Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile se postularon para organizar el Mundial 2030. La idea es celebrar los 100 años de la primera Copa del Mundo, cuando Gardel era más solicitado que Messi y Suárez juntos.
Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile trabajan en conjunto para organizar el Mundial de Fútbol 2030. La idea es celebrar la primera Copa del Mundo que se llevó a cabo en Montevideo, cuando Gardel era más solicitado que Messi y Luis Suárez juntos. El 2 de agosto hubo una reunión clave en el Estadio Centenario para acelerar el sueño mundialista.
El mate, el Río de La Plata, Carlos Gardel y el fútbol. Uruguay y Argentina pueden escribir y sostener una historia centenaria con esas cuatro patas de la mesa rioplatense.
Sin los termos bajo el brazo, pero con la pava lista para unos mates, los planteles uruguayos y argentinos pasaban los días mundialistas de 1930 con los tangos de un tipo que los de este lado del río dicen que es de acá, los del otro lado del río dicen que es de allá y los papeles dicen que nació en Tolouse, Francia. Sea de donde sea, resulta que dos años después de la final de Ámsterdam, Gardel estaba en Montevideo para cantarles a las dos selecciones.
El popular Carlitos tenía un antecedente reciente, había cantado para ambos equipos en París, luego de la final de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, donde los uruguayos se impusieron 2-1 y ganaron la medalla de oro.
El Zorzal Criollo intentó con su actitud limar asperezas después de aquella final donde se habían dado de lo lindo. Cuentan las crónicas que en su gira europea de 1928 tuvo la intención de aplacar los ánimos después del partido en Holanda con una colosal y entrañable fiesta en el cabaret parisino El Garrón, pero terminó a los sillazos y con un escándalo al por mayor.
Dos años después, en Montevideo y más prudente, pasó a visitar a las delegaciones por separado. Antes del debut mundialista de Argentina (le ganó a Francia 1-0 con gol de Monti) Gardel se acercó al plantel albiceleste e interpretó una serie de canciones que incluía "Patadura", un tango que menciona a Manuel Seoane (Independiente), Domingo Tarasca (Boca Juniors), Pedro Ochoita (Racing Club) y Monti (San Lorenzo de Almagro).
El 11 de julio estuvo junto a sus guitarristas en la concentración argentina en el hotel La Barra de Santa Lucía donde, según el diario La Razón (12 de julio de 1930), “llevó al campamento argentino la alegría de sus canciones”.
Cuando el cronista le pidió un pronóstico, Carlitos dijo: “El fútbol es más difícil de acertar que las carreras y ya sabemos que en el hipódromo no acierta nadie. Sin aventurar un pronóstico diré solamente que los rioplatenses serán de los más difíciles y que si llegan a la final, habrá que tirar la monedita para saber quién gana. Ambos son buenos y juegan un fútbol maravilloso y artístico y ahora que veo a los nuestros tan alegres y decididos, cabe esperar que, ganando o perdiendo, lo sabrán hacer como buenos criollos, es decir, con todos los honores”.
Mientras Gardel seguía con sus actuaciones en Montevideo, a dos días de la final entre celestes y albicelestes, el “Morocho del Abasto” visitó a los futbolistas uruguayos en el club Olimpia, donde compartió con ellos una comida, les contó chistes subidos de tono y les cantó Isla de Flores y La uruguayita Lucía. Se despidió en medio de abrazos y deseos de suerte para los “olímpicos”.
El “Zorzal” fue a ver algunos partidos de ambas selecciones, pero no presenció la final en el estadio Centenario, “no, muchachos, quise cantarles unos tangos y nada más. ¡No quiero que haya ganadores!”, declaró cuando le preguntaron si iba a ver el partido por el título.
La historia de la final es una de las más conocidas y recordadas, aunque no existan registros fílmicos. Pablo Dorado puso el 1 a 0 para los locales, Carlos Peucelle y Guillermo Stábile dieron vuelta la historia y Argentina se iba con un triunfo a los vestuarios. La garra charrúa se impuso en el segundo tiempo y llegaron tres goles de la mano de José Pedro Cea, Victoriano Santos Iriarte y Héctor Castro. La Celeste logró un 4 a 2 que convirtió a Uruguay en el primer campeón mundial de la historia.
Hacer un Mundial
A comienzos del siglo pasado la realización de un torneo internacional era un viejo anhelo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), nacida en Europa en 1904 para discutirle la supremacía inglesa de la Football Association. Ya en 1905 planeó un campeonato similar al que se desarrollaría en Sudamérica, sin éxito, por lo que tomó por un camino alternativo, se hizo cargo de la organización de la competencia en los Juegos Olímpicos, siendo Bélgica el primer medallista dorado en 1920. Un 25 de mayo de 1928 la FIFA decidió que era hora de independizarse y, un año después, eligió a Uruguay, el seleccionado más ganador de esos tiempos (medalla de oro olímpico en 1924 y 1928), y además en 1930 se cumplía el centenario de la constitución uruguaya.
