Agua, industrias contaminantes, millones de personas afectadas y la desidia gubernamental. Todo eso, y más, es el Riachuelo, uno de los ríos más contaminados del mundo, en la mayor urbe del país. Este fotorreportaje indaga en las diferentes historias de personas que conviven cotidianamente en el lugar.
El Riachuelo no es sólo un río de ochenta kilómetros de extensión. También es un símbolo de Buenos Aires. Atraviesa la historia de la ciudad y también la atraviesa geográficamente. Es centro y borde al mismo tiempo. Toda la mitología de la identidad porteña clásica pasa por el Riachuelo: la niebla, el barco que llega cargado de inmigrantes o que muere herrumbrado.
El puerto como lugar para empezar una nueva vida, como escenario para recordar el pasado, para escribir tangos. La Boca se llama así porque es, justamente, "la boca" del Riachuelo. Y también puede ser el lugar por donde el río habla; o por donde escupe. En realidad, antes escupía: ahora las cosas pasan por su lecho como por la garganta de un muerto. En casi todo su recorrido, el Riachuelo tiene cero por ciento de oxígeno en el agua. Está ahogado en sí mismo, en gran parte gracias a las 4100 industrias que arrojan sus desechos sobre su cauce.
Por Sub, Cooperativa de Fotógrafos para Agencia TierraViva