Mientras escaneaban piezas durante el armado de una exhibición, empleados de una galería escocesa encontraron un autorretrato inédito del pintor neerlandés. Entrá y mirá este y otros de sus grandes cuadros.
A más de 130 años de su fallecimiento, Vincent van Gogh es un nombre que sigue influyendo y generando noticias, porque su arte todavía fascina y también porque fue un personaje curioso, como mínimo. En estos, días, se encontró un autorretrato oculto por más de cien años en el reverso de otra de sus pinturas. La Cabeza de Campesina (1888) es la pieza que escondía el autorretrato abajo de algunas capas de cartón y pegamento, siendo encontrada por empleados de una galería de arte escocesa, adonde llegó de regalo en 1960.
Sin duda que hoy este pelirrojo oriundo de Países Bajos podría tener una fama relativa en Instagram, donde unos hashtags aleatorios le alcanzarían para apilar interacciones al mostrar cada detalle de sus cuadros postimpresionistas. Pero a fines del siglo XIX eran menos visuales, como ser los diarios y los libros de texto.
Vincent nació el 30 de marzo de 1853 en Zundert, un municipio de la provincia de Brabante Septentrional, al sur de los Países Bajos. Hijo de un pastor, su primer trabajo fue como aprendiz de corredor de arte en Goupil & Co. (más tarde Boussod & Valadon), puesto que consiguió gracias a que su tío era socio de la compañía.
Como decíamos, Van Gogh no fue un personaje público mientras estuvo vivo, por lo que toda su línea de vida se pudo reconstruir gracias a archivos familiares, puntualmente a través de la correspondencia que siempre mantuvo con su hermano menor Theo. Como corredor de arte hasta 1876, Vincent trabajó más tarde en una librería y, después de un despertar religioso, fue a evangelizar mineros belgas, período en el que su salud mental empezó a deteriorarse.
En 1880, siguiendo el consejo de Theo, se dedica de lleno a aprender pintura y se instala en París, donde hace migas con otras firmas famosas como Degas, Toulouse-Lautrec o Paul Gauguin. Conviviendo con este último, en la tarde del 23 de diciembre de 1888, tuvieron una pelea en la que, según las memorias de Gauguin, Van Gogh lo amenazó y persiguió con una navaja barbera y que esa noche el neerlandés se automutiló. Acto seguido, Van Gogh habría envuelto la oreja en un pañuelo para llevársela "de regalo" a una mujer con la que estaba obsesionado.
El 27 de julio de 1890, después de pintar su obra Trigal con cuervos, se disparó en el estómago, muriendo dos días después en brazos de su hermano. "Yo arriesgué mi vida por mi trabajo, y mi razón siempre fue menospreciada", estaba escrito en una carta que guardaba en un bolsillo.