La banda legendaria del rock argentino llega con su gira despedida a Tribus este sábado y en la previa entrevistamos a su cantante, Marcelo Moura.
Virus se presentará en Tribus Club de Arte mañana 12 de noviembre a las 21. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (miércoles a domingo de 18 a 00) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos). Esta semana Pausa dialogó mano a mano con Marcelo Moura.
Hablar hoy de Virus es palabra mayor. Pero cuidado, que para conseguir una reputación justa debieron pagar con el ninguneo de pares, naranjazos y ni que hablar de las veces que “por putos” los discriminaron en cantidad de lugares y situaciones. “Nos pasaba que, como le prestábamos tanta atención al sonido como a nuestro vestuario o la puesta en escena, no solamente que no lo entendía nadie, tampoco lo toleraban”, recuerda Marcelo Moura.
“Al principio, cuando no teníamos muchos recursos fabricábamos la escenografía nosotros mismos, desde buscar precios hasta pintar los paneles. Siempre tuvimos eso elementos como partes importantes del show”, agrega.
El músico es no solo un histórico de la banda (junto a su hermano Julio los únicos que estuvieron en todas sus etapas), sino también de la música argentina, una referencia para incluso para los que ya son clásicos modernos, como Miranda!, por poner un ejemplo. Activo, fresco y moderno, el sonido de Virus fue una bocanada a una escena que venía de años solemnes y que, con el fin del último régimen cívico militar, también trajo una forma de alegría necesaria y bailable.
Así lo afirma Moura, cantante de la banda desde el fallecimiento de su hermano, Federico: “Todas nuestras frases como ‘hay que salir del agujero interior’ y ‘a la vida hay que hacerle el amor’ delataban enseguida que nosotros veníamos con un discurso optimista, de empezar a disfrutar la vida como hasta entonces no habíamos podido.”
Uno de los ataques preferidos hacia la banda, en su momento, era su supuesta frivolidad en una época de tanta violencia, de terrorismo de Estado. Pero los tres Moura de esto no eran ignorantes, de hecho fueron víctimas: su hermano Jorge es uno de los 30 mil desaparecidos. El letrista del disco Wadu Wadu, Jorge Jacoby, había empleado justamente una “Estrategia de la alegría” para las canciones del álbum: “En medio de la tragedia, bailar y disfrutar de estar juntos puede ser vivido también como un acto político de tremenda potencia disruptiva”.
“Lo que queda es la obra”
Más de cuatro décadas después de su aparición en la escena, más de treinta años desde el fallecimiento de su figura más carismática y muchísimas formaciones más tarde, las canciones viven y andan solitas por todos lados.
Mucho más grandes que la banda en sí o el artista que las interpretó, como cualquier himno compuesto por un Charly o cantado por una Negra Sosa: “Hace poco estuve en Río de Janeiro y en una galería había una tele con un grupo haciendo ‘Pronta entrega’ en portugués, hace no mucho también me crucé a una amiga y me contó que su nena había cantado ‘Imágenes paganas’ en la escuela, chicos jóvenes que nos conozcan, bandas nuevas que versionen los temas, eso es lo más grande que te puede pasar, eso significa que lo que queda es la obra”.
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