Los equipos de Santa Fe se despidieron de los torneos continentales. Ahora es tiempo de cambios. Colón cerró el ciclo más glorioso de su historia y Unión debate entre apostar a los pibes o dar un salto de calidad.
Colón y Unión vivieron un primer semestre histórico para el fútbol santafesino ya que por primera vez desde que participan en el fútbol profesional participaron de manera simultánea en la Copa Libertadores y Sudamericana.
La intervención de los dos equipos de Santa Fe en los campeonatos continentales generó una enorme expectativa y elevó el nivel futbolístico de la capital provincial como nunca antes en su historia. Para tener en claro ese nivel alcanzado es necesario caer una vez más en una comparación provincial que se hace continuamente entre el fútbol santafesino y rosarino. Innumerables veces nos hemos preguntado qué hizo Rosario, si solamente está a 150 kilómetros de distancia, para tener tanta diferencia con los dos clubes capitalinos.
En esta oportunidad (primera vez en la historia) Colón salió campeón, clasificó inmediatamente a la Libertadores y jugó la final de la Copa de Campeones; Unión ingresó a la Sudamericana y ambos compartieron unos meses de fútbol internacional. Mientras que en Rosario, tanto Newell’s como Central, penaron en el campeonato local y se quedaron afuera de todo.
Con este panorama exitoso Colón y Unión llegaron al mismo lugar en sus respectivas competencias internacionales. En la Copa Libertadores los sabaleros tuvieron una gran primera fase y perdieron en octavos de final. Los tatengues en la Copa Sudamericana hicieron algo similar: ganaron la primera fase del torneo y cayeron en octavos de final.
Fin de una era
La eliminación de Colón fue el final del ciclo más glorioso del fútbol profesional rojinegro. Luego de haber tocado el cielo con las manos y bajarse una estrella el 4 de junio de 2021 el sabalero transitó el segundo torneo del año pasado con la base del equipo campeón, con Eduardo Domínguez como DT y con el objetivo final de la Copa de Campeones ante River.
Una vez finalizado aquel partido en Santiago del Estero el “Barba” se despidió de Colón y unos días después la comisión directiva salió a buscar un nuevo conductor. Llegó Julio Falcioni y Mario Sciacqua, el primero como entrenador y el segundo como director deportivo. Aunque la gran mayoría del mundo rojinegro no estuvo de acuerdo, todos intentaron tirar para adelante porque el objetivo más cercano era la Copa Libertadores.
El juego de Colón nunca terminó de funcionar: sólo aparecía en buen nivel en la Libertadores. En el certamen local quedó afuera de los cuatro mejores para jugar la fase final, quedó eliminado de la Copa Argentina y a excepción de “Wanchope” Ábila la mayoría de los jugadores que llegaron como refuerzo no rindieron.
El desenlace era previsible: Falcioni afuera. Un día después de caer ante Talleres por la Libertadores la comisión directiva y el entrenador consensuaron la salida. En menos de una semana Sergio “Huevo” Rondina fue presentado como el nuevo DT.
Haber llegado a esta situación significa el final de la gloriosa era del Colón campeón. Pasó la final de la Copa de Campeones, la Copa Libertadores y pasaron también Domínguez, Aliendro, Lértora, Burián, Castro, Piovi, Mura y Escobar, entre otros. A mediados de julio el Sabalero empieza otra etapa, tiene que olvidarse de los recientes buenos tiempos y empezar la lucha del día a día, como un habitante más de clase media del fútbol argentino.
Seguramente la pregunta seguirá flotando durante un tiempo: ¿Colón desaprovechó una oportunidad histórica para afianzarse con resultados deportivos más importantes y con negocios más acordes de un club campeón? Mientras ese debate continúa, una parte de la masa societaria defiende a José Vignatti por los buenos logros que llegaron en tantos años al frente de la institución. Pero hay otra parte que no duda en reprocharle decisiones erróneas en el último año.
