"Podemos charlar entre nosotras lo que por ahí no podemos hablar con nuestros amigos” cuenta Fabia, mamá de Nahiel, de 5 años. Foto: Gabriela Carvalho.

Las infancias trans están contempladas en la Ley de Identidad de Género. Familias y niñxs santafesinxs transitan el proceso desde el amor y el respeto.

—¿Qué sentís adentro de tu corazón ahora que podés ser un varón?
—Mucha energía y amo todo.

Con ese diálogo comienza un documental que realizaron las familias que asisten a la Asociación Civil Varones Trans en la ciudad de Santa Fe. La que pregunta es Sabrina y el que responde es Luca, su hijo de 5 años.

Fabia Giménez, Natalia Turchi, Silvina Verón, Esther Urbina y Sabrina Renee son solo cinco de las muchas madres y padres -xadres dicen ellas- que cada martes se encuentran en el espacio de la Dirección de Mujeres y Disidencias de la Municipalidad de Santa Fe, en el predio que se encuentra detrás de la terminal de ómnibus.

Cuando el 9 de mayo de 2012 el Senado de la Nación sancionaba la Ley de Identidad de Género, algunos de sus hijes ni habían nacido y otres balbuceaban sus primeras palabras. La excepción es Esther, ya que su “niño” Stephan tiene 24 años.

Los Urbina llegaron a Santa Fe desde Venezuela en 2019 y su desembarco en estas tierras está íntimamente ligado a esta ley que cumple una década. “Stephan quería ir a Chile, pero mi actual pareja, que es de acá, nos dijo ‘el mejor país para desarrollar sus derechos es Argentina’, y hoy consideramos que evidentemente fue la mejor decisión”. Esther cuenta que desde el primer momento recibieron orientación en cuanto a los derechos que su hijo tenía en el país respecto de su identidad y que pudo empezar con su hormonización apenas 30 días después de haber llegado a Argentina. “Nos ha parecido muy bueno que en el sector salud, desde que a él lo colocaron en el registro como Stephan, así se lo reconoce a pesar de que no está hecho su cambio registral”, cuenta Esther.

“Yo no tenía idea de la ley, este era un mundo totalmente desconocido”, dice Fabia, mamá de Nahiel de 5 años. “Miedo, sentí miedo de lo que se venía, de no estar preparados”, responde cuando se le pregunta por las primeras sensaciones que tuvo cuando el pequeño manifestó su identidad, algo que ocurrió apenas unos meses atrás. Fabia dice que tuvo la suerte de dar enseguida con Giovi Novello, el coordinador de Varones Trans Santa Fe, porque si no “podría haber deambulado por distintos lugares y no tener el mismo resultado”.

Fabia y Nahiel, una de las familias que cada martes se acercan al espacio de Varones Trans. Foto: Gabriela Carvalho.

Natalia, mamá de Ale de 12 años, también refiere que sintió miedo al momento de acompañar a su hijo en la transición, que comenzó cuando tenía 10. “Yo sí conocía la ley, pero de todas formas nos dio mucho miedo enfrentar todo el proceso, pensar en la escuela, en todos los ámbitos donde transcurren sus vidas nuestros hijos. Yo estaba en conocimiento de la ley, pero en las instituciones no hay conocimiento, así que fue con bastante temor e inseguridad, de a poquito”.

Silvina, mamá de Danilo de 13 años, está en este proceso con su hijo desde que tiene 9. “Sabíamos de la ley, pero no teníamos noción de lo que estaba pasando. Comenzamos a ir a psicólogas, endocrinólogas, a todos los especialistas; y cuando conocimos el grupo de Varones Trans nos empapamos más de todo”.

Luca, el pequeño hijo de Sabrina, manifestó su identidad desde que pudo hablar y decirlo. Tenía 2 años. “Eso se sostuvo en el tiempo y, en el inicio del 2021, teniendo casi 5 años, empezó ya a exigirnos que respetemos su pronombre, y a buscar su nombre. A mí en un primer momento no me dio miedo, pero si me generó mucha incertidumbre ante el desconocimiento. Yo conocía la ley, pero la verdad es que nunca había tenido que usarla, sabía que existía y ahí estaba bien; y una cree que todas las leyes que existen se cumplen a rajatabla, pero no”.

