En Santa Fe, el 20% de quienes tienen VIH no lo sabe. El objetivo es llegar a esas personas para darles tratamiento y que sepan que pueden tener “prácticamente la misma vida” que una persona no infectada.
Según los datos del Ministerio de Salud provincial, Santa Fe tiene alrededor de 11 mil personas viviendo con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). De ellas, unas 5.500 reciben tratamiento en el sector público, y 2.500 en el privado. Hay otras mil que discontinuaron o nunca quisieron tomar la medicación, y las 2 mil restantes son una incógnita: “tenemos ahí un 20 por ciento que las debemos encontrar”, reconoce Gerardo Perafán, jefe del Programa de Prevención de VIH, Tuberculosis (TBC) y Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS).
¿Por qué hay que salir a buscarlas? Porque no saben que están infectadas. ¿Cómo es posible? Más del 90% de los enfermos no tiene síntomas. Éstos, usualmente, recién aparecen cuando el paciente llega a la etapa 3 del virus, que es la etapa SIDA. Porque, por cierto: no es lo mismo VIH que SIDA. Así lo explica la Fundación Huésped: “El VIH es un virus que afecta al sistema de defensas del organismo, llamado sistema inmunológico. Una vez debilitado por el VIH, el sistema de defensas permite la aparición de enfermedades. Esta etapa avanzada de la infección por VIH es la que se denomina Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Esto quiere decir que el SIDA es un conjunto de síntomas (síndrome) que aparece por una insuficiencia del sistema inmune (inmunodeficiencia) causada por un virus que se transmite de persona a persona (adquirida)”. Así, quienes tienen SIDA, tienen VIH, pero la mayoría de las veces ambos términos no son indistintos.
Tratamiento es vida digna
Lo que sí tienen en común el VIH y el SIDA es que, sin tratamiento, son altamente transmisibles (el primero, en cualquier etapa). En cambio, cuando se hace el tratamiento, se corta la cadena. De allí que sea tan importante detectar y darle pelea a la enfermedad.
“La idea es que una persona HIV positiva empiece el tratamiento lo antes posible. Primero porque así frena el deterioro de su inmunidad y segundo porque rápidamente, cuando alcanza la carga indetectable –es decir, logra un nivel muy bajo de virus en sangre--, no transmite más el virus. Entonces: mejoramos la calidad de vida del paciente que vive con el virus y a su vez evitamos la transmisión”, explica Perafán.
—¿Cómo son los tratamientos?
—El VIH es un retrovirus y los medicamentos son antirretrovirales: atacan el virus que está circulando en sangre, aunque no pueden con el que se esconde en los reservorios del organismo. Por eso el VIH no se cura. Pero los tratamientos son fáciles de tomar y tienen pocos efectos adversos. Hace 25 años, se tomaban más de 30 pastillas por día, ahora es una pastilla diaria. Siempre y cuando haga el tratamiento y se lleve una vida medianamente sana, actualmente la expectativa de vida de una persona infectada es prácticamente la misma que la de una no infectada.
Perafán no lo duda, aunque suene contradictorio: “Hoy el VIH es sinónimo de vida. De vida digna. De vivir bien. Una mujer embarazada tiene su hijo y nace sano, una persona con VIH en tratamiento con carga viral indetectable, vive sin mayores problemas”.
—Más allá de los medicamentos, ¿se trabaja de alguna otra forma, para la contención emocional, por ejemplo?
—Sí, junto a Desarrollo Social, con asistentes sociales para dar accesibilidad, y con Salud Mental. También se trabaja en la inserción de los pacientes en ciertos programas, como el de Drogadependencia. Lo que a vos te sostiene cuando tenés una enfermedad crónica y debés tomar una pastilla todos los días, es tener un proyecto de vida. Saber hacia dónde vas. Si el mañana no importa, no habría ningún tratamiento crónico.
Mecanismo y fallas
La Provincia brinda gratuitamente la medicación y los análisis de control de carga viral y defensas. Como en toda la Argentina, en Santa Fe “los insumos bajan de Nación” y son distribuidos por el Ministerio de Salud local.
—¿Qué pasa cuando falla este mecanismo?
