Estuvieron detenidas ilegalmente en el centro clandestino "Pozo de Banfield" y brindaron su testimonio ante la Justicia Federal. En la audiencia también se expresó la especialista Marlene Wayar, quien afirmó que el objetivo de la persecución al colectivo travesti/trans era "conseguir un perfil ciudadano obediente, nacionalista, enmarcado dentro del concepto de heterosexualidad obligatoria".
Las sobrevivientes de la dictadura, Carla Fabiana Gutiérrez, Paola Leonor Alagastino, Julieta González, Analía Mártires Velázquez y Marcela Daniela Viegas Pedro testificaron esta semana ante el Tribunal Federal 1 de La Plata acerca de los crímenes específicos que sufrió el colectivo travesti/trans durante el terrorismo de Estado. Fue en el marco de la Causa "Brigadas", que comenzó en 2020 y tiene a 15 represores acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos contra 442 víctimas en la provincia de Buenos Aires.
Esta semana fue el turno de cinco mujeres trans, que —contaron— durante la dictadura prostituían para vivir. En varias oportunidades fueron secuestradas en la calle por las fuerzas de seguridad y llevadas al centro clandestino de detención "Pozo de Banfield", que funcionaba en las Brigadas de Investigaciones de la Policía Bonaerense en la localidad de Banfield. Allí convivían presos comunes con personas detenidas por razones políticas que posteriormente fueron desaparecidas. Las cinco declararon que mientras estaban cautivas sufrieron torturas, vejaciones y violaciones.
La Agencia Presentes recordó que, en la misma investigación, ya había declarado Valeria del Mar Ramírez: la primera mujer trans que se convirtió en querellante en esta misma causa. Ella dio su testimonio en la jornada 88 de este juicio, donde contó las violencias y tormentos sufridos.
"En términos simbólicos la audiencia de hoy fue muy contundente porque parte de lo que venimos diciendo desde distintos lugares es que durante el terrorismo de Estado parte de la persecución también incluyó al colectivo travesti trans", dijo a Presentes la Auxiliar Fiscal Ana Oberlin.
Los acusados son Jaime Smart (a quien durante la transmisión se lo veía por la pantalla hablando por celular mientras una de las víctimas declaraba), Jorge Antonio Bergés, Roberto Balmaceda, Alberto Candioti, Carlos María Romero Pavón, Juan Miguel Wolk, Héctor Di Pasquale y Luis Horacio Castillo.
Los testimonios
Carla Gutiérrez contó que fue llevada varias veces a ese lugar, donde vivió un "calvario". Al respecto, relató: "Tenía 14 o 15 años. Me sacaron los zapatos que llevaba, me dejaron media desnuda, y para comer tenía que pedirle si tenían alguna sobra y para eso había que pagar. El pagar de ellos era con sexo!.
Por su parte, Paola Alagastino recordó que tenía 17 años cuando la secuestraron en 1977. "Pensaba que me iban a matar, pero gracias a Dios no sucedió. Fui muy maltratada, violada, [sufrí] cortes de pelo, palos. Pasé hambre, frío, y querían sexo. Y si no había sexo eran palos", testificó.
Ambas sobrevivientes declararon por videoconferencia desde Italia, donde residen actualmente. Explicaron que mientras estuvieron secuestradas en celdas individuales, en otro piso se escuchaban los gritos de las personas que eran torturadas. "Las luces vibraban", graficó Alagastino.
Analía Velásquez declaró haber estado seis o siete veces en el "Pozo de Banfield". Y rememoró: "He pasado torturas de todo tipo, [incluso] psicológico, me han violado, he escuchado cosas muy horribles por las noches. Continuamente se sentía la muerte; se sentían los gritos de las personas a las que les daban picana".
Marcela fue detenida-desaparecida a fines de 1978 o principios de 1979. Fue secuestrada una noche, encapuchada y llevada a un lugar que desconocía. A diferencia de las otras sobrevivientes, ella sí fue torturada con picana eléctrica. "Sistemáticamente me venían a buscar, me ponían una capucha, me tiraban en una cama, me ataban y me ponían ‘220’. Ellos querían que dijera los nombres de los chicos con los que salía, sus domicilios y de qué hablaban, pero mi única relación con ellos era sexual, no conocía siquiera sus nombres. No sólo eso; sino también me violaban y después me volvían a la celda", recordó.
Julieta González tenía 19 años cuando fue detenida ilegalmente en la Brigada de Investigaciones de San Martín y luego en Banfield. "Nos hacían cocinar, lavar los autos, limpiar y abusaban sexualmente de nosotras", dijo. También declaró que escuchó contantes gritos de dolor así como los llantos de un bebé que nació en ese lugar.
Marlene Wayar: "Hubo una reintensificación de la persecución"
La última en declarar fue la testigo especialista Marlene Wayar, psicóloga social y activista trans, quien explicó la persecución sufrida por el colectivo travesti/trans durante la dictadura. "En este período podemos marcar una reintensificación de la persecución y una especificidad para conseguir un perfil ciudadano obediente, nacionalista, enmarcado dentro del concepto de heterosexualidad obligatoria", explicó.
La experta sostuvo: "La travesti es la evidencia misma de esa disidencia. El cuerpo es la evidencia". Y completó: "Entendían a las disidencias sexuales en el ejercicio de la prostitución como una amenaza al pensamiento nacional, cristiano, familiero".