El ministro de la Corte santafesina hizo un llamado "a la clase política" para "no quedarse callados y mantener la memoria viva" frente al crecimiento de los discursos ligados a la teoría de los dos demonios en los espacios de poder.
El ministro de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta, calificó como "muy grave y peligrosas" las declaraciones negacionistas vertidas por algunos funcionarios provinciales al conmemorarse un nuevo aniversario del último golpe de Estado en nuestro país.
Lo hizo en referencia a publicaciones como la del senador provincial Lisandro Enrico, quien el jueves pasado tuiteó: "Hoy es una fecha para repudiar toda forma de violencia política, no solo la que se hizo desde el Estado, también la que se hizo desde fuera del Estado". En igual sentido (y reuiteado por el senador radical), el diputado pro Gabriel Chumpitaz agregó: "Democracia siempre. Ni terrorismo de Estado. Ni terrorismo subversivo."
La reacción política al negacionismo del senador Enrico y el diputado Chumpitaz
Ambos posteos provocaron la indignación (casi) generalizada de la clase política santafesina. En igual sentido, Erbetta recordó que las ideas que sostienen las declaraciones de ambos legisladores, "fue abandonada hace muchos años por la evidencia empírica que supuso el Juicio a las Juntas y el informe de la Conadep".
Y si bien recordó que la llamada 'teoría de los dos demonios' "es falsa y conceptualmente insostenible", hizo no obstante un llamado de atención por su resurgimiento en espacios de poder: "Este camino de la 'memoria completa' pretende instaurar una suerte de revisionismo histórico y de reivindicación del terrorismo de Estado que es muy preocupante y ante el que la sociedad argentina debe estar alerta porque no se puede aceptar bajo ningún punto de vista", explicó en diálogo con LT8.
Y agregó: "Estos discursos pretenden relativizar la jerarquía de los derechos humanos y reivindicar una metodología e historia que derivaron en la noche mas negra de la historia argentina".
Erbetta también recordó la "responsabilidad institucional" que tiene la clase dirigente en "señalar y repudiar la gravedad" de estos discursos: "No hay que callar y se debe mantener viva la memoria sobretodo ante personas con cargos electos, porque la política en este país está ligada a la democracia y al respeto absoluto de los derechos humanos".