Juan José Panno y Oscar Barnade salieron a la cancha con un libro que merece la Copa. En el inicio de Qatar 2022, uno de sus autores nos invita a jugar un partido literario que empezó hace casi un siglo.
“La vida se divide en Mundiales”. Esa frase se leyó y escuchó varias veces cuando alguien intentó explicar la importancia que tiene una Copa del Mundo para buena parte de la humanidad. Cada uno sabrá si la vida le marca un antes y un después en cada Mundial, pero lo que todos sabemos es que desde 1930 el fútbol escribe una historia diferente cada cuatro años.
Desde aquella primera cita en Uruguay hasta el último encuentro en Rusia, el reciente libro Mitos y Leyendas en la historia de los Mundiales rescata futbolistas, técnicos y golazos literarios que terminan en una gran vuelta olímpica para el lector.
En esta oportunidad se juntaron dos jugadorazos del periodismo gráfico, Juan José Panno y Oscar Barnade. La experiencia y habilidad para jugar esta clase de partidos son dos puntos destacados para no dejar de leer esta nueva obra de la “literatura futbolera”. Y como si esa dupla fuese poco, Carlos Ulanovsky también dejó su sello en el prólogo y Miguel Rep en sus ilustraciones.
El “Nene” Juan José Panno, en un mano a mano con Pausa, devolvió todas las paredes con la calidad que lo caracteriza.
—¿Cuando le dicen la palabra “Mundial”, cuál es la primera sensación que le produce?
—Me dicen Mundial y me pasa lo que a la mayoría de los argentinos. Imagino que podemos salir campeones del mundo, que podríamos festejar unidos, que sería una fiesta extraordinaria y al mismo tiempo me preparo para la frustración porque aprendí que no se puede ganar siempre. Es que naturalmente somos candidatos, pero no los únicos. También se me amontonan los recuerdos de los Mundiales que viví, de lo que conocí y de las sensaciones más diversas que experimenté. Me siento un privilegiado porque viví de cerca ocho mundiales y este va a ser el noveno. Tuve la suerte de estar en México en el 86 el día de los goles a los ingleses y en la final, tuve la desdicha de ser testigo de la goleada contra Holanda en el 74 y cuatro años después la consagración contra casi la misma Holanda en el Monumental. Vi el gol e Maxi Rodríguez a México y el de Cambiasso a Serbia y Montenegro, y los penales contra Inglaterra en el 98 y fui con una banda de amigos a Rusia y me llevé en el 86 como trofeo la camiseta de Valdano, que ahora la doné para que se exhiba en la escuela TEA. Además, me pasa como a muchos futboleros que referencio mundiales con mi vida: mi hija nació en España 82, mi hijo antes de Italia 90, y así.
—¿Qué le cuenta al lector Mitos y Leyendas en la historia de los Mundiales?
—Básicamente es un libro de historias, salvando los abismos es como las Mil y una noches de los Mundiales, el libro está lleno de mitos, leyendas, curiosidades, biografías, perfiles, datos comparativos, detalles útiles e inútiles, surgidos en algún caso de nuestras propias vivencias o de la curiosidad periodística para ponernos a hurgar en la historia. Es una especie de viaje compartido de Montevideo a lo que puede ser Qatar, pero sin estructura cronológica. Uno puede agarrar el libro en cualquier tramo y da lo mismo. El valor del libro también está en los dibujos de un amigo, Miguel Rep, y el generoso prólogo de otro, Carlos Ulanovsky
—¿Por dónde pasó el placer de escribir el libro que comparte con Oscar Barnade?
—Por la sensación de que podíamos tirar mil paredes y devolvernos la pelota siempre redondita. Como cuando jugábamos en el potrero y decíamos “tomá”, cuando en realidad lo que queríamos era que nos dieran la pelota. “Tomá” es el equivalente a “dame” y autoriza al otro a que diga por su parte “tomá” para seguir el circuito de toque. Bueno, así nos entendíamos. Cuando nos sentamos a hablar del libro uno mencionaba a la transmisión radial absurda de Rivadavia en plena guerra de las Malvinas en la que no se podía mencionar a Inglaterra y obligaba a malabares verbales y el otro respondía con el jeque que anuló un gol o con la incentivación a los polacos en el 74; la increíble carta de Krol o las hazañas de Garrincha. Oscar Barnade es además un gran estadígrafo y el libro está lleno de datos muy significativos. También es divertido darnos cuenta cómo podíamos pasar de la leyenda literaria a la refutación periodística y encontrar el equilibrio.
—¿Qué historia, dato o anécdota mundialista contaría siempre en una sobremesa?