Discutir las “vacas sagradas” siempre genera mucho ruido. A veces son ruidos ensordecedores, a veces pueden salir las mejores melodías. Colón entró en ese proceso. Por ahora todo hace ruido.
¿Sudamericana o más?
En la otra vereda del fútbol santafesino Unión navega entre el conformismo de ingresar a la Copa Sudamericana, darle todo crédito al bueno de Gustavo Munúa y pedirle al presidente Luis Spahn por el famoso salto de calidad.
Es necesario repasar la última etapa del fútbol rojiblanco para entender qué se debate. En marzo de 2020, una semana antes del cierre total por la pandemia, Madelón brindó una conferencia de prensa para explicar la salida de Unión. Esa salida estaba directamente vinculada con el desarme de un plantel que rendía, que había eliminado al Mineiro en Copa Sudamericana y que se encaminaba a conseguir mejores resultados.
Luego de largos meses sin fútbol y sin DT, en julio de 2020 llegó el “Vasco” Azconzábal. El nuevo entrenador tomó un plantel desarmado, donde abundaban los juveniles y jugadores a préstamo que no pasaban de la palabra “promesa”.
El nuevo DT quedó afuera de la Copa Sudamericana, perdió con el Bahía de Brasil y una vez más el Tate quedaba varado en octavos de final. Luego llegó el tiempo del campeonato local, no pudo entrar entre los cuatro mejores y además el eterno rival salió campeón.
El “Vasco”, más allá de los resultados adversos, nunca hizo jugar bien al equipo, no terminó de consolidar una idea de juego y como si fuese poco los hinchas jamás le dieron el visto bueno. En septiembre de 2021 se terminó su ciclo luego de perder ante Gimnasia de La Plata. Hay que subrayar que, a favor del ex entrenador, está la consolidación de varios jóvenes que hoy son piezas fundamentales para Unión.
Luego de Azconzábal pasó de manera interina Marcelo Mosset, quien ordenó a los jugadores en sus puestos y consiguió seis puntos vitales. El paso posterior a la transición tiene nombre y apellido de presente: Gustavo Munúa, un director técnico uruguayo que nadie registraba en Santa Fe.
La apuesta del nuevo DT fue obra de Roberto Battión y Alejandro Limia, los dos hombres que se encargan de la dirección del fútbol en la institución rojiblanca. Más allá de que al principio no conseguía los resultados, ya se apreciaba un cambio de timón en el armado del equipo. Y sobre el final de año llegó el gran triunfo en el clásico (3-0) y la clasificación a la Sudamericana 2022.
Ya destacamos la historia en la última Copa, pero a nivel local en el torneo Unión estuvo lejos de la clasificación entre los cuatro mejores (con varias derrotas consecutivas). La Copa tapó ese pobre rendimiento futbolístico y la pésima cosecha de puntos. La etapa inicial del nuevo campeonato lo tiene al Tate en una buena posición y con expectativas de poder dar pelea entre los de arriba.
En medio de todo esto hubo una dura pelea política que retrasó las elecciones algunos meses, se presentaron cuatro listas y volvió a ganar el oficialismo. Ese oficialismo que representa la figura de Luis Spahn sabe que en Unión se discute si se continúa por este presente, sin demasiadas complicaciones a la vista, o se toma carrera para dar un salto que lo haga pelear campeonatos.
Un lado de la biblioteca tatengue dice que por este camino en algún momento llegarán esas grandes alegrías. El otro lado argumenta que para llegar a esas alegrías hay que invertir en jugadores de mayor experiencia y con más jerarquía.
Por ahora Unión se aferra a Munúa y un grupo de jugadores jóvenes que ya tienen rodaje en el fútbol argentino. ¿Alcanzará para ese logro que todo hincha desea o en el próximo mercado de pases habrá que romper el chanchito?
Colón y Unión, con matices diferentes, debaten los caminos a seguir después de haber quedado afuera de las copas continentales.