto se relaciona con el pago a los fondos buitre durante el último trimestre de 2019 y, a partir de junio de 2018, con la toma de la deuda con el FMI. En efecto, la deuda en moneda extranjera pasó de 148.881 millones de dólares al 31 de diciembre de 2015 hasta 251.419 millones de dólares el 31 de diciembre de 2019, es decir que creció un 69%. En el mismo período, sin embargo, se achicó la deuda en pesos un 3%. Así, mientras que al inicio del gobierno la proporción de deuda entre extranjera y local era 67-33, al finalizar el mandato de Macri, se había extendido hasta una proporción de 78-22. La deuda total, medida en dólares, pasó de 222.703 millones a 323.065 millones.
El gobierno de Alberto Fernández disminuyó la carga de la deuda en moneda extranjera con relación al total. En efecto, tomando los últimos datos disponibles, se aprecia que la proporción extranjera/local pasó a ser 74-26. La deuda aumentó levemente en dos años, pasando desde los 323.065 hasta 342.060 millones.
Por otra parte, al inicio del gobierno se renegoció buena parte de la deuda con acreedores privados, achicando las obligaciones más inmediatas y refinanciando hacia el futuro los vencimientos de corto plazo tomados durante el período 2016-2017.
Las estadísticas simplificadas de la deuda externa se presentan en dólares. Esto se relaciona con que la deuda está nominada, en realidad, en muchas monedas diferentes (euros, yenes, yuanes, francos suizos y otras, y también nuestros pesos) y por comodidad expositiva se lleva todo a una moneda común. Sin embargo, sí se hace una distinción fundamental: la deuda en pesos se presenta en un cuadro y la deuda en dólares, en otro. En ambos casos, sólo para fines de facilidad de comparación, se muestran en dólares, pero es sólo a tal fin matemático, no financiero. Pesos son pesos, dólares son dólares
No debe confundirse la lectura económica, que tiene que ver con los recursos disponibles para poder hacerle frente a cada tipo de deuda: la deuda en moneda extranjera requiere, justamente, de divisas para hacerle frente. Por lo tanto, ante una falta de divisas (producto del agotamiento de las reservas) se puede caer en default, mientras que esa situación se torna imposible con una deuda en pesos: siempre se puede recurrir, en última instancia, a emitir billetes para pagar (en otras palabras, los Estados no pueden quebrar ante deudas en su propia moneda). Adicionalmente, la deuda en pesos suele ser más fácil de refinanciar sin necesidad de caer en la emisión monetaria, ya que se trata en general de actores locales.
*Por Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía