El titular de AFA, Claudio Tapia, supo construir poder desde muy abajo y hoy disfruta de su mejor plan: Lionel Scaloni.
Claudio Fabián Tapia, el popular “Chiqui”, cumplió cinco años al frente de la Asociación del Fútbol Argentino. Tres años después de la muerte de Julio Grondona (30-07-2014) desembarcó el ex dirigente de Barracas Central. El hombre que llegó del Ascenso asumió luego de una severa crisis en la AFA, que tuvo su pico histórico en 2015, cuando Marcelo Tinelli y Luis Segura empataron en la elección presidencial 38 a 38 con 75 asambleístas presentes.
Luego de aquella jornada llegaría la intervención de la FIFA en junio de 2016, la elección de Tapia en marzo de 2017, la creación de la Superliga, su disolución y, hoy, la convivencia de varios de esos protagonistas entre la AFA y la Liga Profesional de Fútbol.
En Ascenso
Claudio Tapia dejó a temprana edad su natal San Juan. Su familia se instaló en el barrio de San Telmo y de chico comenzó a jugar en Barracas. Ya cuando jugaba para “El Guapo” (así le dicen al club rojiblanco), recolectaba basura para Manliba, una empresa de la familia de Mauricio Macri.
Desde muy joven incursionó en el gremio de Camioneros, y en el sindicato conoció a su esposa Paola, hija de Hugo Moyano, palabra mayor del sindicalismo argentino y presidente del Club Atlético Independiente.
Ya retirado del fútbol como actividad deportiva un día le propusieron a volver a Barracas, pero como dirigente. Al poco tiempo “Chiqui” se convirtió en el presidente de la institución. Permaneció 19 años al frente del club y desde ese lugar construyó poder en el complejo entramado del Ascenso. Integró el Comité Ejecutivo de AFA por Primera C, fue miembro titular de la mesa divisional de Primera B, lo que le permitió transformarse en Miembro de Comité Ejecutivo de AFA y ser nombrado secretario de Torneos de la Asociación. En 2015 llegó a ser vicepresidente segundo. Durante dos años (2015 y 2016) acompañó a la Selección en giras internacionales y hoy preside la delegación de la Copa América en Estados Unidos.
El 29 de marzo de 2017 fue nombrado presidente de la AFA en una elección con 40 votos a favor y tres abstenciones.
“Soy lo que soy gracias a él”, dijo una vez Tapia, en referencia a Julio Grondona. Al igual que el creador de Arsenal de Sarandí, sus primeros cinco años al frente de AFA mostraron capacidad de negociación y acumulación de poder.
Tapia creció como dirigente con Grondona en AFA y con Moyano en Camioneros. Después de dos años de un descalabro total en AFA llegó con un enorme poder de negociación, supo convivir con dirigentes que lo miraban con desconfianza, le ganó por goleada a su principal adversario, Marcelo Tinelli y no le permitió al ex presidente Macri que se llevara puesta la AFA para poner una empresa que manejara todo el fútbol argentino, incluyendo el proyecto de los clubes privatizados (al mejor estilo México). Además sigue siendo parte de la mesa directiva del Ceamse (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado), lo que le permite tener un diálogo fluido con Horacio Rodríguez Larreta. No se trenzó en ninguna pelea pública con el actual gobierno nacional y desde hace tres semanas quedó al frente de la Liga Profesional de Fútbol hasta marzo de 2024. Sí, manda en AFA y en la LPF.
"Con lo bueno y con lo malo, el nombramiento de Tapia refleja cómo se hace política en Argentina", escribió hace algunos años el periodista deportivo Ezequiel Fernández Moores. Y agregó: "Ha tenido la paciencia de trabajar el apoyo y el poder político".
Las dos caras del fútbol
El fútbol argentino en Primera División mantiene la misma cara de preocupación y desconcierto de siempre. Hay un torneo con 28 equipos (único en el mundo con tantos clubes), una disparidad de presupuestos en los planteles como en toda Liga y una situación de crisis en ciertas instituciones que deberían descender ante tanta irregularidad económica y legal.
