Lionel Scaloni tomó lo mejor de sus antecesores y consolidó un estilo de juego que representó a todos los que aman el fútbol. El DT ya es parte de la historia grande.
El tiempo, la vida, los años de fútbol, las discusiones, Maradona, Messi, Menotti, Bilardo, Bielsa y su tercera posición, líricos, especuladores, los de allá, los de acá y los millones de directores técnicos que va pariendo el país más futbolero del mundo, a veces suelen aturdir, no dejar ver con cierta distancia un proceso, un contexto, un estilo, o simplemente la incorporación de miradas diferentes para un deporte que tiene tantas caras como las tuvo el último partido de Qatar 2022, la gloriosa final entre Argentina y Francia.
Pero algo pasó, quizás pasó Lionel Scaloni. La mirada del muchacho de Pujato nos cautivó y simplificó muchas cosas del fútbol. Con la misma profundidad y distancia con la que da una conferencia de prensa, nos llevó a observar a la Selección como si estuviese en un palco de teatro, cómodo, con todos los sentidos puestos para ver la obra, con la emoción y la razón a flor de piel, con la certeza de que la obra que estoy viendo va a trascender por los años de los años, con la sensación en el cuerpo de estar mirando algo diferente, que no admite comparaciones inútiles: es la certeza de estar gozando el presente después de un hermoso pasado, y casi en ese mismo instante chequear el GPS del fútbol argentino, el que ahora ya sabe el camino a seguir.
Menotti, Bilardo, Bielsa y Pekerman fueron determinantes para marcar un rumbo de alta competencia, un camino que tuvo estilos futbolísticos y de conducción muy diferentes, pero todos provocaron grandeza y respeto para un seleccionado que se transformó en uno de los más admirados en el mundo.
A los entrenadores mencionados, Lionel Scaloni los incorporó y procesó, como si los hubiese metido en ese electrodoméstico que se usa en la cocina. Se nutrió de ellos, no se contaminó de ellos. Scaloni trascendió toda grieta futbolera porque, en lo que procesó, ya está su glorioso camino. El pibe que miraba fútbol como DT en las tribunas de Matienzo (el club de Pujato que lo empezó a educar en este deporte), con poco más de 40 años supo sintetizar todo ese bagaje futbolístico y ponerlo en cancha para que lo disfrute el otro Lionel, el mejor del mundo.
Miró, estudió, procesó, ejecutó y ya trascendió. Lionel Scaloni es el cambio de era, es equipo y horizontalidad con nuevos paradigmas de liderazgos. Es Aimar, Samuel y Ayala. Es el cuerpo técnico que convocó a la nueva y desconocida generación, pero que no cayó en la trampa de barrer todo. Ahí siguen Ángel Di María, Nicolás Otamendi y –por supuesto– Lionel Messi.
Es ataque masivo, es defensa, es línea de cuatro, de tres y de cinco, es juego asociado, gambeta libre y contragolpe. Es equipo con Messi y será equipo sin él.
Lionel Sebastián Scaloni: la síntesis de nuestro glorioso fútbol argentino.