Para adelante como un rino

rinoceronte película

La película se estrenó en Alemania con éxito inmediato y, mientras sigue su camino internacional, empieza a generar expectativa con su llegada a las salas.

Un pibe jugando con la basura. Un chico solo rompiendo botellas en la calle, sospechoso por acariciar un perrito, merecedor de una limosna en forma de factura de crema. En los pelos desordenados y en sus mirada vacía, es posible calcular todo por lo que ha pasado el protagonista de esta película hasta el momento en el que empezamos a ver.

En esas historias mínimas se inspiran las manos de Arturo Castro Godoy, guionista y director de Rinoceronte. Filmada en pandemia, esta producción sigue a Damián (interpretado por el debutante Vito Contini Brea), un pibe de 11 años, solitario, de un barrio periférico que anda por la vida a su suerte, con una familia que lo destrata y maltrata hasta que servicios sociales lo llevan a un hogar de menores, contexto en que el cineasta supo ofrecer talleres durante bastante tiempo.

Así lo resume Castro Godoy: “Rinoceronte es una película sobre la rabia. La rabia de un niño separado de una vida solitaria y violenta que es todo lo que conoce, y la rabia de un asistente social que ve reflejadas sus cicatrices en las del niño. Es en ese encuentro donde Damián tendrá que aceptar, o no, la compañía y la posibilidad de algo nuevo. Leandro (Diego Cremonesi), por su parte, deberá entender que por más que quiera ahorrarle al niño las partes más difíciles del trayecto, lo único que puede hacer es llevarlo hasta la puerta y cruzar los dedos”.

Como podrá suponerse, no es para nada fácil convivir de un día para el otro con chicos y chicas que nunca se vieron y que, por distintas razones fueron institucionalizados. Ni en la ficción ni en la "vida real", pero tampoco en la ciudad de Santa Fe, donde son casi 500 infancias y adolescencias institucionalizadas y a cargo del Estado.

El derrotero por los distintos hogares, el aprendizaje de la dinámica en esa nueva vida y hasta su jerga, son naturalizadas y no se le explican ni al protagonista ni al espectador. Pero ojo, que esto no significa que no se entienda lo que está pasando, al contrario, el recurso refuerza el énfasis en lo que realmente quiere transmitirse. Rinoceronte no hace foco en una trama compleja ni en una historia increíble: su truco es el poner en primer plano las emociones de sus personajes ante las cosas que les suceden.

Depositar la importancia de esos sentimientos es una forma de contar la película que salió casi sin querer queriendo, como lo revela el director: “Es algo de lo que no me había dado cuenta hasta que me lo empezó a comentar la gente que la fue viendo”, dice el venezolano al teléfono con Pausa. Radicado y formado en Santa Fe, cuya corriente cinematográfica está especialmente influenciada por el neorrealismo italiano (que importó Fernando Birri de sus años en Europa), Castro Godoy hoy continúa ese legado y lo baja a lo que pasa en la ciudad que es su casa desde hace más de 20 años. “La preocupación por temas sociales, el trabajo con actores debutantes, sí, de hecho, películas como La tierra tiembla y Ladrón de bicicleta me marcaron la vida”.

Palmarés

El estreno de Rinoceronte fue en contexto de roce internacional. La primera función fue en el marco del Festival Internacional Schlingen de Alemania, donde cosechó cuatro premios: el Premio de la Ciudad de Chemnitz, el Best Film del Club de Festivales Junior, Premio del Jurado FIPRESCI y Mención Especial del Jurado Ecuménico. Además, el film quedó seleccionado oficialmente para el 48° Festival de Huelva de Cine Iberoamericano, en lo que será su segunda parada: “Para cuando estrenemos en sala ya tendremos un lindo recorrido previo, estos festivales son un apoyo muy importante”.

rinoceronte película
El director Arturo Castro Godoy junto al joven actor Vito Contini Brea, que interpreta a Damián. Foto: Marcela Pucci

En el ámbito nacional, Rinoceronte tuvo su estreno en noviembre pasado, cuando vio pantalla en contexto del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos.

Sinopsis

Damián es separado de una familia negligente y violenta, y llevado a vivir a un hogar de niños por intervención del Estado. Acompañado por Leandro, un asistente social con una historia personal similar a la suya, el niño tendrá que aceptar que su vida anterior quedó atrás y no va a volver, pero todavía es posible comenzar de nuevo.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí