La experiencia tuvo lugar en la provincia de Buenos Aires. Desde el Gobierno destacan el potencial de la planta por sus diversos usos y la posibilidad de generar divisas.
Con el apoyo técnico de la Universidad de Buenos Aires, equipos de la Secretaría de Agricultura, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y del Instituto Nacional de Semillas (INASE) la empresa nacional Industrial Hemp Solutions (IHS) realizó su primera cosecha de cáñamo industrial, luego de más de 50 años de experimentaciones y en el marco de las posibilidades que brinda el nuevo marco regulatorio en la materia. La experiencia tuvo lugar en Ferré, Chacabuco y Balcarce, provincia de Buenos Aires.
La sanción, en 2022, de la Ley de Cáñamo Industrial volvió a autorizar el cultivo de esta planta en Argentina. En ese marco, la empresa encargada del proceso es IHS, una firma nacional que se dedica a desarrollar localmente soluciones industriales de alto valor agregado a base de cáñamo. Con la autorización del Senasa y del INASE, logró ingresar al país genéticas de cáñamo de provenientes de diferentes regiones del mundo. Vale destacar que en Argentina el cultivo de esta especie estaba prohibido desde la década del 80.
Los usos del cáñamo van desde la industria textil pasando por materiales para la construcción, sustitución de polímeros plásticos por polímeros "naturales" e incluso la producción de alimentos. Argentina no cuenta con un banco de germoplasma (conjunto de genes que puede generar otra planta) para este cultivo. Es por esto que el INASE autorizó que IHS ingresara los materiales para realizar sus respectivas validaciones.
"El propósito es 'cañamizar' las industrias y facilitar la transición hacia las nuevas economías en pos de la creación de valor integral", expresó Maximiliano Baranoff, director de Innovación de IHS. Además, destacó el potencial del cáñamo industrial para la exportación y la generación de divisas.
Por su parte, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, destacó que "tenemos el objetivo de lograr el crecimiento de los cultivos de cáñamo para todos sus usos legales con el aporte y la innovación de nuestros organismos descentralizados y de las universidades argentinas". Al respecto, se informó que desde la Mesa Estratégica de Cannabis y Cáñamo Industrial del Senasa, se acompaña las evaluaciones que se vienen desarrollando en suelo nacional.
Será materia pendiente conocer de qué manera se implementará este cultivo respecto al cuidado ambiental y a un modo de producción que no redunde en un nuevo monocultivo.
"Cultivo estratégico"
Por su parte la presidenta INASE, Silvana Babbitt, expresó que el Estado nacional identificó al cáñamo como un "cultivo estratégico" y desde el organismo que dirige comenzaron a trabajar en ese sentido. La entidad se ocupa de la fiscalización y trazabilidad de los cultivos y del registro de las variedades de semillas.
"Trabajamos en cáñamo como lo hicimos con el cannabis medicinal y como lo hacemos con muchas especies vegetales, entendiendo que contar con buenos materiales de propagación es fundamental para construir una industria robusta, que permita rentabilidad y desarrollo local", afirmó la funcionaria.
En septiembre de 2022 la empresa IHS celebró un convenio específico con la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), bajo la coordinación del Ing. Agr. Daniel Sorlino del Grupo de Estudio y Trabajo en Cannabis (GET Cannabis) y titular de la Cátedra de Cultivos Industriales. Este convenio apunta a la evaluación de diferentes variedades de cáñamo, no sólo concentrándose en sus rendimientos, sino también en las propiedades de sus derivados para entender el impacto real que puedan llegar a producir en aquellas industrias que elijan migrar hacia el uso de estos biomateriales.
"Mediante un convenio entre la UBA y la empresa que lleva a cabo estas experiencias, es que nos sumamos a la investigación. Brindamos todo el apoyo necesario para el desarrollo de todas las variedades que tenemos en el país y su relación con el clima, particularmente en la zona pampeana. En esta primera experiencia buscamos adaptar la maquinaria al proceso de cosecha, y así tener un paquete tecnológico adecuado", afirmó Sorlino.