El asesinato de Fernando Báez Sosa y la reciente condena de los ocho jóvenes que lo golpearon hasta matarlo pusieron el foco en una situación repetida desde hace mucho tiempo: las golpizas protagonizadas por rugbiers. Entrevistamos al titular de la Unión Santafesina de Rugby, Enrique Patrizi, para conocer qué impacto tuvo el caso y si algo cambió después de lo sucedido.
¿Se está haciendo algo en concreto para cambiar el mundo del rugby? En diálogo con Pausa, el contador Enrique Patrizi, titular de la Unión Santafesina de Rugby desde diciembre de 2022, dio cuenta de la posición de la entidad rectora de la disciplina en nuestra región.
–¿Cómo recibió usted en su momento la noticia del asesinato de Fernando Báez Sosa?
–Realmente fue un impacto conocer la noticia, conocer los pormenores de todo lo que pasó. Independientemente de qué hagan estas personas, esto fue un asesinato. Lo primero que tenemos que hacer nosotros es condenarlo y pedir lo que pasó, que se haga justicia, que se castigue de manera ejemplar a los autores, como se hizo. Algunos de ellos eran jugadores de rugby. Para mí, es independiente la actividad que hagan. No tiene nada que ver que lo que hacen cada uno de ellos, sino lo que pasó. Por supuesto, deben ser, como fueron, severamente castigados.
–¿En estos tres años, qué sentía usted cuando se referían a este grupo de jóvenes como "los rugbiers"?
–Por supuesto que no me gustaba. Se estaba estigmatizando una actividad por lo que habían hecho unos asesinos. El mismo Fernando Burlando –abogado de la familia Báez Sosa– pidió que no se los siga denominando “los rugbiers” porque no tenían nada que ver con lo que es el rugby. Estos chicos cometieron un asesinato. Siempre molestó la estigmatización de un deporte, no estamos de acuerdo. Nosotros tampoco podemos estar en la posición de pelear por estas cosas. Obviamente no me cayó bien, pero bueno. Hay que aceptar también las cosas como son.
–Haciendo un repaso rápido de noticias, durante los últimos años y en nuestra provincia, en 2017 cinco rubgiers atacaron a tres jóvenes en la puerta de un boliche y terminaron juzgados y condenados a dar clases de rubgy en la cárcel; en el mismo año, un grupo de jugadores de nuestra ciudad atacó a un taxista a la salida de un boliche, gritándole “Jodete por trabajar un domingo”; después de acosar a su novia, hubo un ataque de once rugbiers a un joven, que terminó con fractura de cráneo. Son algunos casos y solo en nuestra provincia. Hubo un hecho muy conocido en 2006, cuando tres rugbiers correntinos mataron a un joven en Brasil. ¿Por qué cree que sucesivamente se ven estos casos de jóvenes que juegan rugby y que se ven envueltos en golpizas grupales?
–Honestamente, yo no tengo explicaciones. Yo también veo que estos inconvenientes se plantean día a día, semana a semana, a la salida de los boliches, y muchas veces no son personas vinculadas al rugby. Yo no tengo dudas de que hay que trabajar en la concientización y el comportamiento de todas las personas vinculadas al deporte. Pero también hay una realidad. En el club están dos o tres veces por semana y el resto están con su familia. También creo que está en las familias corregir su comportamiento. Si nosotros lo circunscribimos únicamente al rugby le estamos cayendo a una actividad, pero durante el 90% de la semana están en otros ámbitos. Nosotros tenemos los jugadores tres veces por semana y el día de partido dos horas. Creo que también esto es un problema social. Todos estos individuos, en todos estos hechos, deben ser responsables por sus actos y deben ser juzgados y condenados. No voy a defender a nadie porque hago una determinada actividad, pero creo que también va mucho más allá, tenemos que entender el comportamiento que debemos tener los individuos en la sociedad.
–Recordará que tras el caso Báez Sosa, una figura importante del rugby como Agustín Pichot hizo una autocrítica, hablando de la naturalización de la violencia en el rugby, de los bautismos y de esta cuestión de salir e ir a pegarle a alguien en grupo. Incluso refiere a una escena en la que le pregunta a su hija que piensa de los rugbiers y ella los caracteriza “patoteros quilomberos y agresivos”. ¿Usted está al tanto de esta autocrítica que hizo Pichot?
–Sí, sí, sí, la hizo, la respeto, es la opinión de Agustín.
–No coincide.
–Es la opinión de Agustín. No tengo por qué discutirla, no tengo por qué polemizar sobre el tema. Es la opinión de Agustín Pichot y yo la respeto porque es una persona, es un referente. Ojo, esto se está trabajando muchísimo en el rugby, desde hace varios años. Hay proyectos sobre comportamiento, sobre la forma en que deben actuar los individuos que forman parte de los distintos clubes. Todos los clubes están trabajando las temáticas. También es un poco el comportamiento que tiene la sociedad en su conjunto. Peleas vemos todos los días. Al hijo de Valeria Mazza no le pegó un rugbier. Le rompieron la mandíbula de una piña y eso pasó la salida de un boliche. Hay un montón de hechos todos los días que la sociedad tiene que trabajarlos.
–La particularidad que se da es que hay un grupo específico que está vinculado a una disciplina. Son muchísimo más raros los casos de grupos de basquetbolistas, o futbolistas o nadadores...
–Nosotros jugamos partidos con cinco mil personas y no va un policía. Hay un montón de circunstancias que tiene el rugby y que también hay que destacarlas. Hay partidos de Liga Santafesina de Fútbol donde le destrozan los autos y rompen todos. Nosotros hicimos una final de torneo con más de cinco mil personas y no tuvimos un policía, no tenemos que recurrir a seguridad adicional, no tenemos que recurrir a nada. Acá hay un club de Ligas Santafesina de Fútbol que se desafilió por las agresiones a sus hinchas y sus jugadores.
