El fallo que destituyó al juez Mingarini da la razón al feminismo: la perspectiva de género se condice con el bloque de constitucionalidad argentino. Opinan las activistas que lograron una sentencia histórica.
En el estrado, el juez gesticula. Estira las palabras. Dice que no encuentra explicaciones. Enfrente, un acusado y una denunciante: una causa de violación. El juez dice que no comprende, afirma que no puede reconstruir cómo hace un varón para colocarse un profiláctico y luego avanzar sobre el cuerpo de la víctima. En sus cavilaciones, en sus pausas y silencios se estira densamente lo que el movimiento de mujeres viene sosteniendo desde hace mucho tiempo. A Rodolfo Mingarini, como a otros operadores del Poder Judicial, le falta perspectiva de género.
Como consecuencia de su confusión, el juez resuelve: libertad para el acusado. Otra mujer que acudió al Estado para denunciar violencia de género se va de Tribunales sin ser escuchada. Sin la escucha activa y formada que se requiere para estas situaciones. El movimiento de mujeres de Santa Fe se estremece, la escena del juez recorre las pantallas de televisión y la última gota sobre el vaso empuja a otra que lo rebalsa. Al hartazgo le sigue la acción, porque la potencia del enojo deviene en articulación política (es decir, movimientista, pensar juntas una estrategia y hacer valer el derecho vigente de una vez por todas).
Las militantes que integran Ni Una Menos, la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe y la Asociación Civil Palabras van a Tribunales y piden un jury de enjuiciamiento. Pero saben que la cuestión no queda ahí y cada martes se reúnen en las puertas de la sede del Poder Judicial para reclamar por la destitución del juez que entiende que usar preservativo es igual a no violar; es decir, del magistrado que se pasa por el forro de su investidura los tratados de jerarquía constitucional que Argentina tiene desde 1994.
Casi un año después, el 17 de mayo pasado, el jury de enjuiciamiento sentencia: Rodolfo Mingarini es destituido por 10 votos a 0. El fallo refrenda lo que los feminismos proclaman hace tiempo: la perspectiva de género no es una moda, no es un reclamo sectorial, no es opinable. No es “ideología de género”. Es una obligación.
Estrategia feminista
El video del juez santafesino que libera a un acusado de violación porque usó preservativo se reprodujo en los medios de comunicación de todo el país. Marisa Poggi, militante de la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe, recuerda aquel momento: “Estábamos muy preocupadas porque ya veníamos leyendo algunas sentencias que nos hacían ruido. Incluso habíamos hecho una presentación en la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados: las diputadas nos recibieron y pidieron una reunión en la Corte Suprema provincial, puntualmente por la falta de perspectiva de género de algunos personajes del Poder Judicial de Santa Fe”.
Lo que las militantes demandaban es que se capacite al Poder Judicial en perspectiva de género y de niñez, teniendo en cuenta los tratados de derecho internacional que específicamente protegen a las mujeres, niñas, niños y adolescentes y que -desde la última Reforma Constitucional- tienen rango constitucional. Poggi afirma: “Veíamos que había por parte del Poder Judicial una ignorancia repetida sobre este marco de derechos humanos. También veíamos un gran descreimiento de los relatos de las víctimas”.
Ante la perplejidad del juez que no podía entender cómo hace alguien para ponerse un preservativo y violar, las mujeres decidieron actuar. “Empezamos a pensar una serie de estrategias en conjunto. No queríamos que esto quedara en el olvido, estábamos muy enojadas por la situación. Con las abogadas Paula Condrac [de la Multisectorial de Mujeres] y Claudia Catalin [de Ni Una Menos] iniciamos la denuncia formal”, relata Poggi.
En diálogo con Pausa, Condrac aseveró que “era importante que la destitución sea pedida por las mujeres, no solo por el Procurador de la Corte [Jorge Barraguirre], porque muestra la vigilancia práctica y epistemológica del movimiento”. Efectivamente, la Ley Provincial 7050 prevé el rol central de la Procuración en la destitución de Magistrados, pero también admite la figura de la denuncia autónoma, que fue la que utilizaron las militantes y una veintena de diputadas (que hicieron su propia presentación) para pedir la destitución.
Si hay algo que el movimiento feminista demostró en los últimos años es su habilidad para la incidencia política y para movilizarse. Por eso, durante el tiempo que duró el proceso no solo hubo seguimiento permanente de la causa sino también manifestaciones frecuentes en las puertas de los Tribunales.