En las divisiones de ascenso la situación es más grave aún, ya que la brecha económica entre lo que ingresa en Primera y en las categorías menores es abismal. Aunque la diferencia sea tan grande como grave, nunca hay que perder de vista que Tapia llegó adonde llegó con el apoyo de los de abajo y los clubes del “interior” (Federal A y Regionales).
La situación local no se asemeja en nada con la de la Selección Nacional. En este punto el presidente de la AFA puede sacar chapa y comparar el seleccionado de 2017 con el actual.
Su primera acción al frente de la institución fue desplazar a Bauza, de muy pobre desempeño al frente del plantel mayor. El lugar del “Patón” fue ocupado por Jorge Sampaoli. La llegada del oriundo de Casilda no le aclaró el panorama al equipo argentino: clasificó con lo justo al Mundial 2018, en Rusia volvió a mostrar altibajos y en octavos de final Francia terminó con un ciclo que ya no daba para más.
Después de la Copa del Mundo llegó el tiempo de las decisiones fuertes, y ahí Tapia tuvo que pilotear las presiones más importantes. Aunque no tenía la espalda ancha de la experiencia, el morocho de Barracas se plantó en una apuesta fuerte: Lionel Scaloni.
Inexperto al frente de un plantel profesional y con la carga de haber estado en el cuerpo técnico de Sampaoli (analista de los rivales argentinos), Tapia absorbió todas las presiones y no dudó en elegir al joven DT de Pujato (Santa Fe).
Con Scaloni llegaron Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala. El cuerpo técnico argentino es un proyecto serio, con ex jugadores que se prepararon para el fútbol moderno y con toda la impronta de las selecciones nacionales. Y como si esos apellidos fuesen poco, en las categorías menores se sumaron Placente y Mascherano. Otro dato: César Luis Menotti es el Director General de Selecciones Nacionales.
Argentina cambió de rumbo: apareció una idea de juego, el recambio generacional fue mérito del cuerpo técnico, llegó el título de la Copa América, la clasificación a Qatar y la felicidad total de Messi.
Tapia encontró en la Selección su jugada más brillante: hoy debe ser uno de los pocos temas que no cae en “la grieta”.
Además, el presidente de AFA empezó a girar el volante del fútbol femenino. Primero recuperó la competencia para el seleccionado mayor, llegó la semiprofesionalización en el torneo doméstico; luego el esperado cambio de técnico en la Selección Mayor y la reestructuración en las categorías menores.
AFA y sus mercados
Más allá de Messi, que además de ser el mejor jugador del mundo es un producto que sabe explotar la AFA, Tapia entabló relaciones internacionales que van más allá del viejo mercado europeo o norteamericano, y los resultados están en dos anuncios que se dieron en los últimos días:
1) AFA firmó un acuerdo de cooperación estratégica con el Consejo de Deportes de Abu Dhabi (Abu Dhabi Sports Council). El Abu Dhabi Sports Council es el ente gubernamental, rector y encargado de los deportes en el Emirato y un fuerte promotor de eventos internacionales de alto perfil. El acuerdo, de largo plazo, incluye un amistoso de la Selección argentina y diversos eventos deportivos del Fútbol Argentino. La AFA se transforma así en la primera federación de fútbol de Latinoamérica en exportar eventos deportivos de alto impacto mundial a la región de medio oriente.
2) La Asociación del Fútbol Argentino y la empresa china Yili Group firmaron el 2 de junio en Beijing un acuerdo para incorporar a la firma láctea más importante de Asia como nuevo sponsor regional de la Selección argentina. Se trata de una de las cinco compañías lácteas más importantes del mundo y la compañía principal del rubro en Asia durante ocho años consecutivos.
Aquel barrendero de las calles porteñas creció de manera silenciosa y se ganó uno de los espacios más poderosos del país. La batalla de la política, los intereses de las multinacionales, los carpetazos judiciales, las gambetas a los dirigentes traidores, la construcción de la diplomacia internacional y saber jugar al silencio en un mundillo donde todos opinan son algunos de los secretos de un dirigente que miró a Grondona de cerca y que tiene a Moyano como familiar.