–Me refería específicamente a la cuestión de los jugadores. Es extraordinario ver grupos de jugadores de otros deportes que participen de golpizas. No encontré ningún registro de eso. Le pregunto: La UAR, un día después del asesinato de Báez Sosa, hizo un comunicado diciendo que estaban generando un “programa específico de concientización” para que esos casos no sucedan más y que lo iban a implementar en las 25 uniones provinciales. ¿Ese programa existe, se está implementando?
–Sí, sí. Existe, se está implementando. Se llama Rugby 2030.
–¿Y en qué consiste el programa?
–En la concientización, el trabajo, reuniones, charlas, con especialistas, gente capacitada. Se realiza en todos los eventos UAR, se lleva a los distintos clubes. Se trabaja sobre todo con jóvenes. El que está a cargo de esto es Marcelo Loffreda, el ex jugador y entrenador.
–Y específicamente en la Unión Santafesina, ¿qué actividades concretas están haciendo en este sentido?
–Las que nos pide UAR en el marco de este programa. Hay trabajo con especialistas, psicólogos. También tengamos en cuenta que todo esto se tiene que desarrollar en los clubes. Nosotros somos una entidad de segundo grado, nosotros trasladamos toda esta actividad a los clubes. Es donde hay que trabajar, básicamente. Se aprovechan los eventos de gran convocatoria, como los campeonatos nacionales y ese tipo de eventos, para darle mayor difusión a todo esto, pero el trabajo es en los clubes. Se utilizó muchísimo todo el tiempo de pandemia con charlas virtuales, con trabajos virtuales. Se trabaja muchísimo. El rugby está preocupado por esto. No miramos para el costado, nosotros miramos con el costado. El rugby está preocupado y sabemos que tenemos que tratarlo a este tema.
–Hay una característica que se revela en el caso de Báez Sosa, en estos otros casos de golpizas a los que referí recién, y también en esa serie de tweets que se dieron a conocer de los jugadores actuales de la Selección, Pablo Matera, Guido Petri y Santiago Socino, que expresaban un fuerte componente de odio de clase, de odio racial, de xenofobia, incluso de antisemitismo. El odio racial y el clasismo, ¿está siendo abordados en el marco de este programa?
–Por supuesto. Lo primero que hay que decir es que esos tweets, esos comentarios, son absolutamente condenables y reprochables. Estamos absolutamente en contra y está fuera de lugar todo ese tipo de expresiones y de manifestaciones, así se trate de Pumas.
–Y en concreto, en este programa, ¿cómo se está abordando esto?
–Se está abordando, es uno de los puntos. Es un abordaje integral, no solamente el tema de la violencia, del alcohol y el consumo de estupefacientes. Va mucho más allá del tema de la violencia, está todo relacionado. Es mucho más profundo el tema.
–¿Quiénes son los especialistas que trabajan en esto en nuestra región?
–El que está trabajando este tema en la región es Marcelo Salamano, de Rafaela. El que estuvo trabajando este tema en la UAR es un español, Raúl Calvo Soler. Es un especialista que estuvo trabajando todos estos años, fue uno de los encargados de las charlas virtuales. Desde el año pasado la UAR se encarga de este tema con Loffreda.
A mí de todo esto fundamentalmente lo que más me preocupa es la estigmatización que se hace del deporte. Nosotros no negamos nada, lo que no me parece es que en función de todos estos hechos se estigmatice a toda la gente que practica rugby. Vos me hablas de hechos puntuales, con cinco, diez, doce personas. Nosotros hacemos torneos con la Unión Entrerriana y movemos diez mil personas por fin de semana. Entonces, que una mínima porción cometa este tipo de actos, me parece que se está estigmatizando un montón de gente que trabaja. Y este es un deporte prácticamente amateur, 99% de las personas que trabajan en este deporte lo hacen de manera amateur. Estigmatizar a todos por cuatro, cinco, diez, quince energúmenos, lo que sea, por ahí no me parece absolutamente justo.
–Siendo sincero: tengo 45 años en este momento; desde que soy chico, saliendo a la noche, siempre fue un tema cuidarse del grupo de rugbiers, incluso haciendo la consideración de que no todos los rugbiers ni todos los equipos del rugby santafesino son iguales… Los varones santafesinos sabemos de qué equipos son los que pegan. Por eso la preocupación principal y la reiteración en las preguntas. Hay un muerto: ¿cambió algo? Los varones que no jugamos al rugby salimos de noche y sabemos cómo es. Sabemos que así como hay que cuidarse de muchas cosas, hay que cuidarse de no empujar sin querer a alguno del grupo de rugbiers que está dentro del boliche. Sabemos, nos ha pasado. Por eso la preocupación para conocer qué se está haciendo en concreto para cambiar eso.
–Si, nosotros trabajamos, pero te vuelvo a repetir: el componente principal del comportamiento de los individuos pasa por la familia. Nosotros podemos sentarlos, hablarles, pero si en la casa no hay control... Yo tengo 63 años. Si nosotros como padres no nos preocupamos de adónde van nuestros hijos, que es lo que hacen, qué consumen... Esto lo hablo a título personal. Creo que también pasa mucho por ahí. El trabajo de la familia es fundamental, es la primera base de la educación de las personas. Si vos ves que tu hijo se junta con un grupo que no es conveniente, lo primero que le tenés que decir es que va a terminar mal. Así pasa en todo.