Del histórico 2021 no quedó nada: el 2022 para Colón fue año que llenó de ilusión con la Copa Libertadores y se destruyó con una serie de malas contrataciones, un director deportivo que no funcionó y cuatro técnicos en diez meses. Vignatti se equivocó demasiado.
Colón jugó con los extremos en un tiempo muy corto, pasó de dar la primera vuelta olímpica de la historia de Santa Fe en 2021 a salir entre los últimos en el torneo que finalizó hace dos semanas.
La autodestrucción que vivió el fútbol profesional sabalero en un espacio tan corto de tiempo tiene sus explicaciones, pero al mismo tiempo era muy difícil de presagiar luego del título que consiguiera en San Juan. Más allá que el año pasado no lo cerró de la mejor manera, ni los más pesimistas podían imaginarse un 2022 tan pobre.
Si hay que buscar el único punto positivo del año, apenas se puede rescatar una aceptable Copa Libertadores, ya que ganó un grupo durísimo y luego quedó en octavos de final ante Talleres.
El resto de la temporada fue mala: en lo futbolístico estuvo lejos de los objetivos básicos, como ingresar a la Copa Sudamericana, llegar lejos en la Copa Argentina, entrar a la fase final de la Copa de la Liga o terminar de mitad de tabla hacia arriba en el último torneo local. Y en el plano institucional Colón fue noticia por los reiterados actos de violencia que terminaron con la condena de dos dirigentes y varios barras.
En esta oportunidad hacemos foco en el plano deportivo, y desde ese lugar la dirigencia comenzó el año con la contratación de Julio Falcioni como DT y Mario Sciacqua como director deportivo. De esa manera el plantel profesional pasó de tener al entrenador campeón, joven (43), que se encargaba de todo el fútbol sabalero y exigía más para el futuro cercano, a un técnico que estaba a punto de dejar la carrera, con 66 años de edad y que en la última etapa no venía con buenos antecedentes de logros deportivos.
Y con respecto al “director deportivo”, un cargo al que José Vignatti nunca le agradó, Sciacqua era ese eslabón importante para asesorar con la compra o préstamos de jugadores y ser un nexo entre la comisión directiva y el DT.
Colón erró en casi todos los jugadores que contrató y Mario Sciacqua, responsable en esa función, jamás dio la cara en los medios de comunicación para explicar la llegada de tal o cual futbolista, y mucho menos para analizar los rendimientos de cada uno o la contratación de entrenadores.
Con Falcioni el equipo hizo una digna Copa Libertadores, pero le faltó fútbol y resultados para meterse entre los primeros cuatro de la zona y jugar la fase final de la Copa de la Liga. La eliminación del torneo continental fue el quiebre y el presidente Vignatti despidió al DT.
Adrián Marini tuvo su primer interinato por un partido (victoria ante Vélez), pero inmediatamente llegó Sergio Rondina. La llegada del “Huevo” será recordada como uno de los pasos más cortos de un entrenador en Colón, estuvo menos de dos meses, dirigió siete partidos y por perder dos le cortaron su gestión.
“Chupete” Marini nuevamente se vistió de DT de Primera, Vignatti lo usó siete partidos, de los cuales perdió cinco, y una vez más en el año el poderoso dirigente sabalero decidió cambiar de entrenador. Desde el 30 de septiembre al 24 de octubre se hizo cargo otro ídolo rojinegro, Marcelo Saralegui. El uruguayo le cambió el espíritu y el juego al plantel, el rojinegro ganó tres, empató uno y perdió dos.
Los cambios de entrenadores, la ida sin sacarle grandes réditos económicos de jugadores gigantes para la historia de Colón, como Burián, Lértora y Aliendro, la cantidad de futbolistas que no rindieron y la pésima campaña en los torneos locales son muestras de una comisión directiva que perdió el rumbo.
Y vale destacar que solamente estamos haciendo un balance de lo futbolístico, porque el agregado de la violencia y la situación judicial del tema es más grave que lo deportivo.
Colón equivocó el camino luego de dar la vuelta olímpica el 4 de junio de 2021 y todo lo que pretendía Eduardo Domínguez para que la institución crezca se pulverizó en pocos meses. Mientras tanto, Vignatti ahora prepara su dedo para apuntar a otro DT o seguir usando la idolatría de Saralegui.