Fue en la ciudad italiana de Ascoli Piceno, donde se encontraron esféricos nuevos y también históricos, como una Adidas Tango del Mundial 1978: "Con estas se juega en las plazas de Italia", dijeron desde el gobierno local.
Hay una pesadilla que une, o acecha, a todo nene en sus primeros diez años de vida: perder la pelota. Una pasión anticuada respecto a la actualidad, con jóvenes que quizás pasan mucho más tiempo en casa que en la calle.
Algo sabe de ello la iglesia de San Tommaso Apostolo, en Ascoli Piceno, donde los trabajos preparatorios para la restauración de la estructura, tras los daños causados por el terremoto de 2016, han devuelto un tesoro incalculable: unas cuarenta pelotas de varias épocas que, inevitablemente, recuerdan las tardes pasadas en la plaza tratando de patear lo más alto y lejos posible. Una tradición de la que el alcalde de Ascoli Piceno, Marco Fioravanti, todavía se jacta hoy. “Muchos de esos balones eran recientes. Hay niños que todavía hoy juegan en la plaza. Menos que antes, pero los hay».
La foto, tomada en línea y en el grupo de Facebook “Sei di Ascoli Piceno se…”, trajo recuerdos enterrados a la memoria de sus vecinos: “Es necesario hacer un monumento y consagrarlo”, bromea alguien; “seguro yo tiré algunos a ese techo”, aseguran otros. Entre los diversos esféricos de cuero, nada comparable al Supertele de hoy, también aparecieron modelos históricos como el Adidas Tango, creado para el Mundial de Argentina 1978 .
“Esos balones son el testimonio de un fútbol que se jugaba en las plazas italianas, en los campos de las parroquias -comenta el concejal de deportes del municipio de Ascoli, Nico Stallone, exjugador de Serie C y B con dos participaciones también en A con el Ascoli: "no es casualidad que la mayoría sean viejos. Imagino el pesar de quien no pudo recuperarlo s en su debido tiempo, también porque no era tan fácil comprarlos". Y concluye: "Eran buenos tiempos. Volver a jugar un poco más en la calle, quién sabe, puede que sea bueno para la socialización de los chicos y para el fútbol italiano".
A raíz de este sentimiento, hay quienes, con un toque de amargura, comparan su infancia con la de hoy, víctima también de un Mundial del que Italia no participará (por segunda vez consecutiva): "Esta es la razón por la que no van al Mundial... Los niños ya no juegan tanto al fútbol en la calle".
Giulia Taviani para Corriere Della Sera.
El catolicismo siempre llegando tarde, no importa cuando leas esto.