“Efemérides con perspectiva de género. Una memoria feminista a contrapelo de la historia oficial” es una herramienta pedagógica para reconfigurar los calendarios en las aulas con una mirada de género.
Rosa García y Victoria Tolisso son las autoras de Efemérides con perspectiva de género. Una memoria feminista a contrapelo de la historia oficial, publicado por Editorial Biblioteca. Aunque la palabra espante, es un manual, en el sentido de guía. Una brújula que, con rigurosidad académica y una estética propia, apunta a reconfigurar las efemérides que se trabajan en las aulas desde una perspectiva feminista, decolonial y disidente fundada en los Derechos Humanos.
La publicación salió al ruedo en marzo, un mes cargado de memoria, con efemérides ya instaladas en muchas escuelas, como las del 8 y el 24, a través de estrategias reinventadas cada año por les docentes para interpelar a sus estudiantes, contra la desorientación que puede producir la cantidad de información suelta, sin un relato contenedor, que circula en Twitter, Instagram, Twich, etcétera. Ya se presentó en la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil -la casa editora- en Rosario; en la Fundación Ramseyer Dayer, en Esperanza y en la Casa de los Gobernadores, en Santa Fe; y el virnes 8 de abril a las 20 se presenta en la Biblioteca Amanacer, en Arroyo Leyes.
Rosa García es psicóloga social y profesora de Historia. Victoria Tolisso es ilustradora, arquitecta y gestora cultural. En diálogo con Pausa, cuentan que les gustaría sacarse una foto con cada persona que les compra un ejemplar, para compartirla y tejer una red de lectoras y lectores, que puedan intercambiar luego sus distintas experiencias con infancias y jóvenes. “Deseamos que este libro sea un argumento para trabajar estos temas en el aula, un punto de apoyo, una referencia o una llave”, apunta Victoria.
Rosa precisa el por qué es necesario hacer un nuevo almanaque en las escuelas, ya que el libro no apunta a simplemente “enriquecer” la historia, sino a “redimensionar la relevancia de las mujeres originarias, africanas esclavizadas, afrodescendientes, mestizas, en todos los procesos fundantes de nuestra historia nacional y latinoamericana”, explica.
Las prácticas pedagógicas construyen subjetividades, señala la historiadora: “no olvidemos que las efemérides son parte de los rituales escolares a partir de los cuales el Estado construye nociones excluyentes de ciudadanía y tienen su origen en el siglo XIX”. En el plural inclusivo forjado para la Argentina en aquella época –que buscaba definir quiénes somos- se conjuga “la élite blanca, masculina, adulta y culta, que necesita orden social y moral (ley), productividad económica, trabajo, progreso. Los/las ’indios/as’, ‘negros/as’ representaban todo lo contrario: desorden, descontrol, ociosidad, salvajismo, barbarie”, precisa Rosa. “Con tanta historia hecha y escrita, no hay mujeres en los grandes relatos”, afirma.
Las autoras dan cuenta de que el trabajo de selección de información fue complejo, tanto por la magnitud de los períodos históricos que abarca la obra como por la falta de historiografía y la escasez de fuentes, por efecto del mismo sesgo de género. Una vez establecido el corpus, agruparon las efemérides en secciones “a los fines de ordenar, pero también de señalar claramente qué falta dentro del calendario de efemérides y por qué debería incluirse, brindando los elementos necesarios para eso”, explica Rosa.
“Fue un gran desafío lograr que sea un material práctico, posible de usar en el aula (independiente de libro) y como material de estudio”, cuenta Victoria. Las ilustraciones, hechas en collage, sortearon la dificultad de que muchas de las mujeres no tengan registro fotográfico o ninguna representación visual, por lo que hubo que recomponer muchas imágenes o usar fotos de monumentos. Además, la ilustradora se dio a la búsqueda de representar fechas como el Día de la no violencia y biografías llenas de injusticias con imágenes que no sean victimizantes, sino de lucha. El libro trae además un póster con el calendario de efemérides.
La primera sección es la Efemérides tradicionales revisitadas, dedicada a las fechas patrias del calendario escolar, vinculadas a las historias de lucha por la independencia en el Río de la Plata y los movimientos sociales de los siglos XVIII al XIX. Las trayectorias de aquellas mujeres suelen estar pasadas por alto o reducidas a las donaciones de joyas de mujeres de la élite o las tareas de cuidado, de costureras y enfermeras. Al contrario, la participación femenina accedió a nuevos ámbitos como la política y la guerra durante los procesos revolucionarios. Las mujeres hicieron logística militar, combatieron, fueron estrategas y movilizaron a la sociedad en torno a la causa patria.
Junto a los nombres más conocidos de María Remedios del Valle, Juana Azurduy y Bartolina Sisa, aparecen los de Manuela Pedraza, María Vicenta Eguino, Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru, Simona Mendoza, Antonia León y Velasco, Manuela Beltrán, Martina Céspedes y muchos más. Entre ellos, el de la activista ecuatoriana Manuela Cañizares, que cuando los patriotas dudaban si dar el golpe revolucionario o no, los agitó: “Hombres cobardes, nacidos para la servidumbre: ¿de qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!”.
La segunda sección es la de Nuevas efemérides, dedicada a mujeres que abrieron camino en la educación, la universidad, el trabajo, la política, las luchas obreras, el voto, la ciencia. Que encendieron el fuego de su derecho a ser y hacer allí donde el deseo les puso el horizonte. Llegamos acá al fin del siglo XIX y, parafraseando a Marx y Engels, “si un fantasma recorría el mundo, amenazando los privilegios y el poder, era masculino”, escribe Rosa.
Llega el siglo XX con todo: guerras mundiales, independencias, nuevas colonialidades, sufragismos, feminismos, hipismo, pacifismo, ambientalismo, movimientos estudiantes y obreros, democracias y dictaduras. En todas partes del mundo, “queers, racializades, migrantes, cholas, desplazades”, mujeres y disidencias protagonistas de los procesos históricos que forjaron el mundo que conocemos hoy.
Desde nuestra parte litoral mundo, el libro refresca para la memoria a las maestras Cosettini, creadoras de una propuesta pedagógica transformadora; a Amelia Larguía de Crouzeilles, pionera en el campo de la antropología, la arqueología y las investigaciones sobre pueblos originarios y a Josefa Díaz y Clucellas, la primera pintora sudamericana que firmó su obra con nombre y apellido, autora de “La negra y el niño”, una obra icónica para los estudios sobre afrodescencia y esclavitud en la Santa Fe colonial. La reflexión que recapitula esta sección es una consigna bien conocida hoy, después de la marea verde: “lo personal es político”.
Las últimas tres secciones se acercan a la historia más contemporánea: Efemérides de los nuevos movimientos sociales latinoamericanos, Efemérides y derechos humanos y Efemérides de la diversidad sexual. Llegan a estas páginas las historias de la Sanción de la Ley del Divorcio Vincular; de Ramona y las Zapatistas; de la hondureña Berta Cáceres; de la brasileña Marielle Franco, del Colectivo Ni Una Menos y la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito en nuestro país; del Día de la Visibilidad Lésbica así como del Día Internacional de las Mujeres, el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero y el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+; de la Ley de Matrimonio Igualitario y de Lohana Berkins, Diana Sacayán, Nadia Echazú y Marlene Wayar.
“En este siglo XXI, es difícil escribir sobre movimientos sociales tan plurales y diversos, sobre todo porque ningún proceso histórico está cerrado y lo que aún no es posible hoy, seguramente será un derecho real mañana”, comparte Rosa, con el deseo de que el proyecto crezca a la par de que la historia se haga y se escriba en libertad.