La sanción de la nueva ley de VIH es el resultado de la lucha por el derecho a la salud, contra los mitos y la desinformación. Tras la aprobación, la militante santafesina desea "que las personas que estamos en este activismo vivamos en carne y hueso lo que propone la ley".
A horas de haberse sancionado la nueva ley de VIH, Pausa dialogó con Lanna Rivera, drag, actriz y militante por los derechos de las personas que viven con VIH. El Senado aprobó ayer por unanimidad una ley que reemplaza a la que estaba vigente desde 1990 y en cuyo texto prevalecía una mirada biomédica del VIH y el SIDA. Hace varios años, diferentes organizaciones comenzaron a luchar por un marco normativo que incorpore una mirada social a esa legislación.
El resultado del activismo pintó el tablero del Senado de verde, por la cantidad de votos afirmativos. Lanna, que a sus 23 años es parte de esta militancia desde hace un buen tiempo, no puede ocultar su orgullo. "Estoy contentísima, porque es una ley que lleva muchos años siendo cajoneada. Esta fue una lucha de estar año tras año fuera del Congreso y si bien hoy es una ley ganada, que se pudo concretar, hay que llevarla a cabo", le dice a este medio.
En abril, cuando el proyecto aprobado tenía media sanción, la activista señalaba que la ley era importante para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con el virus. Hoy expresa: "Siento emoción, alegría y un decir 'lo logramos'. Por fin nos prestaron atención en algo tan importante como lo es nuestra salud y nuestra calidad de vida. Diría gracias pero también que necesitamos que esto sea realidad en la vida cotidiana".
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Con la nueva normativa en mano, Lanna tiene un deseo: "Que las personas que estamos en este activismo vivamos en carne y hueso lo que propone la ley". Al mismo tiempo, reconoce que si bien la ley anterior tenía "avances" para su época, había muchas cosas que no se estaban concretando en los hechos. "Si bien el sistema de salud pública argentino es uno de los mejores a nivel mundial, había burocracias o blancos en aquella ley que llevaban a que la salud pública o privada juegue con las personas. Eso fue una falta muy grande hacia la gente y eso no tiene que volver a pasar", relata. Y añade con firmeza: "Eso no va a volver a pasar, porque vamos a seguir saliendo a las calles".
—¿Qué blancos había?
—Por ejemplo, la falta de leche de fórmula para les pares verticales. Es decir, las personas que nacen con el virus por transmisión vertical durante el parto o la lactancia. Había blancos en la cobertura de medicación; en la pandemia hubo faltantes de medicación. Hubo recortes en salud… Esas cosas ya no pueden seguir pasando. Son cosas que necesitamos porque es lo que mejora nuestra calidad de vida, es lo que hace que la expectativa de vida sea real, con una adherencia al tratamiento efectiva. La nueva ley, sancionada ayer, propone justamente eso: que se haga un seguimiento permanente con les pacientes que vivimos con VIH para que la adherencia sea real y efectiva y que ya no haya compañeres verticales que tienen 14 o 15 años, dejan la medicación y terminan muriendo.
En palabras de la entrevistada, la adherencia al tratamiento "es poder estar fuerte para hacer un tratamiento continuo sin que se corte en algún momento. Es adherir a ese tratamiento y no cortarlo, porque al hacerlo hay que sumarle otros y ya dejás de tomar una pastilla que son dos o tres medicamentos ahí adentro a tomar cinco".
—¿Cuál es el principal avance de esta nueva ley?
—Me parece sumamente importante que estén al alcance de la población los avances tecnológicos en salud, respecto a la cura y a los medicamentos nuevos que van a salir. Que se implemente la promoción y la prevención es lo mejor de la ley. También se va a implementar la lactancia en pares verticales hasta los 18 meses (actualmente era hasta los seis). Esto último es súper importante porque la realidad de las infancias seropostivas está totalmente ajena al conocimiento de la población. Pero esas realidades existen y son muchísimas. Hay que poder hacer algo para ayudar a eses niñes.
—¿Por qué después de tantos años por fin el Congreso sancionó esta reforma?
—Creo que es por un conjunto de situaciones, de leyes que se fueron sancionando a raíz de toda esta marea, del feminismo y de la acción del colectivo LGBT. El enfoque principal de esta nueva ley, si bien tiene un enfoque biomédico, también tiene un enfoque social para que se empiece a ver esto con un enfoque de VIH. Esta ley fue escrita por personas de organizaciones que vivimos con VIH.
—¿Qué implica ese enfoque de VIH?
—Es la realidad que vivimos las personas que vivimos con VIH y no de un legislador que está atrás de un escritorio y que no tiene idea de lo que es vivir con VIH y no sabe lo que pasamos día a día en los efectores de salud y en la vida cotidiana. Por ejemplo, durante los dos años de pandemia, no se hizo nada en materia de nuestra salud. En ese tiempo la llamada “otra pandemia” dejó de existir. Fue como “bueno, ya hay muchos avances” y no es así. Hay muchas personas que terminaron dejando la medicación y muriendo a raíz de enfermedades oportunistas por la baja de defensas de VIH, que en esa instancia ya es una etapa de SIDA. Por suerte un grupo de legisladores y activistas tomaron la decisión año tras año durante ocho años de realizar una ley, modificarla cada vez que era rechazada y hoy por suerte ya fue sancionada.
—¿Qué falta en Argentina para que esta ley que se sancionó sea una realidad?
—Que se borren los mitos. No es que este virus ataca solamente a un grupo poblacional o "de riesgo" como se dice. Todo el mundo está expuesto. Actualmente hay un índice muy grande de personas que viven con VIH y no lo saben. En la pandemia no nos hacían cargas virales o recuentos de defensas. Muchas personas no sabían o no se pudieron hacer el test por el aislamiento o porque no era prioridad. Es información lo que hace falta. Esto no terminó en los 80, esto sigue.