Lula recuperó su alianza con Marina Silva, su exministra de Ambiente. Bolsonaro tiene récords de incendios y deforestación. El futuro de la humanidad también se juega en la elección de Brasil.
Mientras los brasileños marchan a las urnas, todavía resuenan los asesinatos del periodista Dom Phillips, de The Guardian, y el indigenista Bruno Pereira, cuyos cuerpos fueron hallados en una zona remota de la selva amazónica, terreno de disputa con las industrias extractivas y el narcotráfico. Desde 2019, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se está fumando el planeta. Este 2 de octubre también se decide el futuro ambiental de la humanidad.
Lula da Silva, que nuca le hizo asco a la extracción de hidrocarburos, perfiló para estas elecciones una agenda más verde, reincorporando a sus filas a Marina Silva, su ministra de Ambiente de 2003 hasta 2008. Bolsonaro se mantiene en su línea: desacredita los datos sobre incendios y deforestación, a los que considera "la misma bobada de siempre".
"Es una noticia patrocinada por brasileños que trabajan contra el país, ahuyentan inversiones y generan muchas dificultades económicas", declaró Bolsonaro en septiembre de 2021. durante un vivo por redes sociales, y agregó que nunca había visto "a nadie hablando mal de su país como hacen los brasileños".
Lula se comprometió a combatir "los delitos ambientales promovidos por milicias, acaparadores de tierras, madereros y cualquier organización económica que actúe en contra de la ley". "Si soy Presidente no habrá minería en tierras indígenas. Los indios no son intrusos, estaban aquí antes de que llegaran los portugueses. Tienen derecho a una vida digna y cuidar de la Amazonía es más importante que ellos buscando oro", tuiteó en marzo.
Para Lula, el calentamiento global "es inequívoco" y las consecuencias de la crisis climática, "son inaceptables". Según su plataforma, es "imperativo defender la Amazonía de la política de devastación del actual gobierno".
El pulmón del planeta está en Brasil
La Amazonía representa el 40% del bosque tropical del mundo, con unos siete millones de kilómetros cuadrados distribuidos entre Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Guyana Francesa, que reúnen el 25% de la biodiversidad terrestre y la mayor cantidad de especies de peces que ningún otro sistema fluvial.
El 65% de la Amazonía está en Brasil, es decir, unos 5,5 millones de kilómetros cuadrados, y abarca más de la mitad del país. Administrativamente se organiza en nueve estados, delimitación conocida como la Amazonía Legal y que en 2005 albergaba al 55,9% de la población indígena brasileña, según la Fundación Nacional de Salud.
La principal causa de su deterioro es la deforestación, como resultado de la minería y la construcción de caminos ilegales, la tala indiscriminada y la usurpación de tierras para la agricultura.
Bolsonaro, el destructor
Desde su llegada a Planalto, Jair Bolsonaro acumula causas ante la Corte Internacional de La Haya, tanto por genocidio –debido a su tratamiento de la población durante la pandemia–, como de ecocidio, en razón de la devastación del Amazonas. Estos son algunos datos sobresalientes de lo sucedido en los últimos años.
• La última investigación del Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazonia, de mayo pasado, arrojó que la deforestación de tierras públicas de la Amazonía brasileña –sin incluir las públicas estaduales ni las privadas- se incrementó un 56,6% en promedio por año con Bolsonaro desde 2019 y que hasta finales de 2021 se destruyeron 32.000 kilómetros cuadrados.
• Sólo en 2021, desaparecieron 13.235 kilómetros cuadrados de selva: es casi el equivalente a todo el departamento 9 de Julio de Santa Fe.
• En 2021 el presupuesto de los organismos públicos de conservación ambiental se redujo un 71% con respecto a 2014, según la Universidad Federal de Río de Janeiro.
• El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) detectó entre enero y agosto pasados un aumento de los incendios del 16% respecto al mismo periodo de 2021, la cifra más alta en 12 años.
• Según INPE, desde 2010 las cuatro peores cifras de incendios en agosto coincidieron con el Gobierno de Bolsonaro: 30.900 focos en 2019, 29.307 en 2020, 28.060 en 2021 y 33.116 en 2022, con Pará y Amazonas entre los estados más afectados.
Con información de Télam