Cada martes a Tribunales
En una provincia como Santa Fe, con un Poder Judicial conservador y que en más de una ocasión hizo la vista gorda (la Causa Inundación es uno de los ejemplos más notorios), destituir a un juez no es soplar y hacer botella. Eso tenían claro las feministas santafesinas y por eso lo militaron en los pasillos de Tribunales, de la Procuración de la Corte y en las calles mismas, para visibilizar qué era lo que estaban reclamando.
Marisa Poggi lo cuenta de esta manera: “Generábamos conferencias de prensa, armábamos volantes, hablábamos con todas las personas que entraban y salían de Tribunales. Empezamos a instalar el tema en la calle y a sostenerlo martes tras martes”. Y agrega: “No queríamos que el tema desaparezca de la agenda pública. Buscamos sororidad y adhesiones con otras compañeras de la provincia, como un respaldo a nuestra denuncia”.
Desoír a las víctimas: por qué destituyeron a Rodolfo Mingarini
Te guste o no te guste
En el primer año de la carrera de Abogacía se enseña la famosa pirámide de Kelsen y que la Constitución Nacional es la que ordena el Estado de Derecho en un país. Cuando un Tratado Internacional adquiere jerarquía constitucional, su valor es equivalente a la Constitución misma. Sin embargo, hay quienes todavía ponen en duda que las situaciones de violencia de género o de violencia hacia niñas o niños requieren un tratamiento y una formación específica. Camuflan su oposición al orden constitucional alegando que esas son pretensiones de la “ideología de género”.
Al respecto, la abogada Claudia Catalin califica al fallo que destituyó a Mingarini como “contundente” respecto a “la obligatoriedad y la imprescindible aplicación de todas las normativas vigentes a nivel constitucional y convencional”. Es decir, todos aquellos tratados internacionales que tienen jerarquía constitucional: la CEDAW y las Convenciones de Belem do Pará y de los Derechos del Niño. A su vez, la sentencia también menciona la Ley Nacional de Prevención, Erradicación y Sanción de la Violencia contra las Mujeres (Ley 26.485), la Ley Provincial 13.348, que adhiere a la norma nacional y la Ley Micaela (27.499).
“Es un fallo histórico y ejemplificador, para tener en cuenta y seguir exigiendo al Poder Judicial la perspectiva de género, que es una obligación legal vigente en nuestro país”, dice Catalin. Su colega Condrac añade: “De ahí se desprende que no es un capricho feminista ni una exigencia feminazi: la aplicación de las leyes vigentes hace al Estado de Derecho”. En ese sentido, completa: “Del fallo se desprende también que se ha inventado la supuesta ideología de género. Quienes hablan de ideología de género deben saber que han inventado una categoría absolutamente ajena al derecho y a los hechos. No existe: ni en los hechos ni en la ley”. Para Condrac, quienes hablan de ideología de género “posiblemente se refieran a la perspectiva de género, que no les gusta aplicar o que no quieren que se aplique”.
Poggi indica que la sentencia sienta un antecedente “fundamental” porque se escuchó un reclamo histórico: “Desde hace mucho tiempo veníamos diciendo que queremos un corte a esta Justicia patriarcal”. Para la militante, la decisión “también fortalece el trabajo de la Unidad Fiscal de Violencia de Género, porque legitima todas sus actuaciones. Genera un antecedente fundamental en términos del proceso de revisión de justicia”. Su compañera Condrac valora, en el mismo sentido, que el fallo puede tener implicancias “por ejemplo a la hora de la sanción de la Ley Provincial de Educación Sexual IntegraI".
Catalin subraya que “no es tarea fácil llegar a la destitución de un juez y, en este caso, que fue por su falta de perspectiva de género, desde el movimiento de mujeres tenemos que estar muy atentas porque este hito sirve a futuro y hay que seguir construyendo a partir de él”. La activista propone tener “una mirada atenta hacia todos los poderes del Estado, pero sobre todo del servicio de justicia, al cual se le exigen muchas cosas que todavía no están apareciendo: la cercanía, la transparencia, que los jueces den cuenta de lo que resuelven y en qué sentido”.
Para Condrac, el fallo que destituyó a Mingarini tiene un contenido jurídico, pero también político muy fuerte. La militante sintetiza: “La Corte toma este tema y ordena; hablamos de una Corte con un sesgo fuertemente conservador, que no es feminista, y que está reconociendo la obligatoriedad de la perspectiva de género”.