Hay más trabajadores y cada vez están más empobrecidos. La Argentina enfrenta una paradoja que sólo se resuelve con una mejor redistribución.
La Argentina enfrenta, en el inicio de 2022, una curiosa paradoja: hay cada vez más trabajadores y cada vez están más empobrecidos. Las políticas de fomento y creación de empleo genuino están dando resultados –al menos en forma parcial–, pero el avance furioso de la inflación destruye el poder adquisitivo de los salarios.
El miércoles 13 de abril el Indec dio a conocer el índice de precios al consumidor: subió un 6,7% mensual en marzo, acumuló un 16,1% en el primer trimestre del año y un 55,1% en el último año. Es el registro más alto desde 2002. Pero la situación es mucho peor para los sectores medios y bajos, que a duras penas acceden a los productos de la canasta básica: los alimentos aumentaron 7,2% en marzo, acumulan un 20,9% en los primeros tres meses del año y un 59,7% en los últimos 12 meses.
Los sindicatos que acordaron paritarias anuales lograron aumentos en torno al 40-45%. Las consultoras privada –a la luz de los datos que informa el Indec– están proyectando una suba de precios anualizada en torno al 60% o más. Los salarios de los trabajadores registrados van a quedar, otra vez, detrás de la inflación, pero el problema es mucho más grave dentro del enorme universo de trabajadores informales que no tienen paritarias, ni representación sectorial y que casi no disponen de herramientas de negociación.
Tenue recuperación del empleo
Durante el gobierno de Mauricio Macri, más de 233 mil personas perdieron su trabajo privado registrado. Y en la pandemia del coronavirus, otras 260 mil personas se quedaron sin laburo. Desde 2021 el trabajo privado registrado comenzó a recuperarse y en la actualidad hay 31 mil personas con empleo formal más que las que había en noviembre de 2015, antes del inicio del macrismo.
Queda por reparar lo ocurrido a partir de marzo de 2018, cuando la gestión de Cambiemos entró en crisis. La curva ascendente parece consolidarse. Sólo durante el último año, casi 214 mil personas consiguieron un trabajo registrado. Si bien todavía no se llega a la cantidad de enero de 2019, el mes de enero de 2022 tiene una marca más alta que la de 2021 y 2020.
La mayor recuperación se da en la industria, el sector más castigado por el macrismo con su política de apertura indiscriminada de importaciones. De los casi 169 mil trabajos privados registrados perdidos en la industria, durante la gestión de Alberto Fernández se recuperaron más de 41 mil. Queda mucho por recorrer, pero la curva muestra la consolidación de las políticas destinadas a cuidar el sector más dinámico de la economía.
Lo más positivo de enero de 2022 –último dato oficial disponible– es que, finalmente, el comercio, la hotelería y los restaurantes dejaron atrás los efectos negativos de la pandemia. Fueron los sectores que más sufrieron la doble crisis: allí se perdieron 35 mil puestos registrados en el macrismo y más de 85 mil por el coronavirus. Recién en enero de 2022 se superó la marca de marzo de 2020 y también la de noviembre de 2019.
Inflación mata salario
Desde hace al menos una década, la inflación es un problema central de la economía argentina y ninguna gestión pudo solucionarlo. A ese problema estructural –que complejiza la toma de decisiones para el mediano y largo plazo– se le suma otro, del que se haba mucho menos: la distribución del ingreso.
Hay más empleo, baja la desocupación, crece el PBI (más de 10 puntos en 2021), cae la pobreza, pero el poder adquisitivo sigue perdiendo (o apenas empatando, según qué punto de referencia se tome) contra el avance incesante de los precios.
Desde que llegó Macri al poder, los trabajadores privados registrados perdieron el 18,3% de su poder adquisitivo y los públicos el 25,2%. La gestión de Cambiemos terminó con una caída del 20,8% del poder adquisitivo de los privados registrados y de 23,6% de los públicos. Actualmente, los privados han recuperado algunos puntitos de poder adquisitivo, pero los públicos han perdido más.