—Cuando ha fallado el mecanismo, hemos salido a comprar. Por ejemplo, en la pandemia de coronavirus hubo un medicamento que faltó y salimos a comprar más de 300 tratamientos. Si se presenta una coyuntura, la ministra de Salud Sonia Martorano me dio la indicación: ‘Falta algo, avisen, porque tenemos que solucionar’.
—¿Y qué opción de proveedores tienen?
—Si te falta un medicamento, tenés que salir a comprarlo en un laboratorio privado. A poner lo que los privados te dicen. Estás atado de pies y manos. Pero el 90% de las veces esto funciona bien: llegan los medicamentos en tiempo y en forma, hay cargas virales, hay para hacer CD4 –linfocitos cuyo conteo sirve para vigilar la salud del sistema inmunitario–; y ahora la Provincia está comprando medicación para enfermedades oportunistas, que son aquellas que esperan la oportunidad de que se disminuyan las defensas para expresarse. O sea: damos respuesta. Tenemos los tiempos de compra que te exige el Estado, no es que vas a la farmacia y decís ‘dame diez’. Pero damos respuesta.
Objetivo: testeos
Gerardo Perafán explica que la guía de trabajo está planteada por “lo que dice ONU SIDA, que te baja las directivas”. Hoy en día a lo que se pretende llegar a nivel mundial es al 95% de las personas diagnosticadas, al 95% de las personas en tratamiento y al 95% de carga viral indetectable. “Entonces no se transmite el virus: así se corta la pandemia de VIH”, dice el entrevistado.
Con ese objetivo, afirma el funcionario, el programa que conduce iniciará una fuerte campaña de testeos y capacitación a profesionales en toda la provincia. Ya hubo experiencias en lugares de vacunación de Covid 19 de Rosario y de Santa Fe. “Ahora vamos a ir por todos los centros de salud y muy probablemente en los grandes hospitales queden sitios de testeos permanentes”, promete.
—¿Cómo es el test?
—Te sacan una gota de sangre, usan una tira reactiva y en pocos minutos está el resultado. Es anónimo, gratuito y confidencial.
—¿Y los resultados son concluyentes?
—No. El negativo es negativo. Pero cuando da positivo, se hace una confirmación diagnóstica con carga viral. Si la carga viral, que es un examen directo, vuelve a dar positivo, ahí se confirma que esa persona vive con el virus y automáticamente se le ofrece el tratamiento.
Mejor, saber
—¿La gente se presta a hacerse el test de VIH?
—Y… hay que buscar. Siempre van a haber personas que tienen miedo a saber. Pero en esto el mensaje es: ‘cuanto más sabés, mejor es’. Como con cualquier enfermedad en general: hay gente que es diabética, no lo quiere saber y sigue comiendo. Pero en el caso de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) lo que ocurre es la discriminación y la autodiscriminación. Por eso el test es anónimo, gratuito y confidencial. Las personas que viven con VIH se pueden tratar donde ellas quieran. El Estado no las manda a ningún lado. Ellas buscan su lugar más cómodo para recibir la medicación y donde sientan pertenencia, para tener consultorios amigables.
Perafán admite que durante la pandemia de coronavirus “se llevó puesto todo el covid”, por lo que hay que recuperar todo lo que el Covid 19 “no dejó hacer”. Por ejemplo: volver a abrir los centros de testeo de VIH. Sobre todo, para captar a las poblaciones clave.
—¿Cuáles son las poblaciones clave?
—De por sí toda persona que lleve una vida sexual activa sin usar preservativo y desconociendo la condición de la otra persona, es alguien que se expone. Pero hay colectivos que tienen mayor nivel de exposición por su actividad: las trabajadoras y trabajadores sexuales, por ejemplo. De hecho: los hombres que tienen sexo con hombres y la población trans tienen una prevalencia de VIH y ETS mayor que la población general.
Con respecto a la distribución demográfica, el titular del Programa Provincial de Prevención de VIH es claro:
—Yo tenía el prejuicio ignorante de que en un pueblito no había tantos casos como en una ciudad grande.
—No, es igual en todos lados. Si te saco cantidad de casos por cantidad de personas te da más o menos lo mismo. Relaciones sexuales y relaciones sin cuidado hay en todos lados. Y además vos podés tener un poco menos o un poco más, pero a la persona que le toca es el 100%. Nosotros tenemos que llegar a todos y tenemos que hacer que todas las personas tengan la misma accesibilidad en toda la provincia. Ese es nuestro desafío.