La ONU alertó que la sequía junto al aumento de los precios de los alimentos y la falta de financiación de programas humanitarios ha dejado a casi la mitad de la población somalí al borde del hambre.
Las niñas y los niños menores de cinco años están entre los sectores de población más vulnerables durante la sequía y la dificultad cada vez mayor del acceso a alimentos como leche y carne debido al aumento de los precios y a la pérdida de ganado. Según el organismo internacional, casi 1,4 millones de niños tendrán malnutrición aguda para finales de año y una cuarta parte --330.000-- tendrán malnutrición aguda-severa.
El primer ministro de Somalía, Mohamed Husein Roble, dijo en marzo que era necesaria "una acción urgente" para evitar "una hambruna que cause un número masivo de muertos". "Literalmente vamos a tener que empezar a quitar comida a los hambrientos para alimentar a los que se mueren de hambre", afimó por su parte el representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para Somalia, Khidir Daloum.
Hay seis millones de somalíes, casi el 40% de la población, en niveles extremos de inseguridad alimentaria. La cifra surge del último informe de la Clasificación Integrada por Fases de Seguridad Alimentaria (IPC por sus cifras en inglés), y duplica la de principio de año. "Las necesidades cada vez mayores aumentan a un ritmo mayor que la ayuda humanitaria", denunciaron en un comunicado conjunto la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Piden una "inyección inmediata" de fondos para que los programas ya en marcha puedan efectivamente salvar vidas en el país africano.
"Hay vidas de niños en juego. Si no se tapa el agujero en la financiación las tasas de malnutrición seguirán aumentando y los niños tendrán malnutrición grave y enfermedades evitables. Si perdemos niños por hambre, será también una pérdida de humanidad", apuntó la responsable de UNICEF para Somalia, Angela Kearney. El Plan de Respuesta Humanitaria de 2022 solicitó 1.500 millones de dólares, de los cuales se han cubierto apenas el 4,4%.
Para que se declare la hambruna, una región tiene que tener al menos al 20 por ciento de su población en situación de catástrofe (IPC Fase 5) y los estudios apuntan a que en al menos seis regiones el porcentaje está entre el 5 y el 10 por ciento de la población, con unas 81.000 personas en situación de hambre.
Con información de Europa Press