La cumbre de las Naciones Unidas sobre cambio climático concluye hoy. El texto exige que se presenten nuevas metas de reducción de emisión de gases de efecto invernadero y celebra que se hayan abordado los daños y pérdidas causados por el cambio climático, principal reclamo de los países del tercer mundo.
La presidencia egipcia de la 27° edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que finaliza hoy, presentó un borrador del informe final y ahora buscará que sea aprobado por los cerca de 200 países participantes. El texto exige que los países presenten nuevas metas de reducción de emisión de gases de efecto invernadero y celebra que se hayan abordado por primera vez los daños y pérdidas causados por el cambio climático, punto que era el principal reclamo de los países del tercer mundo.
En relación a esto último, el informe destaca que "por primera vez" se hayan incluido asuntos "relacionados con arreglos de financiación que respondan a pérdidas y daños asociados con los efectos adversos del cambio climático". Por otra parte, si bien se pedía una reducción gradual en todos los combustibles fósiles, el texto apunta solo al carbón.
Las negociaciones de la conferencia, que debía terminar ayer, se empantanaron, e incluso se llegó a temer que la Unión Europea se retire del debate por no estar de acuerdo con el texto presentado por la presidencia egipcia. En torno a esto, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, declaró que prefería "no tener un resultado que un mal resultado". El canciller egipcio Ameh Shukri, presidente de la COP27, declaró por su parte que "una vasta mayoría de las partes indicaron que consideraban el texto equilibrado" y que "puede desembocar en un consenso".
Sigue vigente el objetivo acordado en 2015 en París de limitar el calentamiento del planeta en 1,5 ºC respecto de la era preindustrial, meta que los informes de la ONU se han puesto en duda. Para esto resulta clave que los países asuman compromisos más firmes y concretos en materia de descarbonización.
Una vaquita entre los más poderosos
La COP27 comenzó el 6 de noviembre con una demanda novedosa y punzante: la creación de un fondo de pérdidas y daños destinado a los países que más sufren por la contaminación provocada por los países industrializados, teniendo en cuenta que más de la mitad de los gases de efecto invernadero provienen de Estados Unidos, China y Europa.
Para aceptar la propuesta, la Unión Europea presentó varias condiciones que complicaron las negociaciones. En primer lugar, postuló que se amplíe la base de donantes, y que países como India también aporten, a pesar de estar en vías de desarrollo. Y, en segundo terminó, exigió que se firme un compromiso explícito sobre mitigación para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento en 1,5º.
En el mismo sentido, el ministro de Medio Ambiente canadiense, Steven Guilbeault, expresó que "las contribuciones deberían incluir a todos los grandes emisores, como China, Arabia Saudita o Qatar". Por su parte, el delegado chino, Zhao Yingmin, pidió que "no se reescriba" el Acuerdo de París de 2015, que sentara las bases del compromiso actual contra el cambio climático recordando que la responsabilidad es común y diferenciada, es decir, que los países desarrollados deben contribuir mucho más en función de las emisiones que realizan y los recursos naturales que utilizan.
En 2009, los países desarrollados prometieron que a partir de 2020 se desembolsarían 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático y a disminuir sus emisiones y al mismo tiempo emprender la transición energética, monto que aún no ha sido completado y que debe ser aumentado a partir de 2025.