El 95% de los alimentos que consumimos proceden directa o indirectamente de los suelos; por eso es importante que las sociedades estén informadas y contribuyan a mejorar la salud de este recurso, porque, en definitiva, suelos sanos garantizan alimentos saludables.
Hoy es el Día Internacional de la Madre Tierra y la paradoja es que no la estamos protegiendo. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación amenazan la vida, y se vuelve necesario reducir de forma contundente las emisiones de los gases de efecto invernadero para detener el aumento de las temperaturas globales.
La gestión integrada de los recursos naturales es necesaria. No es menor el dato de que aproximadamente el 45% de las tierras de cultivo en América del Sur y el 74 % en Mesoamérica, están degradadas. En Argentina, más del 80 % del territorio cubierto por zonas secas se encuentra afectado por desertificación, la cual, en muchos casos, es causada por prácticas agropecuarias inapropiadas, así como la sobreexplotación forestal, lo que implica la pérdida de la biodiversidad y la degradación de los suelos.
El carbono orgánico del suelo es esencial para el desarrollo de una agricultura sustentable. Como dato alentador, un equipo de investigación del INTA, la Secretaría de Agricultura de la Nación (SAGyP), la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola, presentaron un mapa actualizado sobre la reserva de carbono orgánico presente en los suelos argentinos en los primeros 30 centímetros de profundidad, y en un estudio realizado sobre la base de esta información, estimaron que los suelos de la Argentina almacenan el 2% de la reserva mundial de carbono. El estudio completo puede encontrarse aquí debajo:
inta_mapa_cos_argentina_v5Cuidar la tierra es cuidar la biodiversidad. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presta colaboración técnica en varios proyectos en Argentina, entre ellos el de Pagos Basados en Resultados de REDD+ liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y con financiamiento del Fondo Verde para el Clima (FVC), el cual busca fortalecer la Ley 26.331 para lograr un manejo sostenible de bosques nativos.
El proyecto es el primero aprobado por el FVC para el país en el sector de uso de la tierra, y se preparó luego de que Argentina redujera la emisión de gases de efecto invernadero, en más de 165 millones de toneladas de CO2 equivalente, al evitar la deforestación durante el período 2014-2016, en las regiones del Parque Chaqueño, la Selva Tucumano Boliviana, el Espinal y la Selva Misionera. Esto ayudaría al país a alcanzar las metas trazadas en el Acuerdo de París, asociado al desarrollo sostenible de las comunidades locales, de las mujeres rurales y de los pueblos originarios que viven y dependen de los bosques.
La FAO también trabaja en agroecología, un conjunto de prácticas que demuestra que es posible y necesario producir alimentos preservando los recursos naturales para las generaciones futuras. En noviembre de 2022 colaboró en un diagnóstico integral sobre la implementación del Programa Provincial de Promoción de la Agroecología en Buenos Aires, para fomentar y ampliar la escala de producción de alimentos sanos, saludables y sostenibles.
El 95% de los alimentos que consumimos proceden directa o indirectamente de los suelos; por eso es importante que las sociedades estén informadas y contribuyan a mejorar la salud de este recurso, porque, en definitiva, suelos sanos garantizan alimentos saludables.
En este punto, es vital tener en cuenta que las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) también tienen un impacto negativo en el medio ambiente, y aprender a gestionarlas es clave para el cuidado de la tierra. En el mundo se pierde aproximadamente el 14 % de los alimentos desde la cosecha hasta los lugares de expendio. En Argentina se pierden aproximadamente 16 millones de toneladas de alimentos por año, lo que representa el 12,5 % de la producción agroalimentaria del país.
La FAO trabaja en la gestión de las PDA junto a entidades públicas y privadas. El Tablero Operativo de Mermas y Sostenibilidad de Alimentos presentado en junio de 2022, es un caso concreto de ese trabajo, ya que estima el desecho en el sector de comercio minorista de supermercados y en la industria de alimentos.
En relación con las PDA, en mayo próximo se presentará la Guía para Mercados Mayoristas Frutihortícolas: Buenas Prácticas para la Gestión de las PDA, en cuya elaboración cooperó la FAO, con la SAGyP y al Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires. Esta guía propone un enfoque basado en la economía circular para reducir las pérdidas y desperdicios, ofreciendo herramientas de gestión hacia la implementación progresiva de soluciones, de acuerdo con las posibilidades de cada mercado, y con beneficios para toda la comunidad.
Dado que solo quedan ocho años para intentar alcanzar la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030, y las pérdidas de alimentos en al menos 25%, el ritmo de las acciones debe aumentar, y para eso se precisa un trabajo colectivo. Importante es que las entidades públicas y privadas de todo el sistema agroalimentario actúen ahora a fin de cambiar el comportamiento de los consumidores.
Podemos ir hacia una transformación de los sistemas agroalimentarios. Se necesita tiempo, es un proceso, pero hay que desarrollarlo a través de la integración, sinergia y cooperación entre los diferentes actores y sectores. Una parte importante de la transformación es garantizar que la tierra esté sana, para seguir asegurando una alimentación saludable, inocua y diversificada.
Por Jorge Meza, Oficial Superior de Políticas para América Latina y el Caribe, representante de la FAO ad interim en Argentina y en Uruguay. Publicado originalmente en TELAM