—Lo primero que se me aparece es mi grito desaforado en el gol de Di María a Suiza en el 2014, el final de la aventura (debería decir la odisea) que fue viajar de Rio de Janeiro a San Pablo. Habían sobrevendido el vuelo, me bajaron del avión que llegaba tres horas antes del partido y debí tomar otro que llegó con el partido ya empezado. Un taxi que voló desde el aeropuerto hacia el estadio llegó hasta donde podía y caminé bajo un calor infernal muchas cuadras (que me parecieron cientos de kilómetros) hasta que me di cuenta que nunca iba a llegar. De pronto descubrí que había una fan fest, con una pantalla gigante a la que le daba el sol y se veía muy poco. Entre el humo de los cigarrillos, los vahos del alcohol y el aroma de la marihuana alcancé a ver apenitas el gol argentino, me abrace con unos argentinos medio mamados que tenía cerca, que nunca había visto ni volveré a ver en mi vida mientras revoleaba la mochila con la computadora con la que se suponía que tenía que escribir después el comentario. Hacía décadas que no iba a una popular y como nunca me sentí un verdadero hincha. Contaría eso o hablaría de los goles de Diego a los ingleses, de la sala donde se hizo el Juicio de Nuremberg que pude visitar en el Mundial de Alemania o de cómo maquillaron la ciudad de Neza los mexicanos en el 86. En fin, muchísimas historias sobre lo vivido en cada Copa del Mundo.
—¿Con qué escritor Maradona podría tirar las mejores paredes?
—Con (Osvaldo) Soriano y con (Roberto) Fontanarrosa, especialmente, y también con (Eduardo) Sacheri y Juan Sasturain, tipos futboleros con los que él se sentiría muy cómodo. También con Osvaldo Santoro, el autor de un libro maravilloso: Literatura de la pelota.
—¿Cuál es el mito o la mentira mundialista más importante que millones de personas todavía repiten?
—Que el partido con Perú en el 78 estaba arreglado. Y no hay pruebas de eso, más allá de que la dictadura más sangrienta de nuestra historia pudo haberlo intentado. Hicieron cosas diez mil veces más terribles que eso, ¿qué problema iba a tener en arreglar un partido? Lo real es que Perú llegó eliminado; que Argentina por un sistema reglamentario absurdo sabía que estaba obligada a hacer cuatro goles; que ya le había ganado unos meses antes en Lima 3 a 1 con un gran paseo y que en los primeros minutos hubo dos jugadas claras de gol para Perú, que no fueron goles de milagro. Honestamente no creo que el partido estuviera arreglado.
—¿Quiénes son los 11 futbolistas (1930 al 2018) que no pueden faltar en el álbum Mundial?
—Uh qué difícil. No se los puede nombrar a todos. Pero bueno, Maradona, Messi, Pelé, Cruyff, Platini, Beckenbauer, Marzolini, Passarella, Garrincha, Puskas, Leónidas, Eusebio, Yashin, Jairzinho, Gerson, Rivelino, Obdulio Varela, Fillol, Schiaffino, Ronaldo el brasileño, Ronaldo el portugués, Stábile, Modric, Overath, Just Fontaine, Zidane, Mbapee, Eden Hazaard, Gerd Muller y siguen las firmas…
—¿Cuál fue el mejor Mundial de la historia?
—Todos tienen lo suyo. Es una pregunta muy difícil. El de México 86 tiene un gusto especial, único, pero ya se sabe que es por Maradona y por el título, pero también fueron buenos el de México 70 con un Brasil increíble, el del 74 por Holanda, el del Alemania 2006 que fue una fiesta de un pueblo que ya no tenía las culpas del primer Mundial.
—¿Además de jugarse en nuestra primavera-verano, qué particularidades le encuentra al Mundial de Qatar 2022?
—Que se va a jugar en una sola ciudad, cosa que tiene un antecedente en el 30, pero con solo 13 equipos; que por primera vez se va a jugar en un país árabe; que va a ser muy fuerte el choque de culturas, que va a ser caótico y a la vez va a ser futbolísticamente muy bueno porque hay grandísimas figuras en varios equipos.
—¿Cree que Argentina es una de las selecciones favoritas a quedarse con el Mundial de Qatar?
—Lo que creo es que puede ganarle a cualquiera o perder con cualquiera de los equipos más fuertes: Francia, Brasil, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Portugal, Dinamarca, Croacia. Veo un peligroso triunfalismo que puede provocar que un tercer puesto se tome como un fracaso, aunque sepamos lo difícil que es llegar a eso. Está bien el equipo, está bien Messi, soy optimista, pero vuelvo a lo que decía antes, se pude ganar o perder con cualquiera.