Es el primer trigo transgénico del mundo y su uso va acompañado por el glufosinato de amonio, un químico más tóxico que el glifosato. En nuestro país, que ya había aprobado su cultivo, la harina genéticamente modificada ya se vende a 25 molinos. Brasil y Argentina representan el 90% de los cultivos de trigo en América del Sur.
Brasil aprobó este viernes el trigo HB4 para su cultivo, producción y comercialización. Se trata de la primera semilla de trigo genéticamente modificada del mundo. Este evento genético no solo es resistente a la sequía sino también al glufosinato de amonio, un herbicida más tóxico que el glifosato. El gen fue desarrollado por la científica Raquel Chan en la Universidad Nacional del Litoral y es comercializado por el grupo Bioceres/Indear.
Días atrás, esa firma anunció que la harina transgénica ya se vende a 25 molinos argentinos y se mezcla con la harina convencional. La semilla es ofrecida a productores junto a un paquete tecnológico que incluye la venta del glufosinato de amonio.
Al conocerse la aprobación brasileña, la empresa celebró: "Esta aprobación, que se da luego de un riguroso proceso de revisión por parte de la Comisión Nacional de Bioseguridad, se suma a la que habilitó la importación de harina de trigo HB4 en Brasil en noviembre de 2021 y despeja el camino para la comercialización de la tecnología en ese país". Brasil y Argentina representan el 90% de la producción de trigo de América del Sur.
Argentina aprobó parcialmente el trigo HB4 en 2020, a través de la Resolución 41 del Ministerio de Agricultura, pero dicha medida estaba explícitamente supeditada a la aprobación brasileña. Brasil es el principal comprador de trigo argentino y las cámaras harineras de ambos países cuestionaron el uso de la semilla transgénica por su potencial contaminante para cultivos de trigo no modificados genéticamente.
Asimismo, colectivos ambientales de Brasil (Asociación Brasileira de Agroecología, Asociación Campesina Nacional, Instituto Brasilero de Defensa del Consumidor, entre otras) denunciaron que —mientras se discutía la aprobación brasileña en la CNTBio— en Argentina Bioceres ya ofrecía las semillas con la recomendación de usar dos litros como mínimo de glufosinato de amonio por hectárea. Diversos estudios demostraron que este químico tiene efectos neurotóxicos y genotóxicos sobre la salud humana.
Finalmente, a fines de 2021 Brasil admitió la compra y venta de harina HB4, sin referir al cultivo de la semilla. Esto generó un gris respecto a la legalidad de esos cultivos en nuestro país. En 2022, el gobierno argentino completó el trámite de habilitación de la semilla.
Pero Bioceres, contrario a lo que decía la normativa, ya estaba comercializando el trigo HB4 hacía tiempo. Por ejemplo, según un informe del Ministerio de Agricultura y de Indear, en 2021 se cultivaron en Santa Fe 4023 hectáreas y se cosecharon 8320 toneladas de trigo transgénico. Sin embargo, la empresa aún no informó dónde se radican esos campos.
Entre abril y mayo del año pasado, China aprobó la soja HB4 y Australia el trigo HB4. Este fue el impulso necesario para que la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria en Argentina diera el visto bueno para la comercialización de la semilla de trigo HB4. La decisión se plasmó en la Resolución 27/22.