Tomó las riendas de la AFA cuando las papas quemaban y apostó fuerte al convocar a Scaloni. El tiempo le dio la razón al de Barracas.
Después del Mundial 2018 llegó el tiempo de las decisiones fuertes y ahí Claudio Tapia tuvo que pilotear muchas presiones. Aunque no tenía la espalda ni la experiencia, el morocho de Barracas se plantó en una apuesta fuerte: Lionel Scaloni.
Inexperto al frente de un plantel profesional y con la carga de haber estado en el cuerpo técnico de Sampaoli (analista de los rivales argentinos), el presidente de AFA absorbió todas las presiones y no dudó en elegir al joven DT de Pujato.
Con el santafesino llegaron Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala. El cuerpo técnico argentino es cosa seria, son ex jugadores que se prepararon para el fútbol moderno y con toda la impronta de las selecciones nacionales. Y como si esos apellidos fuesen poco, en las categorías menores se sumaron Placente y Mascherano. Otro dato: César Luis Menotti es el director general de Selecciones Nacionales.
Argentina cambió de rumbo: apareció una idea de juego, el recambio generacional fue mérito del cuerpo técnico, llegó el título de la Copa América, la clasificación a Qatar, el orgullo, la felicidad total de Messi y desde el domingo nos dicen “campeones del mundo”.
Tapia encontró en la Selección su jugada más brillante y hoy, lejos de cualquier grieta, Chiqui unió a un pueblo y a todo el fútbol argentino.