Según los últimos datos del Indec, en mayo los trabajadores registrados, públicos y privados, en promedio recuperaron su poder adquisitivo y empataron a la inflación de 2022, pero los no registrados se hundieron. ¿Cómo va la evolución del poder adquisitivo durante este gobierno? ¿Cuánto llevamos perdido desde 2015?
Crece el empleo, cae la desocupación, crece el país en 2021 y 2022, cae casi cinco puntos la pobreza, pero el poder adquisitivo sigue perdiendo fiero en este año, desde el comienzo del gobierno de Alberto Fernández o, más todavía, desde 2015. No importa el punto de referencia.
Considerando la inflación y los aumentos de salarios acumulados, siempre según el Indec, en lo que va 2022, a mayo los salarios privados y públicos registrados tuvieron aumentos que empatan exactamente a la inflación, pero los no registrados quedaron bien para atrás, con una merma del poder de compra de 5,4%.
Esta es la foto a mayo. No quiere decir que no hayan habido pérdidas de poder adquisitivo muy importantes en meses anteriores para los trabajadores registrados, públicos o privados. El caso de los no registrados, en 2022, es el peor: nunca recuperaron siquiera el poder adquisitivo que tenían en diciembre.
Desde que llegó Macri al poder, los trabajadores privados registrados llevan perdido el 18,7% de su poder adquisitivo y los públicos el 24,5%. Durante la gestión de Alberto Fernández el poder adquisitivo no cayó con la misma brutalidad que durante la gestión de Mauricio Macri, pero siguió cayendo. Parece muy difícil que en los años que faltan se pueda reparar el daño, en comparación con 2015.
La caída no es pareja. Durante el macrismo el poder adquisitivo se recuperó notablemente en las proximidades de la elección de 2017, que el oficialismo ganó, aunque nunca llegó a los niveles de 2015 (su "mayor" logro fue que los salarios privados quedaran 2,7% abajo de 2015). La mayor pérdida del poder adquisitivo se produce entre 2017 y 2019. La caída es abrupta.
La gestión de Macri terminó con una caída del 20,8% del poder adquisitivo de los privados registrados y de 23,6% de los públicos.
Actualmente, la mayor pérdida de poder adquisitivo durante la gestión de Fernández se observa en quienes tienen salarios no registrados, que acusaron el impacto de la segunda ola. Los no registrados perdieron el 7,7% de su poder adquisitivo desde 2019, los privados registrados están empatados y los públicos registran una pérdida del 1,9%.
Pese a que ahora los no registrados son los que peor la pasan, son los trabajadores públicos los que más poder adquisitivo perdieron durante más tiempo, sobre todo desde junio de 2020.
Un gobierno que llegó al poder prometiendo mayor consumo al menos debería terminar con un evidente porcentaje positivo de crecimiento del salario real. Sobre todo en el sector público, que es donde parece que se aplicó el mayor ajuste.