Las infancias en la ley

Todas estas madres entienden que si la ley no existiera las cosas serían muy distintas para sus hijes. Pero a 10 años de su sanción, garantizar la correcta y completa aplicación de la misma es un desafío diario.

“Siempre hay que estar con la ley bajo el brazo, mostrándosela a todas las instituciones”, comenta Sabrina. “En nuestro caso el cambio registral fue todo un problema porque me decían esto del Abogado del Niño, que no existe, que el Estado no lo provee”. La figura del Abogado del Niño está prevista en el artículo 5º de la ley, donde se establece la forma en la que el cambio registral se realizará cuando se trate de menores de edad. Allí se estipula que: “La solicitud del trámite deberá ser efectuada a través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niñe. Asimismo, la persona menor de edad deberá contar con la asistencia del Abogado del Niño prevista en el artículo 27 de la Ley 26.061 de protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes”.

Foto: Gabriela Carvalho.

Según la experiencia de Sabrina con Luca, ante la falta de la figura del Abogado del Niño,  les dijeron que debían contratar un abogado, algo que va contra la ley que estipula claramente que “los trámites para la rectificación registral previstos en la presente ley son gratuitos, personales y no será necesaria la intermediación de ningún gestor o abogado”.

Natalia apunta también al desconocimiento que hay en el sistema educativo y dice que “la primera vez que se encuentran con la ley es cuando caemos nosotros a informar la situación de nuestros hijos, y aun así cuesta un montón hacerla cumplir. El artículo 12 de la ley fija cómo deben ser tratados, sin necesidad de un cambio registral, e inclusive da una fórmula de cómo se puede registrar en los formularios, y no tienen conocimiento de eso, nos dicen que no se puede hacer. Para muchos de nosotros recién con el cambio registral se pudo avanzar en los papeles más formales de las instituciones”.

Encontrarse

La Asociación Civil Varones Trans y No Binaries nació en 2018 en Rosario y en 2021 comenzó a funcionar en la ciudad de Santa Fe. Giovi Novello, un varón trans de 27 años, es quien coordina y lleva adelante este espacio.

Cada martes por la tarde, en un horario amplio para que puedan llegar todes, unas 60  personas –niñes, xadres, hermanes– se acercan para charlar, intercambiar experiencias, jugar, llorar, reír.

“Yo vine buscando información y sacarme dudas, y no solamente despejé las dudas y me informé, sino que tengo más que eso, podemos charlar entre nosotras lo que por ahí no podemos hablar con nuestros amigos”, dice Fabia, y Sabrina agrega: “No pensamos que íbamos a terminar encontrando amigos en el lugar al que veníamos a llorar”.

Esther dice que con Stephan “por la parte familiar, literalmente nosotros salimos expulsados de Venezuela, no hay ninguna posibilidad de que nuestra familia lo comprenda o lo acepte”, y sobre lo que encontró en este espacio dice: “No somos psicólogos, pero resulta terapéutico. Stephan manifestó su identidad a los 17 años y yo recién vine a poder expresarle a alguien mi parte después de siete años, no sabía qué hacer, pensaba que estaba loca, que había un problema en mi y en mi hije, y resulta que somos maravillosas”.

Foto: Gabriela Carvalho.

A lo largo de toda la charla estas cinco madres se miran, se hacen chistes, se toman de las manos, se palmean las espaldas. Todas acuerdan en que hubo amigos y familiares que se alejaron cuando ellas decidieron acompañar a sus hijes en la transición, pero hoy saben que ganaron estas otras amigas, que tienen otros hijes, que ya son también esta familia.

Mientras la charla termina, con los ojos vidriosos pero llenos de cariño, las cinco miran a Giovi, el pibe que armó el espacio que hubiera querido tener en su niñez. “Hace poco una de ellas me preguntó qué sentía yo cuando veía una foto mía de chiquito”, cuenta Giovi. “La verdad es que me quedé mudo porque nunca me lo puse a pensar. Y cuando veo una foto mía de la infancia lo que me genera es tristeza… Escucharlas a ellas me hace sentir que eso no va a pasar más, sus hijos cuando crezcan no van a sentir eso porque ellos se ven como se quieren ver y la oportunidad se la están dando las familias, porque si las familias no acompañan es imposible. Están dejando la semilla para que ellos puedan tener recuerdos, y tener recuerdos lindos de la niñez no nos pasa a todas las personas trans, de hecho, les pasa a muy pocas”.

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