Por aquel entonces Uruguay, pese a la crisis financiera y social del Crack del 29, vivía un período de crecimiento y modernización económica, motivos fundamentales para sustentar la propuesta apoyada por Italia y Argentina. Según cuenta el periodista e historiador uruguayo Luis Prats en La Crónica Celeste, “por ley -del 16 de mayo de 1930- se pusieron a disposición de la Asociación Uruguaya de Football 300 mil pesos oro ‘en calidad de subvención’ para la organización del torneo y 200 mil más en concepto de ‘préstamo sin interés’ amortizable en 30 años, para la construcción del field oficial”; el Estado Centenario, que no estaría terminado el 13 de julio, y que en varios sectores, aún conserva las leyendas de los hinchas que asistían a los primeros partidos con el cemento fresco.
Y así fue como se jugó el primer Mundial de Fútbol en Uruguay, del día 13 al 30 de julio de 1930 compitieron 13 selecciones, 7 de Sudamérica (Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú y Paraguay), 4 de Europa (Bélgica, Francia, Yugoslavia y Rumania) y 2 de Norteamérica (México y Estados Unidos). Se jugó en tres estadios: Pocitos, Parque Central y Centenario, donde se jugó la mítica final con algo más de 90.000 personas en las tribunas.
Vamos por el 2030
Un siglo después se repiten los deseos uruguayos de volver a tener un Mundial en casa, pero esta vez ya no solo es la casa charrúa, madre del fútbol mundial, también se suman otros vecinos sudamericanos: Argentina, Paraguay y Chile.
En un primer momento la idea de celebrar los 100 años del Mundial de 1930 tenía como posibles organizadores a Uruguay y Argentina, pero por una cuestión económica se le sumaron Chile y Paraguay. Pasaron casi cinco años (septiembre de 2017) de aquella foto de Luis Suárez con la Celeste y el número 20 y Lionel Messi con la albiceleste y el 30. Hoy la foto es absolutamente protocolar y con mucho peso político.
El retrato del 2 de agosto de 2022 es en el estadio Centenario de Montevideo tiene la presencia del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou; el presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez; el ministro de Turismo y Deporte de Argentina, Matías Lammens; la ministra del Deporte de Chile, Alexandra Benado Vergara; el secretario nacional del Deporte del Paraguay, Diego Galeano Harrison; el secretario nacional del Deporte del Uruguay, Sebastián Bauzá; los presidentes de las federaciones nacionales Ignacio Alonso Labat (Uruguay), Pablo Milad (Chile) y Robert Harrison (Paraguay) y el vicepresidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Rodolfo D'Onofrio.
El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, en primer término, hizo referencia al escenario como “el lugar donde la historia comenzó”, y entre sus palabras más destacadas expresó que "este deporte nos enseña los valores de jugar en equipo. Y por eso hoy estos países se unen para cumplir el sueño de un continente. El fútbol tiene una deuda con Sudamérica, la deuda de volver al origen de esta competición tan importante".
La sede del Mundial 2030 será adjudicada por la FIFA a principios de 2024, y dos de los cuatro países que integran la candidatura tendrán elecciones antes: Paraguay y la Argentina. De todas maneras, la idea es que el trabajo realizado hasta ahora se mantenga y siga adelante independientemente del color político de los gobiernos.
Domínguez habló de una “candidatura sustentable” y mencionó la posibilidad de que sean 14 sedes distribuidas entre los cuatro países. Hay que destacar que en 2030 ya se jugarán los mundiales con 48 participantes. “Somos cuatro países, cuatro federaciones y cuatro gobiernos. Este trabajo viene de antes y no va a terminar en esta gestión. Los uruguayos vamos a pelear por tener los partidos importantes, pero no va a ser un tema de discusión entre nosotros”, zanjó Bauzá, expresidente de la AUF y actual secretario de Deporte del Uruguay.
La presentación de todos los documentos de la candidatura en la FIFA tiene que ser a principios de 2023. Primero será un período de evaluaciones, luego habrá informes técnicos y como tercer y decisivo paso será sometida a votación en el Congreso de la entidad, que debe realizarse en 2024. Además de la candidatura sudamericana ya está en carrera España y Portugal, en los últimos días apareció la posibilidad de una organización tripartita entre Grecia, Egipto y Arabia Saudita, y también se especula con que Marruecos podría presentarse en soledad.
Vale recordar que la candidatura para el 2030 fue una idea original del expresidente uruguayo Tabaré Vázquez en 2005. Primero se sumó la Argentina, luego Paraguay y, más tarde, Chile.
El sueño de un Mundial en casa está en marcha, aunque ya empezamos a pensar y discutir en qué estadios, quién pone todos los dólares para las remodelaciones o nuevos escenarios, quién se beneficia, dónde se juega el partido inaugural y final, y otras cuestiones políticas, sociales y económicas que entran en la polémica cuando surgen estas posibilidades.